Casa Real

El Rey remonta en las encuestas

La popularidad del Monarca aumenta y vuelve al nivel previo a 2012, según los sondeos internos de Zarzuela

La Razón
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La Casa Real quiso transmitir ayer su optimismo respecto a la valoración que los ciudadanos hacen de sus miembros. Periódicamente, la Institución monárquica realiza encuestas que no salen a la luz con el fin de pulsar la opinión pública, y ayer, fuentes de Zarzuela informaron de que la línea de aceptación respecto a la Corona es ascendente. Concretamente, en su núcleo duro: Jefe de Estado y sucesor a la Corona.

«Hay una apreciación muy sostenida del Príncipe, y lentamente en alza del Rey», resumen. La encuesta que la Casa realizó en diciembre de 2012, en la que se afirmó que la popularidad del Monarca se remontaba a los niveles previos al viaje de Botsuana ese mismo año, situó la puntuación del Monarca entorno a los 4,8 puntos, siguiendo los últimos datos del CIS en 2011, ya que Zarzuela nunca aporta cifras concretas. Este año, por el contrario, la puntuación se redujo a un 3,8% siguiendo el mismo barómetro, porcentaje que según las explicaciones de la Casa Real, habría incrementado. Eso sí: «Está lejos de los niveles de popularidad que tenía en 2007 o 2008». LA RAZÓN publicó recientemente –según una encuesta de NC Report– que un 63,5% de los españoles no es partidario de sustituir la Monarquía parar volver a una república. Algo en lo que ayer Zarzuela también insistió: «Hemos tocado fondo y se está produciendo una mejoría de la imagen de la Corona, apreciación que varía con las edades y es más baja entre los jóvenes». Y enfatizaron en que existe «una línea sostenidísima sobre la preferencia de la Monarquía frente a una república». Lo que, según su estudio, no habría variado ni aun cuando la Corona sufrió su mayor desgaste en las consultas demoscópicas. Este periódico amplió la información al perfil político, según el cual un 90% de los votantes del PP sería partidario, al igual que un 58,3% del electorado socialista.

El dato de que el Príncipe de Asturias se mantenga en un nivel alto de aceptación suscitó la pregunta de si, como sucesor del Rey, iría ampliando sus competencias institucionales, que no están recogidas en la Constitución. «El Príncipe lleva mucho tiempo teniendo una actividad muy intensa y la seguirá teniendo. Respecto al porcentaje de actividades, no podemos asegurarlo». La Casa Real ha llevado a cabo una serie de reformas estratégicas con el fin de catapultar la imagen de la Monarquía a los mismos niveles de hace décadas. El Jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, priorizó como objetivo en 2011 renovar la imagen de la Institución, para lo que puso en marcha un programa en el que fijó la austeridad y la transparencia como puntos fuertes. Aspectos que este año se han reforzado con la renuncia al «Fortuna», barco de la Familia Real y escenario de míticos posados en Mallorca durante las vacaciones, o la iniciativa de la Casa Real a sumarse a la Ley de Transparencia aprobada por el Gobierno.

La Institución está dispuesta a aplicar la Ley «con la mayor apertura posible y sin ninguna restricción», lo que significa que se dará publicidad a contratos, presupuestos y actividades de los que hasta la fecha no hay información pública. Al no ser la Casa Real una Administración pública, Zarzuela insistió ayer en la necesidad de encontrar fórmulas para encajar su voluntad de ser más transparente con el ámbito de aplicación de la normativa legal. De lo que, aseguraron, el partido de la oposición está también conforme.

En definitiva, la Casa Real apostó ayer por un mensaje positivo respecto a la valoración ciudadana del Jefe de Estado y, sobre todo, del Príncipe de Asturias como futuro de la Corona.

De los abucheos, «legítimos» pero «una falta de educación»...

En las últimas semanas, los miembros de la Casa Real han visto como los aplausos que siempre han recibido se intercalaban con abucheos en varios actos. Así, por ejemplo, a finales de mayo los Príncipes de Asturias fueron recibidos con gritos y pitos por el público que asistía a una representación de ópera en el Liceo de Barcelona y, a finales de junio, la Reina Doña Sofía oyó silbidos al acudir a un concierto en el Auditorio Nacional. En Zarzuela, sin embargo, no están especialmente inquietos. La Casa Real recalcó ayer que este tipo de manifestaciones son «legítimas» y que no se sienten preocupados por ellas, aunque reconoció que les «molestan» porque, en ocasiones, denotan «una falta de educación», especialmente cuando se producen en espacios cerrados y en encuentros a los que los miembros de la Casa Real han sido invitados. Además, en Zarzuela tienen en cuenta que se trata de una acción muy «minoritaria» pero que «desde el punto de vista informativo se destaquen más cuatro gritos de cuatro minutos que 40 aplausos». Asimismo, valoran que la imagen de la Corona está mejorando y, quizá por ello, confían en que estas muestras de rechazo se conviertan en todavía más minoritarias.

...al «estupor» con el que la infanta vivió el caso de las fincas falsas

El juez Castro, que instruye el «caso Nóos», imputó a la Infanta Doña Cristina el pasado 3 de abril. Ese mismo día, la Fiscalía Anticorrupción anunció que recurriría la decisión. Pronto se abrió un amplio debate mediático y la Casa Real tuvo que salir al paso. Un portavoz dejó claro «el máximo respeto» de la institución por las decisiones judiciales, pero mostró la «sorpresa» que le producía «el cambio de posición expresado por el juez en su resolución». Además, recalcó su «absoluta conformidad» con la decisión adoptada por la Fiscalía. Pocos días después, el juez Castro suspendió la declaración de la Infanta por la petición del fiscal y, al final, el día 7 de mayo la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Palma suspendió la imputación. Entonces, un portavoz de la Casa Real volvió a reiterar el «máximo respeto» de la institución por las decisiones judiciales. Asimismo, ayer la Casa Real tildó de «martitiro mediático» la instrucción del «caso Nóos», que se prolonga ya dos años, y reconoció que la Infanta vivió con «estupor» el episodio de las fincas falsas.