Cataluña

La ley electoral catalana regala al independentismo su mayoría absoluta en escaños

Con una circunscripción electoral única los independentistas tendrían 66 diputados, dos por debajo de la mayoría absoluta en el Parlament

Puigdemont hoy en Bruselas, analiza los resultaos electorales
Puigdemont hoy en Bruselas, analiza los resultaos electoraleslarazon

El reparto de escaños en cada una de las cuatro circunscripciones catalanas, que prima la representatividad de las provincias menos pobladas en detrimento de Barcelona, beneficia al bloque independentista que perdería la mayoría absoluta en el Parlament de concurrir en una circunscripción electoral única.

Una simulación del reparto por el sistema D'Hondt de los 135 escaños del Parlament en una sola circunscripción para toda Cataluña arroja un claro descenso del resultado de los partidos independentistas y un moderado ascenso del bloque no nacionalista, suficiente para dibujar un panorama postelectoral diferente.

Con un 99,89 por ciento del voto escrutado, JuntsxCat pasaría de 34 a 30 escaños, los mismos que obtendría ERC, que perdería otros dos diputados.

La CUP, sin embargo, con una mayor implantación en Barcelona, ganaría dos parlamentarios y se quedaría con seis.

La suma de las tres formaciones que defienden la independencia de Cataluña se quedaría en 66 diputados, dos por debajo de la mayoría absoluta en el Parlament.

En el otro lado, Ciudadanos seguiría siendo el primer partido en el Parlament, pero perdería dos escaños, de 37 a 35 diputados.

Un descenso que se compensa con los dos diputados que ganaría el PSC, de 17 a 19, y el PP, que ganaría otros dos, hasta obtener cinco.

CatComú-Podem, con un voto claramente urbano en el cinturón de Barcelona, también ganaría dos escaños y se quedaría en diez.

De este modo, el bloque constitucionalista con Ciudadanos, PSC y PP sumaría 59 escaños, también lejos de la mayoría absoluta, con lo que CatComú-Podem, de Xavier Domènech, tendría la llave de la gobernabilidad en Cataluña.

En lo que respecta a número de votos, los tres partidos contrarios a la independencia obtendrían 1.889.176 y CatComú-Podem 323.695. La suma de ambos sería de 2.212.871 votos, frente a los 2.063.361 que suman ERC, JXCAT y la CUP. Esto supone 149.510 sufragios menos que la suma de las formaciones contrarias al “procés”.

Prueba de este hecho, es que el bloque independentista obtiene menos votos en el conjunto de Cataluña que la suma del resto de formaciones y, pese a ello, tiene mayoría absoluta en el Parlament.

Las tres formaciones que defienden la independencia catalana suman un 47,55 de los sufragios, frente al 50,87 por ciento del resto de partidos.

Un escaño le cuesta al PP 5.615 votos más que a Juntos por el Sí


El sistema electoral de Cataluña, muy similar al del Congreso de los Diputados, favorece notablemente el separatismo. La Ley D’Hondt, por la que cada provincia catalana es una circunscripción, da como resultado una representación muy desigual que beneficia a Lérida, Gerona y Tarragona en detrimento de Barcelona. Es decir, se produce una sobrerrepresentación de los partidos soberanistas, que obtienen los mejores resultados en Lérida y Gerona y los peores en la capital.

La fórmula electoral que se aplica en Cataluña es perjudical tanto para los partidos, cuyo éxito depende de dónde se sitúen sus apoyos, como para los ciudadanos, que su voto vale más o menos en función de dónde viva y cuya voluntad no se ve siempre reflejada en el Parlamento catalán, donde el partido que más votos obtiene no siempre es quien consigue más escaños y, por lo tanto, mayor poder.

Los partidos nacionales como el Partido Popular o el PSOE se ven perjudicados, al igual que sus simpatizantes en las urnas, ya que suelen obtener sus mejores resultados en Barcelona, la provincia catalana con mayor infrarrepresentación en el Parlamento. Así, a CiU en 2012 un escaño le costó 22.325 votos frente a los 24.825 que necesitaban los populares, 2.500 más. A partir de la encuesta prEelectoral del último CIS, el Gabinete de Estudios Electorales EGGR ha realizado una simulación del coste de los escaños el próximo domingo. Juntos por el Sí, la coalición de CiU y ERC, necesita 24.091 votos para conseguir un escaño, cifra que dista mucho de los 29.706 que requiere el PP, la formación más perjudicada junto con Cataluña si que es Pot, que necesita 29.244 votos para un escaño.

En Barcelona, según datos del Ministerio del Interior, viven el 74,8% de los catalanes y eligen al 63% de los diputados, eligiendo el 37% restante de los escaños el 25% de la población que está distriubuida entre Gerona, Lérida y Tarragona. Cuantifiquemos esta desigualdad: Lérida tiene un escaño por cada 20.916 ilerdenses frente a los 48.521 habitantes que necesita Barcelona. El coste de un escaño en Barcelona es mucho más del doble que en Lérida, donde reside sólo el 5,7% de los censados catalanes.

Se puede ver también de otra forma: para que el peso político de los ciudadanos en el Parlamento fuese equitativo Barcelona debería elegir 16 diputados más de los que tiene (85). Lo que la capital pierde equivale a la representación íntegra de Gerona, que actualmente escoge 17 escaños o Tarragona, a quien le corresponden 18.

Si lo que vaticina el último CIS se cumple, el independentismo ganaría en escaños pero no en votos. La suma de lo que conseguiría Juntos por el Sí y la CUP les da una muy ajustada mayoría absoluta de entre 68 y 69 escaños, pero la estimación de voto de ambas candidaturas se situaría en el 44%. Esta «disfunción electoral» daría el poder a los independentistas, cuando sólo un tercio de los catalanes les habría votado.