Elecciones municipales

El PSOE entrega el poder a Podemos

Los líderes de Podemos (de izq. a dcha) Juan Carlos Monedero, Jesús Montero, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón aplauden tras la elección de Manuela Carmena
Los líderes de Podemos (de izq. a dcha) Juan Carlos Monedero, Jesús Montero, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón aplauden tras la elección de Manuela Carmenalarazon

La constitución de más de 8.100 ayuntamientos certificó ayer un vuelco hacia la izquierda en el poder municipal en España: la mayoría de las capitales de provincia serán gobernadas por alcaldes apoyados por pactos con los que la izquierda ha llevado a cabo un «cordón sanitario» al PP.

La constitución de más de 8.100 ayuntamientos certificó ayer un vuelco hacia la izquierda en el poder municipal en España: la mayoría de las capitales de provincia serán gobernadas por alcaldes apoyados por pactos con los que la izquierda ha llevado a cabo un «cordón sanitario» al PP, una estrategia en la que las diferencias han sido olvidadas en aras del único objetivo importante: desbancar a los populares del poder.

La decisión de Pedro Sánchez de dar la espalda al PP y pactar con Podemos y otras formaciones de extrema izquierda ha convertido a Pedro Iglesias en el triunfador de facto de unas elecciones municipales a las que, paradójicamente, su partido no se presentaba como tal. Su sonrisa ayer mientras observaba cómo Carmena era investida alcaldesa de Madrid estaba plenamente justificada.

Lo sucedido en las dos principales urbes españolas, Madrid y Barcelona, ejemplifica este cambio de paradigma y constituye ya un símbolo que a buen seguro será uno de los principales puntales de una campaña electoral para las generales que Iglesias declaró abierta apenas 24 horas después de que se cerrarán los colegios el 24-M. Al éxito de Carmena y Colau se suman otras cuatro importantes capitales donde candidaturas de izquierda apoyadas por Podemos se han hecho con el ayuntamiento: Zaragoza, La Coruña, Cádiz y Santiago de Compostela. En Valencia el alcalde investido ayer fue Joan Ribó, de Compromís, con el apoyo del PSOE y la candidatura apoyada por Podemos.

A cambio de convertirse en poco más que el partido bisagra de la formación de Pablo Iglesias, el PSOE ha pasado de gobernar en nueve capitales a hacerlo en 17. En 15 con el apoyo de las candidaturas apoyadas por Podemos y otros partidos de izquierda (Sevilla, Lugo, Valladolid, Segovia, Toledo, Ciudad Real, Córdoba, Huelva, Alicante, Oviedo, Castellón, Teruel, Lérida, Huesca, Palma de Mallorca y Las Palamas) y sólo una con mayoría absoluta (Soria). La factura que ineludiblemente tendrán que pagar las siglas del PSOE de cara a las generales por este giro a la izquierda radical preocupa a amplios sectores socialistas. Los escépticos con este «matrimonio de conveniencia» entre PSOE y Podemos y con la estrategia de «cordón sanitario» al PP no son ni escasos en número ni irrelevantes en las filas socialistas. Basta recordar las ásperas declaraciones de Felipe González a su vuelta de Venezuala cuando, tras ser preguntado sobre Podemos, afirmó: «Prefiero contestar a Maduro que contestar a los monaguillos».

Javier Arenas, vicesecretario de política autonómica y municipal, y Carlos Floriano, responsable de Organización, se encargaron ayer de hacer público el rechazo del PP a la «voluntad inequívoca» del PSOE de desbancar al partido del Gobierno del poder allí donde fuera posible. Para Floriano esta actitud «convierte a los socialistas en un partido sectario» que «sólo aspira a liderar a la izquierda» y no al conjunto de la nación. Para este político del PP la «obsesión» del PSOE contra el PP «violenta la voluntad mayoritaria». Arenas, por su parte, afirmó que con su política de pactos para aislar al PP, los socialistas «han renunciado a ser una alternativa de gobierno» para convertirse en un «partido bisagra» de Podemos. Rajoy calificó los pactos electorales de la izquiera desde su cuenta de Twitter como «sectarios y excéntricos».

La jornada de ayer fue amarga para el PP ya que, aunque sigue siendo la fuerza política que gobierna en más capitales de provincia, ha visto reducidas sus plazas de 34 a 19. El partido, que fue la fuerza más votada en 3.424 municipios, finalmente sólo investirá a 2.827 alcaldes. El coste de los pactos anti-PP es, por tanto, de 600 alcaldías en toda España. Si las candidaturas apoyadas por Podemos han propiciado que el PSOE recupere poder municipal, ha sido finalmente el apoyo de Ciudadanos, muchas veces en forma de abstención, lo que ha remediado la devacle total de los populares. Una llamada de última hora de la dirección del partido impidió un acuerdo entre PSOE y Ciudadanos en Almeria.

Los plenos de investidura también certificaron ayer el avance del PNV, que apeó a Javier Maroto de Vitoria y se hizo de esta manera con la Alcaldía en las tres capitales vascas. El revés de la moneda fue para CiU, que por primera vez sólo ha conseguido una capital de provincia en Cataluña (Gerona, donde gobernará Carles Puigdemont) algo que habla a las claras del coste que suelen tener para los partidos políticos tradicionales los pactos esperpénticos.

Por su parte EH-Bildu ganó en Pamplona, investidura que Cristina Cifuentes calificó como «la peor noticia del día» en su cuenta de Twitter. El alcalde de la capital navarra será Joseba Asiron, que recibió el apoyo de Geroa Bai, Aranzadi (la lista apoyada por Podemos) e Izquierda-Ezquerra. El resto de fuerzas lograron sólo una Alcaldía en capitales de provincia. Izquierda Unida (con el apoyo del PSOE) se hizo con el poder en Zamora. El BNG ganó en Pontevedra (también con el apoyo del PSOE). Finalmente, Coalición Canaria, gracias a un acuerdo con el PP, volverá a ocupar la Alcaldía de Santa Cruz de Tenerife.