Elecciones catalanas

Ferraz tacha de «torpeza» que Iceta pida indultar a los soberanistas

El candidato a president se lanzó en su propuesta sin consultar primero a Sánchez

El candidato del PSC, Miquel Iceta, ayer, durante un mitin en Vilanova i la Geltrú
El candidato del PSC, Miquel Iceta, ayer, durante un mitin en Vilanova i la Geltrúlarazon

El candidato a president se lanzó en su propuesta sin consultar primero a Sánchez.

La irrupción con fuerza en la campaña electoral del compromiso de Miquel Iceta de indultar a los ex consellers en prisión, además de los «Jordis», ha complicado mucho la existencia al PSOE cuando parecía que la tendencia del PSC para conseguir un resultado al alza en las urnas iba por buen camino. Si bien el inicio de la contienda auguraba dificultades para los socialistas catalanes, la estrategia de ofrecer un cambio de rumbo transversal les evitó ser engullidos por la polarización entre el totum revolutum independentista y el frente constitucionalista liderado por Cs. Todo iba según lo establecido.

Además, la desenfadada personalidad del candidato ayudaba a que todo fuese discurriendo por los cauces más beneficiosos para los intereses de Iceta. Sin embargo, las cosas han empezado a cambiar. La medida de gracia ha irrumpido. Con estrépito. Y el propio promotor se ha reafirmado en su propósito pensado, a sus ojos, en pro de la «reconciliación». Mientras, el equipo de Pedro Sánchez se ha dedicado al achique. Primero recalcaron que era la «opinión» de Miquel Iceta, que respetaron, pero con la que la número dos, Adriana Lastra, por ejemplo, buscó marcar distancias. 24 horas más tarde fue Margarita Robles la encargada de rebajar el arreón tachándolo de mera «propuesta electoral».

Todos estaban listos para que Iceta apareciese liberado de corsés, pero no desbocado. Asimismo, no fue un guión marcado de antemano, sino que el propio primer secretario general del PSC se aventuró a lanzar por su propia boca la polémica propuesta. Porque en realidad se trata sólo de eso, pues el indulto es una medida de gracia otorgada por el Rey previa aprobación del Consejo de Ministros. Y es poco probable que el Gobierno de Mariano Rajoy diera ese paso. El «efecto Iceta», al menos para Ferraz, se ha convertido en el «error Iceta». La respuesta del PSOE ha sido distinta a la que ha tenido con otras ideas del PSC, como la creación de una Hacienda federal o la petición de una quita de la deuda. En esos casos, apoyaron sin fisuras a Iceta.

En esta ocasión hablan en privado de «torpeza», de un «charco que no debía haber pisado» o de «un error garrafal». Cuando uno se acerca hoy a un dirigente socialista de los que están metidos en el ajo percibe que frunce el ceño, dudoso de las repercusiones del desliz. Si no fuera porque el «Día D» está ya a la vuelta de la esquina, más de uno pediría responsabilidades al equipo de campaña por haber dejado alejarse tanto de lo previsto a un Iceta situado en la tesitura de remover las aguas ante un estancamiento de su intención de voto. Claro: que uno quiera convertir el PSC en una marca «atrapalotodo» puede dar rienda suelta a la imaginación hasta el punto de perder la perspectiva. Pero, sin duda, el controvertido plan de Miquel Iceta ha permitido a sus rivales sacar provecho arrojándoselo fácilmente a la cara. O sea: el peor escenario en el meollo de una campaña electoral.

Los daños, por ello, podrían aumentar. Tanto es así que una de las grandes virtudes del candidato del PSC, su locuacidad, puede volverse como un bumerán en su contra y, al mismo tiempo, contra su partido hermano. Sánchez ha apostado muy fuerte por Iceta. Por más que sea consciente de que, en caso de no cumplirse las expectativas en Cataluña, un insuficiente resultado supondría un quebradero de cabeza sobre todo para él. La procesión va por dentro de un PSOE cuyo futuro depende, en buena medida, de lo que pase el 21-D.