Crisis migratoria en Europa

España ha salvado más de 7.600 vidas en el Mediterráneo en un año

Desde 2015, las Fuerzas Armadas participan con otros 25 países en la operación «Sophia» contra las mafias de la inmigración, que ha logrado rescatar a más de 29.100 emigrantes

Uno de los rescates de la fragata Navarra el pasado mes de octubre
Uno de los rescates de la fragata Navarra el pasado mes de octubrelarazon

Desde 2015, las Fuerzas Armadas participan con otros 25 países en la operación «Sophia» contra las mafias de la inmigración, que ha logrado rescatar a más de 29.100 emigrantes

Las cifras de fallecidos en el Mediterráneo dan buena muestra del drama: desde 2014, más de 15.000 personas han perdido la vida cuando huían de la guerra o de la persecución que vivían en sus países, sobre todo en Siria. La gran mayoría trata de llegar a Europa desde las costas de Libia, dejando su suerte en manos de las mafias, que no dudan en cobrarles miles de euros por un viaje que tiene más posibilidades de acabar en tragedia que en victoria. La gota que colmó el vaso para la comunidad internacional llegó en abril de 2015, cuando un pesquero se hundió frente a las costas libias provocando la muerte de más de 800 personas. Dos meses después, la UE ponía en marcha la Operación «EUNAVFOR MED» para luchar contra las mafias de la inmigración, en la que España participa desde septiembre de ese año con una fragata y un avión de vigilancia. Y los resultados obtenidos han demostrado la necesidad de esta misión, bautizada después como «Sophia» en honor a una niña somalí que nació en uno de los buques: más de 29.100 personas han sido rescatadas con los medios militares y otras 41.000 gracias a la colaboración entre estos y otros organismos que también trabajan en la zona. Y de ellos, los efectivos españoles han salvado a más de 7.600 emigrantes cuando se jugaban la vida a bordo de inestables y abarrotadas barcazas (los últimos 578 este mismo fin de semana). Eso sí, pese a que se trata de una misión para acabar con estas mafias, el incesante flujo de estas embarcaciones ha hecho que el rescate sea una de las prioridades.

En esta operación participan efectivos de 25 países y en la zona hay desplegados siete buques, cuatro helicópteros y tres aviones. Además, en el Mediterráneo también trabajan otros actores civiles y policiales para evitar que se convierta en una tumba para miles de emigrantes. En el caso de nuestro país, las Fuerzas Armadas contribuyen a «Sophia» con un avión basado en Sigonella (Sicilia) y una fragata, que desde el pasado mes es la «Navarra». Prácticamente todos los días salen a volar y a navegar. Los primeros, encuadrados en el «Destacamento Grappa», en busca de barcazas para dar la voz de alarma a los buques cercanos, y los segundos, además de para dar con ellas, para rescatar a sus ocupantes. Después, inutilizarán la embarcación.

Todo comienza a primera hora con la salida del avión «D4 VIGMA». Durante 8 horas sobrevolarán la costa de Libia y los puertos «calientes», siempre coordinados por el Cuartel General, ubicado en el portaaeronaves italiano «Garibaldi». Y en el momento que divisen una, «lo primero es posicionarla, fotografiarla y mandar la información al Cuartel General», comenta el jefe de este equipo de 38 efectivos, teniente coronel Salvador Zaragoza Noguera. A partir de ahí, el mando de la misión es el que decide avisar a los buques que se encuentran cerca, ya sean de «Sophia», de una ONG o de Salvamento. Arranca así una carrera contrarreloj para alcanzar la barcaza. «Si está en malas condiciones nos quedamos en la zona por si tenemos que lanzar balsas con kits de supervivencia», explica el jefe del Destacamento. En este punto recuerda como el pasado día 4 de octubre, el buque «Astral» les alertó porque estaba rodeado de barcas y muchos saltaron al agua, por lo que tuvieron que lanzar desde el aire tres balsas para socorrer a la gente. Lo normal es que al día divisen «unas diez o doce», pero recuerda como han tenido jornadas de hasta 39.

Pero también dedican sus vuelos a buscar a los traficantes de personas: «Viajan cerca de las barcazas, en pesqueros, simulando ser pescadores y en cuanto una ONG o un buque les rescata, ellos corren a recuperar la barcaza para reutilizarla. Nosotros les controlamos, fotografiamos y luego mandamos toda la información al mando».

Una vez han dado la alerta desde el aire, entran en juego los medios navales, como la «Navarra» y sus 207 efectivos. Su comandante, capitán de fragata Vicente Cuquerella, reconoce la dureza de su labor: «Vemos situaciones muy dramáticas». Pero están ahí para ello y auxilian a cualquier embarcación cuando hay peligro para sus ocupantes, tal y como marca el Convenio Internacional para la Seguridad de la Vida Humana en el Mar (SOLAS).

Lo primero es acercarse. «El barco se queda a unas dos millas para que los ocupantes no se pongan nerviosos», explica, y «se arrían las dos embarcaciones rápidas que tenemos y que van llenas de chalecos salvavidas». Cada una se va acercando por un lado para que no se amontonen todos en el mismo y evitar que vuelque y, una vez cerca, con los pasajeros tranquilos, se les dan los chalecos y se les va rescatando para trasladarlos al buque. Con todos a salvo, «destruimos la embarcación».

Ya en la «Navarra», se les hace un chequeo médico rápido, se les da ropa, mantas, comida y se les toman los datos y fotografía. En este momento es en el que tratan de dar con algún posible traficante, «que a veces viaja a bordo y según lo que lleve entre sus objetos personales puede hacernos sospechar», cuenta.

Pero, sobre todo, el comandante recuerda lo «dramático» de la situación y las condiciones en que llegan estas personas: «Es gente que lo ha dado todo por este viaje y algunos, como me contó un matrimonio que rescatamos, llevaban cinco años ahorrando». «Cuando les rescatamos llegan con una mezcla de alegría y horror por lo que han pasado. Llegan perdidos, aunque poco a poco van abriéndose, sobre todo los niños, que no tardan en sonreír y empezar a jugar». «Pero nunca se les quita la mirada triste», sentencia.

A partir de ahí, será el Cuartel General el que decida qué hacen con los rescatados. Lo normal es que sean trasladados al buque de alguna ONG para que ellos puedan continuar su navegación, aunque si no es posible, el mando les indicará un puerto de desembarco.

Desde que España participa en esta operación han pasado por el Mediterráneo cuatro buques de la Armada que han salvado más de 7.600 vidas: la fragata «Canarias» (690), la «Numancia» (1.425), la «Reina Sofía» (3.775) y la «Navarra» (1.800 desde que se desplegó).