Barcelona

Josep Ramon Bosch: «Cataluña será plural o no será y España será plural o no será»

El acto ha sido presentado por Alfonso Ussía
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Josep Ramon Bosch, presidente de Societat Civil Catalana, participó ayer en el ciclo de encuentros "La Razón de...", donde ha asegurado que ·Cataluña será plural o no será y España será plural o no será".

Josep Ramon Bosch, presidente de Societat Civil Catalana, participó ayer en el ciclo de encuentros "La Razón de...". El acto comenzó con un minuto de silencio por José Manuel Lara, presidente del Grupo Planeta y Atresmedia, sin el que, como dijo el presidente de LA RAZÓN, Mauricio Casals, el periódico "no hubiera sido posible".

Al acto acudieron, entre otras personalidades, la vicepresidenta del Gabierno, Soraya Sáenz de Santamaría; el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz; la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, la presidente del PP de Madrid, Esperanza Aguirre; la presidenta del PP de Cataluña, Alicia Sánchez Camacho y el secretario general del PSOE de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page y el secretario general del PSM, Tomás Gómez. Ante ellos, Bosch ha vuelto a reclamar una mayor presencia del Estado en Cataluña, además de gestos de "amor"para combatir el relato construido por los separatistas y unidad política en la defensa del lema que quiere difundir su organización: "Juntos, mejor".

En su discurso, Bosch ha explicado los motivos por los que hace nueve meses un grupo de catalanes decidió poner en marcha la asociación Societat Civil Catalana, "que no recibe ninguna subvención pública y que están unidos por el convencimiento de que el "lugar natural de Cataluña es España, y que España no puede ser entendida sin Cataluña".

"Cuando se creó Societat Civil Catalana, ha dicho Bosch, la sensación que teníamos era de que ya estaba todo decidido. La opinión hegemónica en los medios de comunicación y en el debate político asumía que una mayoría de catalanes deseaba la independencia o, al menos, un referéndum sobre la independencia. La imagen que había cultivado el separatismo era la de un pueblo unido en torno a una idea y a una reivindicación. Nosotros, entre otros, levantamos la mano y dijimos: “mire, no hable por nosotros. Nosotros también somos catalanes y no estamos de acuerdo con lo que ustedes plantean”.

Bosch ha continuado su discurso aludiendo a su primer objetivo: "Detener la espiral del silencio, romper esa falsa unanimidad. No es lo mismo plantear que todo el pueblo catalán desea la independencia, que tener que admitir que la propuesta separatista está respaldada sólo por una parte de los catalanes. Esta reacción contra el denominado “proceso catalán” desde la propia sociedad fue seguramente una sorpresa para muchos y “sucedió lo inesperado”. Y ciertamente, nuestra aparición era algo que no estaba en los cálculos de los dirigentes nacionalistas".

Además, ha denunciado que "desde hace décadas se ha ido construyendo una realidad diferenciada y ajena al conjunto de España. La eliminación de los símbolos del Estado en Cataluña, la manipulación del lenguaje, la politización de la lengua y la cultura, la construcción de un relato histórico de enfrentamiento, y el cultivo del victimismo y el agravio fiscal han ido sembrando el terreno para que, llegado el momento, los líderes políticos, mediáticos y culturales nacionalistas presenten como natural la separación de Cataluña del conjunto de España". y ha asegurado que es necesario entender que todo ello responde a un plan premeditado, diseñado detalladamente, y ejecutado con una constancia digna de admiración".

En este sentido, ha asegurado que la ruptura "se plantea como la conclusión lógica del fracaso de la integración en España, y como una necesidad del pueblo catalán para asegurar su bienestar económico y la supervivencia de su cultura. Contra toda evidencia, se afirma que Cataluña continuaría en la Unión Europea. La independencia sería una fiesta en la que nada cambiaría para los catalanes excepto que serían más libres, ricos y felices", ha ironizado.

"Los problemas legales y morales de la ruptura, ha conitnuado Bosch, se ocultan tras un concepto de nuevo cuño y sin parangón en el derecho internacional: el “derecho a decidir”. Con ese eufemismo, el nacionalismo ha conseguido confundir a parte de la ciudadanía y de los actores políticos. ¿Quién se atreverá a negar a los ciudadanos el derecho a decidir su futuro? Una vez se ha propagado esta falacia, la demagogia puesta en marcha por el nacionalismo esconde la importancia de definir el quién, el cómo, el cuándo y el para qué se ejercería ese supuesto derecho".

Ante estos hechos, ha situado el nacimiento de Societat Civil Catalana, como la iniciativa de un grupo de catalanes sin experiencia política previa, pero que ante estas dramáticas circunstancias "queríamos dar un paso adelante en defensa de la racionalidad, la legalidad, la democracia y la pluralidad".

"Los que pusimos en marcha Societat Civil Catalana, ha explicado, actuábamos preocupados porque el debate público se movía en el terreno de la fantasía y la falsedad. Nos indignaba que la realidad fuera objeto de un desprecio tan manifiesto. Queríamos promover un debate riguroso, en el que los argumentos fueran reales y no pura imaginación. Un debate en el que los problemas se objetivaran y se trataran con auténtica voluntad de acuerdo".

Otras de las preocupaciones "era el desprecio del Derecho del que hacían gala los independentistas, quienes lo presentaban como un obstáculo a la libertad y a la democracia. Para nosotros, en cambio, este planteamiento era suicida. En las sociedades modernas la libertad y la democracia solamente pueden ser ejercidas dentro del marco legal. El declarado propósito de romperlo en nombre de una supuesta voluntad popular nos devuelve a los momentos más negros de la Historia de Europa. No deseábamos para nuestro país un sistema político basado en el ejercicio directo de esa presunta “voluntad del pueblo”, fuera del marco legal que garantiza no solamente una adecuada formación de la voluntad general, sino los límites del poder y el respeto a la discrepancia y a las minorías. Esta deriva del nacionalismo catalán lo emparentaba con otros populismos europeos y nos parecía extraordinariamente peligrosa.

Pero la amenaza para la democracia y las libertades que resulta del nacionalismo no acaba ahí. Otro elemento que también nos causaba una profunda preocupación era la utilización partidista de las instituciones públicas. El Gobierno de la Generalitat, ha denunciado Bosch decidió desafiar al Estado utilizando sin escrúpulos los poderosos medios de los que disponía, así como ingentes cantidades de dinero público. Otras administraciones como Diputaciones, Consejos Comarcales y Ayuntamientos están siendo utilizadas en esta estrategia. Indigna comprobar cómo instituciones que son de todos son puestas al servicio de una parte·.

"Esta apropiación de lo que es de todos es de una enorme gravedad y su condena está en la base del nacimiento de Societat Civil Catalana. Nuestro objetivo es recuperar un país en el que el principio de neutralidad de las administraciones resulte efectivo y en el que no se utilicen los medios públicos para propiciar el enfrentamiento con el resto de los españoles".

Por último, Bosch ha señalado que otra motivación de los que se unieron a Societat Civil Catalana era la falta de pluralidad. "El nacionalismo ha ido construyendo una Cataluña oficial alejada de la real, en la que las pretendidas esencias patrias pretenden sustituir a la riqueza de un país y de unas gentes que desde siempre han convivido con el resto de españoles, que siempre se han sentido españoles y que siempre se han aprovechado de la mezcla de tradiciones procedentes de otros lugares. El castellano, presente en Cataluña desde hace siglos y utilizado con normalidad ya en la época anterior a la Guerra de Sucesión, es presentado como una imposición establecida a golpe de bayoneta; la participación de Cataluña y los catalanes en el proyecto común español es ocultada o disimulada; la emigración a Cataluña en la segunda mitad del siglo XX es presentada como un intento de aniquilación cultural; y se rechaza como una anomalía la Cataluña rica, políglota, abierta y tolerante en la que creemos la mayoría de los catalanes".

Según Bosch, Societat Civil Catalana nació también "para reivindicar la naturalidad de una Cataluña que se expresa en castellano, en catalán y en aranés, que se siente orgullosa de participar en el proyecto común español y que no reniega de ninguna de las lenguas y tradiciones que la hacen inteligible".

En cuanto a sus objetivos, el prioritario es trasladar un mensaje al conjunto de la sociedad catalana, española e internacional. En este sentido ha dicho que la "propaganda separatista ha llegado lejos y no son pocos los periodistas que al dirigirse a nosotros mostraban su sorpresa al encontrar voces distintas de las habituales que les transmitían una imagen diferente, y más real, de la situación en Cataluña. Es necesario profundizar en la difusión de este mensaje: la Cataluña oficial no es la Cataluña real, quienes pretenden hablar en nombre de Cataluña lo hacen solamente a partir de los planteamientos de una parte de ésta y hay un gran número de catalanes que no se plantean como objetivo la separación".

Un segundo objetivo es la clarificación del debate sobre las consecuencias de la secesión. "Los separatistas han difundido un mensaje basado, ha explicado, en falsedades que ha prendido en muchas personas de buena fe. Hemos comenzado ya la tarea de difundir datos y análisis rigurosos y objetivos desde la perspectiva histórica, económica, jurídica y política. Los ponemos a disposición de todos con el objeto de que cada uno de los ciudadanos pueda formarse una opinión libre sobre el proceso y sus consecuencias. Es una tarea de envergadura, porque se deben explicar no solamente las falsedades que han sido objeto de propaganda de los últimos años, sino también las muchas ventajas que para los catalanes supone la participación en España y en Europa. Echamos de menos que esta tarea no haya sido abordada hasta ahora de una forma mucho más intensa por las instituciones y por los actores políticos; pero eso no es óbice para que pongamos todo nuestro esfuerzo en ello".

Desde Societat Civil Catalana también han asumido la función de denunciar el separatismo, lo que incluye la presentación de quejas y el ejercicio de acciones judiciales."Es poco lo que podemos hacer, ha dicho, pero muchos de los ciudadanos que se acercan a Societat Civil Catalana nos piden ayuda para defender sus derechos. No podemos resignarnos a que se vulneren las leyes, se utilice dinero público para fines ilegales, se apropien de las instituciones, y a que se impongan símbolos que atentan contra la convivencia en lugares públicos, incluyendo centros educativos.·

Además, ha explicado que "Societat Civil Catalana no es un partido político, nunca lo será y, además, no puede serlo. Y no puede serlo porque se ha configurado para realizar una acción política que es incompatible con el planteamiento de un partido. Un elemento esencial de nuestra asociación es la transversalidad, que sea punto de encuentro de personas con ideologías diferentes. Agrupamos a personas que tienen planteamientos diferentes tanto sobre cuestiones económicas o sociales como sobre la estructura territorial de España. En Societat Civil Catalana hay federalistas, confederalistas, autonomistas, y personas que preferirían una menor descentralización del Estado. Todas esas visiones caben en Societat Civil Catalana porque no queremos pronunciarnos sobre todas las cuestiones políticas posibles. Nos une el convencimiento de que Cataluña es España, y de que España no puede ser entendida sin Cataluña. Estamos mejor juntos, y juntos podemos hacerlo mucho mejor. Por eso el lema que presidirá nuestra actividad en el futuro es “Juntos y mejor”, “Junts i millor”.

Por último, Bosch ha querido mandar un mensaje de ilusión a la sociedad catalana, "pero también al conjunto de la sociedad española: A la sociedad catalana queremos decirle que no debemos tener miedo de reconocernos como somos: una sociedad mestiza en la que se utiliza el catalán y el castellano, con tradiciones diversas y basada en una convivencia asentada; una sociedad en la que más allá de momentos de “rauxa” (locura) como los que ahora vivimos, predomina el “seny”, el sentido común; una sociedad que para reconocerse no ha de buscar el enfrentamiento con el resto de los españoles, sino que, al contrario, se identificará mejor asumiendo con naturalidad su participación en este proyecto común plurisecular".

En este sentido, Josep Ramon Bosch ha dicho que "el reconocimiento de la pluralidad de Cataluña es esencial. Permítanme resumirlo de este modo: “Cataluña será plural o no será. España será plural o no será”.

"Pero este mensaje no puede quedarse solamente en Cataluña. Cataluña es España, pero España es también Cataluña. El reconocimiento, natural y sin estridencias de que la lengua catalana, su historia y su cultura forman parte de la cultura española es también parte esencial de nuestro mensaje. El catalán no es menos español que el castellano, ni Barcelona es menos España que nuestra capital, Madrid. Aquí tenemos un gran camino para recorrer. De nuevo, permítanme resumirlo de este modo: “España será plural o no será”, ha dicho.

Sobre el futuro, Bosch ha explicado que "Societat Civil Catalana no ofrecerá soluciones concretas para avanzar en esta tarea llena de ilusión. Son los partidos políticos quienes tienen esta responsabilidad. Pero nosotros esperamos estar siempre presentes para ayudar en todo lo que esté en nuestra mano, y para insistir en que juntos seremos capaces de construir una sociedad más rica, más justa y más libre, que afronte con confianza los desafíos a los que nos enfrenta un mundo globalizado".

"Queremos ser impulsores del debate, del intercambio leal de ideas y opiniones. Soñamos con una España en la que los ciudadanos no se vean enfrentados a dilemas desgarradores sobre el futuro, forzados a renunciar a parte de su identidad. Soñamos con una España en la que, entre todos, podamos construir una sociedad mejor para nuestros hijos y nuestros nietos", ha terminado.