Cataluña

Kosovo se «mofa» del independentismo catalán

LA RAZÓN visita este Estado separado de Serbia, reconocido por 111 de los 193 estados que componen la ONU, que alcanzó su independencia en 2008 mediante una declaración unilateral de independencia, y en cuyo modelo se inspira el independentismo catalán

Cartel de Kosovo en los alrededores de Prizren
Cartel de Kosovo en los alrededores de Prizrenlarazon

LA RAZÓN visita este Estado separado de Serbia, reconocido por 111 de los 193 estados que componen la ONU, que alcanzó su independencia en 2008 mediante una declaración unilateral de independencia, y en cuyo modelo se inspira el independentismo catalán.

Los paralelismos entre Kosovo y Cataluña son imposibles de encontrar. Tanto desde el punto de vista de la historia, de la división étnica, del pasado reciente como del derecho internacional. Así nos dieron a entender (entre risas) los habitantes de Prizren, una de las principales ciudades de Kosovo con una población de 165.000 personas (la mayoría albaneses), cuando hablábamos con ellos sobre la situación que se vive en Cataluña.

Hay que recordar que los independentistas catalanes tienen en los procesos nacionales de las repúblicas balcánicas uno de sus principales modelos de inspiración. La DUI que llevo a cabo el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, el pasado 10 de octubre quedó en suspenso casi al instante, algo similar a lo que hizo Eslovenia para negociar su separación efectiva de la antigua Yugoslavia en 1991.

En el caso de que el Gobierno español no llegue a un acuerdo con Puigdemont en relación a las premisas del referéndum del 1-O, es posible que el Govern se esté repensando cambiar de estrategia y apostar por la conocida «vía Kosovo», pues dicho Estado proclamó su independencia de Serbia en 2008 y se basó en un modelo independentista unilateral justificado por violaciones de Derechos Humanos.

Tras la desmembración de Yugoslavia, Kosovo formó parte de Serbia como provincia autónoma. Sin embargo, la mayor parte de su población procede de Albania. El ex presidente yugoslavo Slobodan Milosevic decidió llevar a cabo una brutal represión a finales de la década de los 90 contra la población kosovar tras sufrir las derrotas militares contra Croacia y los bombardeos de la OTAN.

Desafortunadamente este conflicto humanitario tuvo graves consecuencias y la ONU tuvo que intervenir ante la desaprobación de Rusia, principal apoyo de Serbia por aquel entonces. Esta agravante situación se consiguió resolver diez años después cuando el Parlamento de Kosovo logró proclamar su independencia unilateralmente. Serbia no aceptó tal separación, por lo que el Tribunal Internacional de Justicia en La Haya se vio obligado a avalarla, justificando las violaciones de Derechos Humanos que ejerció Belgrado sobre Kosovo.

EEUU y Reino Unido reconocieron a Kosovo

Países como Estados Unidos y Reino Unidos reconocieron rápidamente la independencia de Kosovo. Sin embargo, a lo largo de estos años otros muchos países no han aceptado la independencia de este nuevo Estado, entre ellos España, China y Rusia. El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, ya aseguró en 2013 que España no iba a reconocer a Kosovo porque «no cree en las declaraciones unilaterales de independencia».

Hoy por hoy el caso de Kosovo se puede considerar como un claro ejemplo de fracaso de la comunidad internacional, pues la provincia autónoma serbia es, según los datos de la CIA, un territorio altamente dependiente de la comunidad internacional y de la diáspora para la ayuda financiera y técnica. Sus ciudadanos son los segundos más pobres de Europa con una renta per cápita de 9.600 dólares al año, solo superados por los de Moldavia. La tasa de desempleo es del 33% y, en el caso de los jóvenes, llega al 60%. La emigración y la economía sumergida son las dos principales alternativas que brinda una sociedad donde la edad media es de 26 años.

Este fracaso no sólo tiene que ver con el aspecto económico, sino también el político. Los líderes albaneses de Kósovo prefirieron seguir en su día el camino de los hechos consumados al de la legalidad nacional e internacional. En lugar de acogerse a la Resolución 1244 de 1999 que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ofrecía a partir de la integridad territorial de Serbia, prefirieron la ruptura. Hoy el Estado kosovar se encuentra dividido, con sus comunidades enfrentadas con la necesidad del despliegue de tropas internacionales para mantener la paz.