Cataluña

ERC ve una «mano negra» convergente en el caso Vidal

Los republicanos reconocen que las declaraciones del ex senador son «un escollo» para aupar a Junqueras a la Generalitat, que busca parar ese golpe con unas elecciones anticipadas

Junqueras y Puigdemont en Barcelona el pasado 24 de enero en su fracasada conferencia sobre el referéndum independentista
Junqueras y Puigdemont en Barcelona el pasado 24 de enero en su fracasada conferencia sobre el referéndum independentistalarazon

Los republicanos reconocen que las declaraciones del ex senador son «un escollo» para aupar a Junqueras a la Generalitat, que busca parar ese golpe con unas elecciones anticipadas

La guerra está abierta. Las tensiones soterradas, y hasta la fecha disimuladas públicamente entre el PDECat y Esquerra Republicana son ya un clamor tras el escándalo del suspendido juez y dimitido senador de ERC Santi Vidal. La desconfianza entre el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y el líder republicano Oriol Junqueras, crece por momentos, entre acusaciones mutuas de enturbiar «el procés». Dirigentes de ERC ven en la difusión de las declaraciones de Vidal «una mano negra» de la antigua Convergencia para dañarles electoralmente y culparles de entorpecer el referéndum soberanista. Según fuentes republicanas, Oriol Junqueras mantuvo una reunión con la cúpula de su partido el pasado viernes, poco antes de que la número dos, Marta Rovira, exigiera a Vidal su acta de senador y les lanzó un contundente mensaje: «Nos han metido en un buen lío, un gol en toda regla».

Por su parte, en el PDECat no ocultan su malestar porque Junqueras se haya puesto de perfil ante la crisis. «Este pastel es suyo», aseguran los convergentes, tras destacar que la portavoz, Neus Munté, hubo de salir a la palestra frente a la inhibición de sus socios. Según fuentes del PDECat, Junqueras intenta salir indemne del escándalo Vidal, no comparecerá en el Parlament, tal como reclama toda la oposición, y delega las explicaciones en el número tres de ERC, Lluis Salvadó. Hurgar en la herida republicana y demostrar que Puigdemont y Convergencia son quienes dan credibilidad al «procés», constituyen ahora la estrategia de la Generalitat. En las filas de ERC la tensión es enorme y reconocen que las explosivas manifestaciones de Vidal son «un escollo» en su camino hacia la presidencia de Cataluña. Además, según las mismas fuentes, Vidal está recibiendo muchas muestras de apoyo de las bases del partido y organizaciones independentistas.

El tiempo corre en medio de los dos objetivos de Carles Puigdemont y Oriol Junqueras. El presidente de la Generalitat planea una trampa al líder de ERC: convocar el referéndum y provocar la inhabilitación de Junqueras, algo que a él no le importa, dado que ya ha anunciado su renuncia a ser candidato. Por el contrario, para el republicano sería un golpe tremendo en su eterna aspiración de ser presidente, lo que vaticinan todas las encuestas. Por ello, la estrategia de Junqueras es forzar la convocatoria de elecciones autonómicas y culpar de paralizar la consulta a Puigdemont. Éste juega con ventaja, ya que la potestad de convocar el referéndum corresponde al presidente de la Generalitat y, aunque solo sea con un día de diferencia, la suspensión del Tribunal Constitucional sería inmediata. El as de Puigdemont es la consulta, inhabilitar a Junqueras y marcharse a su casa. Para el republicano, las elecciones sin referéndum son su única salvación.

En el entorno de Puigdemont aseguran que está muy molesto desde su aparición en un programa de TV3, dónde un grupo de ciudadanos le pusieron contra las cuerdas. Los convergentes acusan a Esquerra de estar detrás de este hecho: «Fue un montaje para desgastar al presidente», denuncian. En ERC lo niegan, pero admiten esa «mano negra» para difundir las declaraciones de Santiago Vidal como reacción al acoso televisivo. Matizan que las opiniones de Vidal no eran nuevas, pues las repetía pueblo a pueblo, militante a militante en muchas ocasiones. Sin embargo, la gravedad de las mismas aparecidas en un medio de comunicación nacional forzaron a Junqueras a exigir su renuncia, en una escueta reunión entre el juez suspendido y Marta Rovira, fuera de la sede del partido, y que duró dos minutos. Mientras en el PDECat sacan pecho presumiendo de hacer creíble el «procés», los republicanos exhiben su propio músculo: «En ERC, el que la hace, la paga», aseguran sus dirigentes. A pesar de todo, el daño ya está hecho y las tensiones en el Govern son evidentes.

Las sospechas de que Convergencia está detrás del caso Vidal crecen en ERC al recordar que sus opiniones eran «vox populi» en círculos independentistas. El pasado mes de noviembre, Puigdemont y Junqueras viajaron a Madrid para arropar a Francesc Homs, el día de la votación en el Congreso del suplicatorio previo a ser juzgado en el Tribunal Supremo por el 9-N. Según fuentes republicanas, Santi Vidal acudió al almuerzo celebrado entre ambos con varios dirigentes de sus partidos y comentó algunas de sus manifestaciones. «Hay que mantener vivo el ánimo de nuestra gente», les aseguró. Pese a su gravedad, nadie de La Generalitat ni del PDECat tomó cartas en el asunto y Vidal siguió su hoja de ruta como conferenciante estrella del independentismo en numerosos municipios de Cataluña, asambleas del partido y organizaciones secesionistas como la ANC. Su repercusión mediática ha sido el detonante de su caída en desgracia.

Así pues, las espadas están en alto. En la Generalitat y el PDECat desvían todo el conflicto hacia Esquerra, mientras la oposición exige la comparecencia de Junqueras que, de momento, ha delegado en Lluis Salvadó. En el Palau y en ERC ya no ocultan los recelos mutuos, y el tiempo se acaba. Puigdemont quiere convocar a toda costa el referéndum sin importarle las consecuencias penales, que sí son letales para Junqueras. En La Moncloa observan al detalle el espectáculo y el alcance de este escándalo en la operación diálogo. Y, como dicen varios políticos constitucionalistas, «las heridas de Vidal agrietan aún más el festival soberanista»...