Crisis del PSOE

Iceta abre una vía de entendimiento con Díaz y olvida a Pedro Sánchez

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, y el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, ayer durante su reunión en Sevilla
La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, y el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, ayer durante su reunión en Sevillalarazon

«No estamos en clave orgánica del PSOE. Es una decisión política. No es por pedrismo, es por supervivencia de Cataluña». Así se expresaba hace unos días Meritxell Batet, la dirigente socialista catalana para explicar el porqué de su voto en contra de Rajoy en la investidura. Esta frase se ha convertido en un mensaje para la Comisión Gestora del PSOE y para la todopoderosa dirigente socialista de Andalucía, Susana Díaz, con el objetivo de tranquilizarles sobre el papel del PSC en el proceso congresual que se avecina en el PSOE, dando a entender que el PSC estará con el nuevo líder del PSOE y que no le interesan las trifulcas internas, que su preocupación es la política catalana que amenaza tormentas en el próximo año.

Con este aval, Miquel Iceta promovió el encuentro de ayer en Sevilla con Susana Díaz, todo un gesto de aproximación a la líder andaluza y, también, todo un gesto que se interpreta como «poner tierra de por medio» con el ex secretario general del PSOE. El catalán destacó la «gran voluntad de unir» de la presidenta andaluza y dijo que se iba «contento» tras la reunión de casi tres horas. Ambos coincidieron en proporcionar «soluciones» a la situación actual y defendieron la Declaración de Granada como una «vía válida». No escondió Iceta las desavenencias, pero señaló que mostraron voluntad de superarlas. «Hemos hablado del problema de discrepancia por la posición distinta por la investidura de Mariano Rajoy y que se haya producido un choque de legitimidades entre el PSC y el PSOE», apuntó. Según Díaz, el mayor tiempo se dedicó a hablar de Cataluña, de su encaje en España y de lo que une: «Hemos trabajado en ver cómo podemos fortalecer el proyecto que compartimos como socialistas». En su opinión, se ha abierto una puerta razonable con el acuerdo del PSE con el PNV para gobernar en el País Vasco que demuestra, «cómo dentro de la legalidad, los socialistas podemos hablar y buscar puntos de entendimiento», informa M. González Quiles.

En el PSC es una tradición que el partido nunca se enfrente a la Secretaría General socialista. Fue así con Felipe González, cuando el PSC estaba dirigido por Raimon Obiols, Pasqual Maragall o Narcís Serra; fue así también cuando Joaquín Almunia estaba al frente y, a pesar, de que el socialismo catalán apoyó a Josep Borrell como candidato a la presidencia del Gobierno –aunque cuidaron mucho las formas y, en las primarias, Almunia tuvo el respaldo de una potente plataforma catalana–; así fue con José Luis Rodríguez Zapatero, con el que las fricciones fueron el pan nuestro de cada día, y así fue cuando asumieron la máxima responsabilidad Alfredo Pérez Rubalcaba y Pedro Sánchez. Ahora, ante un nuevo escenario, el socialismo catalán mueve pieza y trata de entonar sintonía con la nueva mayoría del PSOE.

Iceta, un viejo zorro de la política, aprovechó el miércoles su presencia en Madrid para acudir a la presentación de un libro del hijo de Fernández Vara, a la que además del presidente extremeño habían ido Susana Díaz y Alfredo Pérez Rubalcaba, entre otros, para dar muestras de aproximación. Antes, en un desayuno informativo había lanzado mensajes conciliadores. Ayer, antes de la reunión de Iceta y Díaz, el portavoz de la gestora y mano derecha de la dirigente andaluza, Mario Jiménez, abundó en esta idea en una entrevista con Carlos Alsina en Onda Cero: «Son muy importantes los lazos entre el PSOE y el PSC, porque posiblemente sea de los últimos puentes que todavía no han volado y desde luego no deben volar entre Cataluña y España».

El dirigente andaluz insistió en que la reunión «lanza un mensaje de gran importancia hacia dentro del partido, en términos de normalización, y también hacia el conjunto de la sociedad española, demostrando que el diálogo entre Cataluña y España es absolutamente necesario», apuntando incluso que la Declaración de Granada «es un punto de partida» para hablar con el resto de los partidos sobre la reforma constitucional federal que proponen los socialistas, abandonando el discurso de que Granada era un «punto final» de la propuesta socialista. Jiménez lanzó también lo que puede ser un mantra a partir de hoy: «El diálogo entre Cataluña y Andalucía ha sido siempre muy intenso, y cuando ese diálogo ha funcionado muy bien, le ha ido muy bien al conjunto del país, porque representamos una parte muy importante de las distintas almas que configuran la realidad compleja de España».

Para evitar el fracaso del encuentro, desde el PSC se han lanzado mensajes que han calado en los dirigentes de la gestora. Iceta se ha cuidado muy mucho de que Sánchez tenga en agenda actos en Cataluña como los que celebrará este fin de semana en Valencia. El líder socialista catalán zanjó la cuestión a preguntas de LA RAZÓN: «De momento no hay nada previsto. Ahora lo que me interesa es que se moverá el tema de la financiación autonómica y me interesa seguirlo muy de cerca». Una elegante manera de dejar de lado la guerra interna que los partidarios de Sánchez están azuzando y de desmarcarse de lo que puedan hacer agrupaciones catalanas como la de Tarrasa que se mostraron muy beligerantes en el Comité Federal que destituyó al líder del PSOE, para centrar su acción en los movimientos políticos que se prevén impulsados por Soraya Sáenz de Santamaría. No en vano, Iceta acudió el lunes a la toma de posesión de Enric Millo, nuevo delegado del Gobierno en Cataluña, acto al que también asistió la vicepresidenta.