Podemos

Errejón prepara la venganza dos meses después de la purga en Vistalegre

El ex número dos se centra en ganar posiciones en Madrid para ser candidato y poder así volver a disputar el liderazgo del partido a Iglesias. Considera que el «show» en el Congreso desgasta el discurso transversal que defiende para aumentar apoyos en las urnas

El Palacio de Vistalegre, en el barrio madrileño de Carabanchel, fue el escenario de la segunda Asamblea Ciudadana de Podemos en febrero
El Palacio de Vistalegre, en el barrio madrileño de Carabanchel, fue el escenario de la segunda Asamblea Ciudadana de Podemos en febrerolarazon

Esta semana se han cumplido dos meses de una fecha luctuosa para los errejonistas: la asamblea ciudadana de Vistalegre que certificó, de un solo golpe, el liderazgo de Iglesias y el ostracismo del que hasta ese día fue su mano derecha, Íñigo Errejón. Las ocho semanas que han transcurrido han visto como el ex número dos perdía la portavocía del Congreso en favor de Irene Montero y como la guardia pretoriana de colaboradores que implementaron su estrategia en todas las campañas electorales que había dirigido eran sometidos a una purga de cargos medios análoga a la que tuvo lugar tras la derrota de «Recuperar la ilusión» en las primarias de Madrid.

Fuentes del sector errejonista confirman sin embargo que Errejon ya trabaja en el diseño de la estrategia y en la formación del equipo con el que intentará ganar la presidencia de la Comunidad de Madrid en las elecciones que previsiblemente tendrán lugar en 2019. Como la experiencia en Vistalegre II demostró dolorosamente, aquel que controla la maquinaria administrativa del partido es quien finalmente establece las reglas y, como ocurrió el febrero, quien termina por imponerse. Por esta razón, y consciente que la dirección del partido en Madrid está alineada mayoritariamente con Iglesias, el equipo de «Recuperar la ilusión» trabaja para crear estructuras paralelas de partido que le permitan, cuando llegue 2019, contar con musculatura organizativa propia con la que ganar las primarias de Podemos a la Comunidad de Madrid. Aunque nominalmente tanto Iglesias como Espinar son partidarios de que Errejón sea el candidato, el peso los anticapitalistas y las previsibles presiones de Izquierda Unida hacen que los errejonistas vigilen constantemente la eventualidad de que se esté empezando a posicionar un candidato que pueda hacer peligrar el primer puesto de Errejón en la papeleta electoral morada en 2019. De conseguir su objetivo y lograr la «superbaronía» de Madrid, Errejón podría encontrarse en una plataforma perfecta para intentar el relevo en lo más alto de Podemos. El estable ciclo económico en el que se encuentra España, confían los errejonistas, favorece la estrategia transversal del ex número dos frente a la movilización perpetua defendida por Iglesias y escenificada casi semanalmente en el Congreso. En este sentido, el rosario de «shows» protagonizados por los diputados de Podemos responde no tanto a una estrategia meditada por Iglesias sino a una verdadera necesidad vital en un partido que nació y se desarrollo en los platós de tertulias televisivas y cuyo líder es, de hecho, un presentador de televisión desde mucho antes de fundar el partido morado. El primer combustible que hizo posible que un grupo de profesores universitarios de extrema izquierda lograran 5 escaños en el Parlamento europeo y, apenas un año después, se hicieran con la alcaldía de Madrid y Barcelona fue la necesidad de incrementar la audiencia de las cadenas televisivas, una necesidad que Iglesias y Errejón cubrían de sobre. Pero es precisamente esta dinámica la que puede convertir la generación política encarnada por estos dos políticos en la que más rápidamente se queme desde la Transición. Y este peligro es mayor para Iglesias, sobre todo si continúa alejándose del mensaje original de Podemos –creado junto a Errejón– para abrazar conceptos de escaso recorrido como «trama».

En el terreno organizativo, estos meses de relativa calma están siendo aprovechados en Podemos para hacer trabajo de fondo en dos cuestiones de gran calado para la vida interna del partido de Iglesias: la elaboración de un censo real de militantes y la aprobación del reglamento que regulará la acumulación de cargos por parte de los dirigentes. LA RAZÓN ha venido informando desde los comienzos del partido sobre las serios problemas que lastraban el censo de inscritos de Podemos, un registro en el que era posible darse de alta con nombre, dirección y DNI falso que daba derecho a votar (tantas veces como números de teléfono móvil se tuvieran) en los procesos internos del partido. En alguno de los artículos se sugería que buena parte de los problemas podrían solucionarse con un requisito tan sencillo como exigir el DNI real de los inscritos y este es precisamente una de características del nuevo censo, el que permitirá saber cuántos de los 480.000 inscritos de Podemos corresponde realmente a personas interesadas de hecho en la marcha de la formación de Iglesias. Sobre el reglamento de incompatibilidades cabe reseñar que atañe principalmente a Pablo Echenique, miembro de Consejo Ciudadano Estatal (CCE), secretario general de Podemos Aragón y secretario de Organización.

El documento aprobado por el último CCE concede a Echenique seis meses prorrogables a ocho para elegir con cual de sus cargos internos quiere quedarse. Previsiblemente, el político argentino esperara a que finalicen las negociaciones con los socialistas en Aragón para pactar los presupuestos, proceso en el que se encuentra inmerso actualmente. El reglamento le concede hasta octubre para tomar una decisión que, con toda seguridad, necesitará ser consultada con la dirección de Podemos tanto con la dirección de Podemos en Aragón como con Iglesias.