Pedro Sánchez

«Hemos pagado novatadas por la falta de experiencia»

La Razón
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Era prácticamente un desconocido cuando el 13 de julio de 2014 Pedro Sánchez levantó el puño izquierdo por primera vez en señal de victoria, después de imponerse a Eduardo Madina y a José Antonio Pérez Tapias en las primarias del PSOE a la Secretaría General. Llegó a la dirección del partido con vocación propia pero con apoyos prestados, los de la todopoderosa federación andaluza, que no vio con buenos ojos que el encumbrado soltase la mano de su mecenas para avanzar en solitario. No hubo tregua, a Sánchez no se le concedieron ni los 100 días de gracia que corresponden a todo recién llegado y el primer ataque llegó por sorpresa y desde sus propias filas. Su principal valedora, Susana Díaz, criticó la estrategia de comunicación del nuevo líder, consistente en una presencia constante en los medios, unos excesos verbales que le jugaron malas pasadas y la participación en programas televisivos de entretenimiento que contribuyeron a transmitir una imagen algo frívola del líder socialista. «Tenía que darse a conocer», reconocen en su defensa desde su entorno. Ese ha sido el principal hándicap de Sánchez, desde que asumiera la dirección del partido: una contrarreloj por estar en todo y hacer de todo para ganarse el favor de los españoles antes de las elecciones generales. «Hemos pagado novatadas y equivocaciones por falta de experiencia», reconocen a LA RAZÓN fuentes de su entorno.

La ruptura con el sur marcó el inicio del debate interno por el liderazgo, sólo acallado por la concurrencia a los comicios electorales y la necesidad de los barones territoriales de transmitir una imagen de unidad dentro del partido. Para un secretario general sometido a un examen constante, las elecciones municipales y autonómicas suponían la mejor oportunidad para desterrar, de una vez por todas, los argumentos de aquellos que le cuestionaban como líder. Por ello, Sánchez se volcó en la campaña como si el candidato fuese él, no en vano, en el escrutinio de las urnas también estaba en juego su mantenimiento al frente de la dirección federal. El discreto pero provechoso resultado que obtuvo el PSOE el 24 de mayo, gracias al cual arrebató importantes feudos al Partido Popular, dio un balón de oxígeno a Sánchez. Con semejante credencial y ante la incapacidad estratégica –por la tardía investidura en Andalucía- y biológica –embarazada de 7 meses- de Susana Díaz para plantar batalla en la candidatura a La Moncloa, Pedro Sánchez volvió a imponerse a golpe de primarias como único aspirante a la presidencia del Gobierno.

Nadie lo hubiera dicho hace un año, ni hace seis meses, cuando fue necesaria una llamada de unidad en torno al líder del ex presidente del Gobierno Felipe González, reclamando que por «cultura de partido» el secretario general fuera también el representante del PSOE en las elecciones generales. Desde su entorno reconocen que «Pedro ha crecido muchísimo» durante este año, «incluso en número de canas», bromean. En su equipo consideran providenciales su intervención en el Debate sobre el Estado de la Nación, «en la que consiguió sacar de quicio a Rajoy» y la creación del «Gobierno en la sombra», como los dos puntales del proyecto de alternativa a la derecha de Sánchez. «Sólo ha pasado un año y hemos dado un cambio de 200º al partido», presumen. Curiosamente, el mismo giro radical que Podemos exigía a los socialistas para poder negociar acuerdos postelectorales. Ahora el objetivo está puesto en la presidencia del Gobierno. «No es fácil pero todo el partido rema hacia La Moncloa», reconocen fuentes de Ferraz. Incluida la propia presidenta andaluza, Susana Díaz, que no dudó en calificar, en su último encuentro, a Sánchez como «el gran candidato» que tiene el PSOE para ganar las elecciones.

Las últimas primarias en las que Sánchez se ha impuesto y que apuntalan su camino a La Moncloa son las del PSM. Después del golpe de mano que el líder socialista dio en Madrid con la defenestración de la dirección y la destitución de su secretario general Tomás Gómez, el líder socialista ha conseguido colocar al frente de una de las federaciones más importantes a su candidata, Sara Hernández. Con este avance, Callao es ahora más afín a Ferraz que bajo el mando de Gómez, una garantía con vistas a lo que pueda ocurrir tras las generales, si el resultado no es el esperado y Susana Díaz decide dar el salto a la arena nacional.