Fuerzas Armadas

Felipe VI: «Mandar es servir»

En el 300 anivesario de la Escuela Naval y tres años después de la abdicación de don Juan Carlos, el Rey agradeció a su padre sus casi cuatro décadas de servicio en «este buque llamado España»

Don Juan Carlos y Don Felipe a bordo del «Tornado» durante la celebración del 300 aniversario de la Compañia Real de Guardiamarinas, ayer, en Marín (Pontevedra)
Don Juan Carlos y Don Felipe a bordo del «Tornado» durante la celebración del 300 aniversario de la Compañia Real de Guardiamarinas, ayer, en Marín (Pontevedra)larazon

El Rey Felipe VI, acompañado de su padre, el Rey emérito Juan Carlos I, ha presidido hoy, en la Escuela Naval Militar de Marín (Pontevedra), el acto conmemorativo del 300 aniversario del Real Cuerpo de Guardiamarinas.

La mar ha sido musa de escritores y escenario de las batallas más duras, un lugar de fronteras ambigüas en el que cuando un oficial de la Armada anuncia que ahora se producirá el «saludo de la voz» nadie pone gesto de extrañeza si tiene como horizonte la ría de Pontevedra y ve que, entre la leve niebla, se van anunciando las formas de dos intimidatorios buques con una línea de fragatas detrás y un submarino de guerra. En el primero, el BAM –Buque de Acción Marítima– Tornado van los dos primeros marinos de España: Felipe VI y el Rey Don Juan Carlos. Se trata del 300 aniversario de la Real Compañía de Guardiamarinas, y todos los barcos rendirán honores al Rey. Así sucedió ayer en unas maniobras maestras en las que no importaron los 231 metros del «Juan Carlos I» si una treintena de militares desplegados a lo largo del buque deben dar «el saludo voz» al Rey. «Viva España», frente a Don Felipe, junto a su padre, en mantenida posición de saludo mientras todos los barcos, por turno, rodean el BAM. Porque como recordó ayer el Jefe del Estado en el brindis ofrecido en el patio Álvaro de Bazán de la Escuela Naval Militar, son tres generaciones de la Familia Real las que han compartido sus aulas: su abuelo y Conde de Barcelona, Don Juan de Borbón y Battenberg, su padre, Juan Carlos I, y él, Felipe VI.

El Rey recordó un momento muy especial siendo Príncipe de Asturias, cuando «junto a mi Brigada y bajo el reinado de mi padre recibí el despacho de alférez de navío con la emoción de hacerlo de manos de mi abuelo». Don Felipe reconoció que son «muchos lazos» de la Corona con la Armada, como «marinos, alumnos, y en mi caso como capitán general y como Rey». No quiso olvidar las enseñanzas que le inculcó su padre en su compromiso con los valores militares, como que «mandar es servir». «Agradezco tu deseo de venir hasta aquí para acompañarnos en un día tan especial», se dirigió a Don Juan Carlos, «que coincide con el tercer aniversario desde que anunciaste tu decisión de abdicar la Corona tras 39 años de servicio. Gracias, Majestad». Don Juan Carlos, vestido también con el uniforme de Gala, se mostró durante el vino de honor especialmente animado y receptivo con todos los asistentes, al igual que el Monarca, en un acto en el que los uniformes acababan formando una densa mancha blanca en la que era difícil identificar a nadie. «A los valores que aprendimos nos entregamos desde el día de la jura de bandera», referencias para «este cuaderno de bitácora de este buque querido para nosotros llamado España», y que son valor, disciplina y lealtad. Principios que adornaban las paredes del patio, y que adquirían consistencia con el buque escuela Juan Sebastián Elcano como testigo, flotando a varios metros de allí en el muelle de Torpedos.

Salve Marinera

Al principio del día, después de la parada naval, tuvo lugar una demostración aeronaval en la dársena en la que participaron varios aviones de la Armada y un helicóptero SHL, y después, en la Escuela Naval, se procedió a la llamada y Formación del Batallón de Alumnos y las preces de acción de gracias por el Arzobispo Castrense y Salve Marinera, entre otras actuaciones. En 1717, bajo el reinado de Felipe V, el Intendente General de la Armada Patiño ordenó la creación de la Real Compañía, adquiriendo un prestigio que hizo que «Europa aprendiera a navegar en libros españoles». Ambos Reyes no dudaron en alzar la voz y entonar el himno de la Armada («Soplen serenas las brisas / ruja amenazas la ola, / mi gallardía española / se corona de sonrisas»), y adquirieron una solemnidad añadida en el acto de homenaje a los que dieron su vida por España, a los que «obedecieron cuando los demandó el honor», como se escuchaba por el altavoz de fondo. Entre otras autoridades, estuvieron presentes la presidenta del Congreso, Ana Pastor, el presidente de la Junta de Galicia, Alberto Núñez-Feijóo, el Almirante Jefe de Estado Mayor, Teodoro López Calderón, y la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, quien definió la Real Compañía de Guardiamarinas como el «primer semillero de talento», secundando el recuerdo que trajo el Almirante Jefe, «cuando el Pacífico llegó a conocerse como el mar español».

El Rey Emérito, en plena forma

La última vez que Don Felipe y Don Juan Carlos coincidieron en un acto militar fue precisamente hace tres años, en El Escorial, un día después de la abdicación, una de cuyas causas decisivas fue su delicado estado de salud. Ayer, el Rey Emérito, apoyado en su bastón, se movió durante el acto con soltura y sin expresión de dificultad alguna. Durante el vino de honor, se mantuvo prácticamente todo el tiempo de pie charlando.