Turismo

El «turismo basura» se come al bueno

La Razón
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¿Qué es el turismo basura?

Es el turismo de borrachera, que se caracteriza por atraer jóvenes extranjeros con ganas de fiesta a precios muy bajos. Pero la culpa no es sólo de esos viajeros, pues entran en juego empresas que se dedican a atraer visitantes con la excusa de emborracharse, con precios cerrados de vuelo y alojamiento y tours por los bares de la ciudad para beber chupitos. Sus anuncios son de gente tirada en el suelo y vomitando.

¿Dónde se localiza en España?

En el Mediterráneo, como por ejemplo en Lloret de Mar y Salou, en Sant Antoni de Portmany y en Magaluf. Es ahí donde no se está poniendo coto a esto. Los municipios se jactan de hacer ordenanzas para frenarlo, pero no se cumplen y apenas se ponen multas.

¿Por qué florece este tipo de turismo de baja calidad?

Los bajos precios, los pisos turísticos no reglados, el alcohol y la corrupción son las principales causas, pero lo que está haciendo que se extienda a otras ciudades, como al centro de Barcelona, es precisamente la brutal expansión de los alquileres turísticos, hasta el punto de que ya hay empresas que compran inmuebles y los dedican a alquilar, porque multiplican la rentabilidad en poco tiempo.

¿Cuáles son las soluciones?

Los hoteleros deberían tener la valentía de no vender sus habitaciones a turoperadores especializados en el turismo de borrachera. Pero, además, hay que controlar a los particulares que alquilan su vivienda sin control.

¿Las imágenes de la «turismofobia» nos restan credibilidad como destino?

Sí, pero los resultados económicos y las cifras de récord eclipsan los problemas reales que tenemos. Aquí sólo cuenta el número y poco se habla de los chicos que mueren porque se caen por un balcón. Parece que a nadie le importa, pero lo cierto es que el turismo basura se come al bueno. Nos deslumbra el oro de los huevos de esa gallina, pero así la estamos matando.

¿Hace falta más compromiso institucional?

Sí, porque es la industria más potente del país y hay que cuidarla desde todos los puntos de vista, incluido desde esa retaguardia que está creando situaciones tan complicadas como la muerte de jóvenes o los ataques a turistas por parte de los radicales independentistas. La administración local debe hacer cumplir las leyes, y desde Madrid hay que ser más duros con la normas de arrendamiento urbano, porque son un coladero.