Galicia

El trato de favor a Besteiro abre otro frente entre Sánchez y los barones

Andalucía considera que «la crisis no está cerrada» y pide que se releve al líder del PSdeG de la dirección. Ferraz busca mantener a su hombre en Galicia para garantizarse el apoyo del territorio en las primarias de mayo

El líder del PSOE, Pedro Sánchez, cabizbajo en una comparecencia pública en Ferraz
El líder del PSOE, Pedro Sánchez, cabizbajo en una comparecencia pública en Ferrazlarazon

Piden que cese al secretario general del PSdeG y se cree una gestora como se hizo en Madrid. Ferraz se resiste para mantener el control de la federación gallega de cara al Congreso de mayo

La imputación del líder de los socialistas gallegos, José Ramón Gómez Besteiro, y la condescendencia para con él de la dirección federal de Pedro Sánchez amenaza con abrir un nuevo frente en la guerra soterrada que mantienen los barones y el secretario general del PSOE. El cierre en falso de la crisis auspiciado desde Ferraz que, sin embargo, mantiene a Besteiro al frente del partido en Galicia no convence a los territorios, que demandan una actuación más contundente y ejemplarizante en un momento crítico para la gobernabilidad, en el que los socialistas deben demostrar que están a la altura de los compromisos que asumieron con la ciudadanía el 20 de diciembre. Andalucía encabeza el sector crítico. La federación de Susana Díaz celebra la renuncia del líder de los socialistas gallegos a presentar su candidatura a la Xunta, pero considera que este paso a un lado es insuficiente y que su mantenimiento al frente del partido compromete la credibilidad de los socialistas en su lucha contra la corrupción.

«Esta crisis no está cerrada, ni mucho menos, no se puede dejar a un imputado por diez delitos dirigir el partido», señalan a LA RAZÓN fuentes del PSOE andaluz. En este punto, se preguntan: «¿Cuándo se va a dar voz a los militantes en este asunto?» y apuestan por que la permanencia de Besteiro sea transitoria o se cree una gestora como en Madrid hasta que el partido ponga en marcha un Congreso para elegir un nuevo liderazgo en Galicia. En el horizonte de todas estas actuaciones se encuentran las elecciones a la Xunta de octubre y el pilotaje de un proceso de primarias para elegir a un candidato alternativo a Besteiro y el propio calendario congresual del PSOE en el que Sánchez se juega revalidar su sillón en Ferraz. A Sánchez le interesa mantener a un secretario general afín como Besteiro al frente de la federación gallega para controlar el proceso de recogida de avales y de votación en este territorio de cara a las primarias que se celebrarán el 8 de mayo a la Secretaría General y en las que puede encontrarse enfrente a la mismísima Susana Díaz, si la lideresa andaluza decide dar el paso.

Además de al frente de los socialistas gallegos, Besteiro también mantiene su puesto como vocal en la Ejecutiva federal del partido. Un lugar del que no piensan removerle, por el momento. Su caso choca frontalmente contra lo acaecido en Madrid, salvando las distancias, cuando Sánchez desarticuló la dirección y defenestró a su secretario general Tomás Gómez –excluyéndole también de la Ejecutiva– ante las malas perspectivas electorales y dejando planear la sombra del escándalo del tranvía de Parla sobre su cabeza. En Andalucía se remiten también a este caso para explicitar las divergencias de criterio que exhibe la dirección federal, dependiendo de la afinidad que se mantenga con la dirección federal. A pesar de defender abiertamente su salida, los barones no valoran por el momento levantar la voz para exigir públicamente su cabeza. Las negociaciones de investidura de Sánchez vuelven a estar en estado embrionario y la vuelta a la casilla de salida no hace propicio alentar un clima de crisis y división interna en el partido. No obstante, líderes como el valenciano Ximo Puig marcaron claramente el camino de la «ejemplaridad» a su homólogo gallego, al señalar que «en el PSPV hay personas que no están ejercitando sus legítimas competencias en el partido por hallarse imputados». También otros dirigentes territoriales se muestran críticos en privado con el mantenimiento de Besteiro. «Ante cualquier indicio de corrupción, separación inmediata y preventiva del cargo. Eso es lo que nos piden los militantes y los votantes», destaca, al tiempo que puntualiza que los escándalos de este calado pasan «mucha factura al PSOE».

Esta división entre quienes piden que Besteiro abandone totalmente sus funciones y quienes defienden su mantenimiento como líder del PSdeG también se reproduce en Galicia, donde consideran que Sánchez le está dedicando un trato de favor por la buena relación que les une y alientan las dudas sobre si puede haber algo más. En todo caso, con el Código Ético en la mano, Sánchez no se verá forzado a mover un dedo hasta que se produzca la apertura del juicio oral y, salvado el escollo de la candidatura a la Xunta, no hace peligrar su pacto con Ciudadanos al no incluir imputados en las listas electorales. A pesar de no incurrir en ninguna irregularidad, el tratamiento de Sánchez a Besteiro ha vuelto a poner de relieve las diferencias de criterio entre Ferraz y los barones. Un capítulo más que añadir a la historia de desencuentros y guerra por el liderazgo del partido, que no dudarán en sacar a colación cuando el momento orgánico lo requiera: la batalla final.