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Iglesias «censura» el turno de réplica

Pablo Iglesias, secretario general de Podemos, durante su mitin ayer en el Teatro Fernando de Rojas del Círculos de Bellas Artes de Madrid
Pablo Iglesias, secretario general de Podemos, durante su mitin ayer en el Teatro Fernando de Rojas del Círculos de Bellas Artes de Madridlarazon

El líder de Podemos reta a Rajoy a debatir en televisión porque «la oposición no está en el Congreso».

Sin turno de preguntas ni declaraciones a la Prensa, Pablo Iglesias escenificó una versión peculiar y en solitario del Debate sobre el Estado de la Nación en la que nadie pudo darle la réplica o llevarle la contraria. Podemos organizó ayer en Madrid el «Otro Estado de la Nación», un acto en el que nadie recordó a Iglesias las finanzas de su número tres, Juan Carlos Monedero, ni las sospechas de financiación ilegal desde Venezuela, ni las dudas sobre el sistema de votación en las primarias para elegir los cargos del partido.

La cita fue en el Teatro Fernando de Rojas del Círculo de Bellas Artes de Madrid, donde, desde cuatro horas antes de que Iglesias saliera a escena, sus incondicionales hacían cola pacientemente en una fría tarde de febrero en Madrid. El marco no pudo ser más apropiado para la representación del líder: desde los palcos y la platea del teatro, repletos de un público entregado, se aplaudió cada idea, se rió cada alusión mordaz y se premió al único protagonista de la tarde con una cerrada ovación final de más de 5 minutos. Sólo en el sector reservado a los más de setenta reporteros de diferentes medios de comunicación que cubrían el evento –a los que, como queda dicho, no se les permitió preguntar nada al secretario general de Podemos– reinaba el silencio y la circunspección.

La puesta en escena preparada por Podemos a mayor gloria de su líder no dejó ningún detalle al azar: Iglesias descendió por el pasillo central iluminado por un foco, sonriente y con el puño izquierdo alzado, mientras los miembros del Consejo Ciudadano Estatal, los secretarios generales autonómicos y las bases del partido gritaban enfervorizados: «¡Sí se puede, sí se puede!» y «¡Pablo presidente, Pablo presidente!». Por aplaudir, aplaudieron hasta una pausa que hizo el secretario general para beber de una botella de agua.

«Hacía falta que la oposición respondiera al Gobierno y por eso estoy aquí», arrancó el monólogo de Iglesias, «la oposición real a su gobierno no está en el Congreso». Tras justificar la organización del acto, Pablo Iglesias retó a Mariano Rajoy a un debate en televisión: «Ojalá debatamos cara a cara: donde quiera y cuando quiera, señor Rajoy». A partir de ese momento, el secretario general de Podemos articuló su discurso como si realmente se encontrara en el Congreso dando la réplica al presidente del Gobierno. De hecho, de los 50 minutos que duró su intervención sólo durante los cinco finales dejó de dirigirse al «señor Rajoy» para hablar directamente a «las mujeres y los hombres que son los que han padecido la crisis en este país».

Iglesias denunció que el Gobierno del PP «no negocia, sino que obedece» en Europa que a España, que es la cuarta economía del euro, «no le pueden decir que no», aunque para ello algunas veces «haya que poner mala cara» durante las conversaciones con las instituciones europeas. «Han demostrado ser un Gobierno inútil, señor Rajoy, se lo digo con todo respeto», aseveró Iglesias. El líder de Podemos también pidió que se reforme de la ley de enjuiciamiento criminal para luchar de manera más eficaz contra la corrupción, ya que la actual «está hecha para que los ricos nos sigan robando». Según Iglesias, en España se ha instalado un «latrocinio de una minoría que amasa riqueza a costa del trabajo de una mayoría». Entre las propuestas del líder de esta formación de extrema izquierda figuró también la de que en España, cuando gobierne Podemos, «nadie pase frío».

Tras recibir durante más de cinco minutos la ovación de cargos y militantes de Podemos, Pablo Iglesias abandonó el edificio declinando hacer alguna declaración a los medios que esperaban a la salida.