Ciudadanos

Ignacio Aguado: “Arrimadas es la persona más preparada para dirigir Cs”

En la semana más convulsa del partido naranja, su líder en Madrid elogia el gesto de Rivera: «Ni Albert ni Cs son responsables de todo lo que sucede en España»

Ignacio Aguado, vicepresidente de la Comunidad de Madrid / Foto: Alberto R. Roldán
Ignacio Aguado, vicepresidente de la Comunidad de Madrid / Foto: Alberto R. Roldánlarazon

En la semana más convulsa del partido naranja, su líder en Madrid elogia el gesto de Rivera: «Ni Albert ni Cs son responsables de todo lo que sucede en España»

–¿Ciudadanos ha pagado todos los errores de Rivera?

–Rivera no es el responsable de todo lo que sucede en España, y Ciudadanos, tampoco. Como partido y como país hemos pagado un precio muy alto por la dimisión de Albert. Que la CUP entre en el Congreso y salgan personas como Rivera es muy malo para España. Sánchez ha utilizado todos los recursos que tenía a su alcance para dividir a los españoles y tiene un Congreso dividido y un país ingobernable. Las grandes reformas que necesitamos sólo pueden salir con un centro político fuerte.

–Entonces la responsabilidad de Ciudadanos es histórica. Se lo digo por los frutos que han recogido de la gestión que han hecho de los buenísimos resultados electorales de abril.

–Nosotros tendremos una parte de responsabilidad, pero no toda. Es legítimo votar como se ha votado, pero hay que decir que el resultado es desastroso para el interés general. España no se puede permitir que desaparezca el centro político. En lo que nos afecta como partido, hemos abierto un plazo para analizar qué ha pasado y en esa labor de análisis y autocrítica trabajaremos en los próximos días.

–Pero usted, ¿a qué conclusión ha llegado esta semana? ¿Tenían razón quienes dijeron que el camino debía ser el acuerdo con el PSOE?

–Puede que hayamos comunicado mal nuestra estrategia, pero el PSOE no quiso pactar nunca con nosotros. La noche electoral de abril ya se escuchó en la calle el grito de «con Rivera, no». Sánchez siempre ha considerado que nosotros somos su enemigo y que su socio preferente es Podemos. Cuando vimos que íbamos de manera inexorable a unas nuevas elecciones fuimos el único partido que puso encima de la mesa un pacto con tres condiciones para intentar evitarlo de la mano del PP. Eran muy sencillas: que se activara el requerimiento del 155, que en Navarra se gobernara con el bloque constitucionalista en lugar de con Bildu y que no se subieran los impuestos a la clase media. Sánchez nos llevó a elecciones. Dijo que era imposible el acuerdo con Podemos y 48 horas después de las elecciones ya lo ha firmado. Nunca he visto a nadie con tanta falta de escrúpulos, se ha burlado de los españoles diciendo una cosa y haciendo la contraria.

–¿Quizás no es que comunicaran mal, sino que sus votantes pensaron que habían abandonado el centro político?

–Cada votante habrá actuado conforme a lo que ha entendido que era lo mejor, y no voy a entrar a juzgar. Pero viendo la foto fija no sé si los españoles podemos estar más satisfechos hoy que hace una semana. La situación se ha complicado, hay más polarización, se han reducido los espacios para los planteamientos de centro y tenemos un enfrentamiento entre bloques que margina al único partido que plantea una solución de diálogo, que es Ciudadanos.

–Si son los que plantean una «solución de diálogo», ¿por qué no se mueven del «no» a Sánchez? No serían necesarios los votos de Esquerra en la investidura.

–La alianza con Iglesias es incompatible con nosotros. La salida sólo puede venir de un pacto constitucionalista y sostenido en un consenso sobre diez grandes cuestiones, como la política para frenar al independentismo, la lucha contra la corrupción, las políticas de natalidad, contra la despoblación, para bajar impuestos o el pacto en educación. A los políticos nos pagan para que nos ocupemos de las cosas que importan, y no para que estemos todo el día hablando de los huesos de Franco o del aborto. Hasta en lo económico vienen curvas y, por eso, es el momento de buscar grandes acuerdos.

–¿Cómo pueden remontar esta crisis tan profunda? Parece que en la etapa del PP de la corrupción vivían mejor, ¿no? Porque cada vez tienen menos espacio para un discurso diferenciado.

–La remontada vendrá de hacer lo que estamos haciendo. Albert ha dado una lección de ejemplaridad con su forma de asumir responsabilidades y la renuncia incluso al acta de diputado. No lo hicieron ni Sánchez ni Casado y eso que tienen el honor de haber llevado a sus partidos a sus peores resultados. Nosotros abrimos ahora una etapa que nos lleva a un Congreso y vamos a dedicarnos a reconstruir el centro político porque sabemos que España lo necesita. Tenemos el mejor equipo y en las cuatro comunidades en las que gobernamos hay estabilidad y reformas gracias a nosotros.

–¿Usted presentará su candidatura en ese congreso para liderar Ciudadanos?

–La persona más preparada y con más capacidad para aglutinar al partido es Inés Arrimadas. La decisión es suya. Todos la estamos animando a que se presente, pero es ella la que tiene que dar el paso. Hay que respetar sus tiempos, aunque, sin duda, es la persona más idónea.

–Si ella no lo da, ¿lo dará usted?

–No contemplo otra opción que la de que sea ella.

–Por fin una mujer candidata a La Moncloa.

–Sería fantástico. Es una mujer querida dentro del partido, con una gran valía y ha demostrado que puede ganar elecciones, como hizo en Cataluña. Yo trabajaré con ella codo con codo.

–¿Qué es lo que le da más vértigo del futuro de Cs?

–Me preocupa más España que Ciudadanos. Los partidos son sólo herramientas para transformar la sociedad. No entiendo el poder como un fin en sí mismo sino como un medio para cambiar las cosas. Miedo o vértigo no tengo, hay que sustituirlo siempre por ilusión. Albert nos ha dejado un legado magnífico: un partido con un equipo espectacular y con implantación en toda España.

–¿Es el momento de abrir la puerta a los que abandonaron Cs por no estar de acuerdo con la política de pactos?

–No se debe cerrar la puerta a nadie que quiera trabajar por construir un país de ciudadanos libres e iguales. Los partidos que se blindan hacia afuera están condenados al fracaso.

–¿Les está invitando a volver a Ciudadanos?

–Tomaron una decisión por motivos personales o políticos, pero los partidos deben tener siempre las puertas abiertas. Ellos se fueron, pero también hay que decir que se han producido otras incorporaciones al equipo muy valiosas.

–¿A qué atribuye los malísimos resultados que han conseguido en Cataluña?

–A los partidos liberales y de centro nos viene muy mal la polarización. Que se vote con las tripas en lugar de con la cabeza, y los debates que buscan el discurso de choque y los bandos. Hay que reconocerle al PSOE que es un maestro en forzar estas situaciones.

–¿Cs debe ser un partido bisagra, capaz de entenderse a derecha y a izquierda?

–Debemos ser un partido que tengamos como bandera la utilidad y el pragmatismo. Además de defender la unión de los españoles y los valores liberales y centristas. Y esto en cada momento tendrá que traducirse de una manera. Habrá momentos en que nuestra función será formar parte de gobiernos y en otras, no. Pero nuestra principal fortaleza debe ser que somos un partido útil que aporta moderación.

–Tras la campaña, conocemos mejor las posiciones de Vox. ¿Opina ahora que es un partido de extrema derecha?

–Es un partido ultraconservador. Con el que puedo coincidir en la defensa de la unidad de España, pero no en la lucha contra la violencia de género, ni en su apuesta por la proliferación de armas, por ejemplo. Pero, más allá de esto, creo que todos los partidos tenemos que hacer un esfuerzo por entendernos porque siempre se pueden buscar puntos de acuerdo que nos ayuden a avanzar. Crear muros infranqueables sobre la base de nuestras diferencias es un error.

–¿Ni a pesar del coste electoral se arrepiente de sus acuerdos con el PP y con Vox?

En absoluto fueron una equivocación. Marcamos líneas rojas con respecto a Vox que nunca se traspasaron. Y gracias a nuestros gobiernos con el PP, se están desarrollando reformas importantes.

–¿Ayuso y su equipo actúan con lealtad hacia usted?

–La lealtad la entiendo con respecto a los ciudadanos. Entre nosotros debe haber una relación de confianza. Y se está construyendo. Venimos de una etapa en la que éramos dos partidos adversarios, y cuando te sientas en una misma mesa con tu adversario político tiene que pasar su tiempo hasta que los recelos van siendo superados. Yo estoy mucho más contento de cómo funcionan las cosas ahora que antes, y supongo que ellos también. Ahora hemos conseguido ir a una velocidad de crucero y sólo pedimos estabilidad y que se nos deje trabajar. Cuando lleguen las elecciones de 2023, que cada uno vote lo que quiera.

–¿No tiene ya ninguna duda del pasado de Ayuso?

–Si tuviera alguna duda sobre su honestidad y honradez no estaría gobernando con ella. Creo que no hay nada que pueda afectar a la viabilidad del Gobierno que estamos construyendo. Somos dos partidos distintos, pero tenemos voluntad de formar un gobierno unido y eficaz. Cada día que pasa somos una orquesta que afinamos mejor.