Operación Púnica

La red de Marjaliza tenía 444 cuentas corrientes

Marjaliza, de negro en la imagen, junto al también imputado Pedro García, directivo de Cofely
Marjaliza, de negro en la imagen, junto al también imputado Pedro García, directivo de Cofelylarazon

Las ofertas que presentaban sus competidores eran mejoradas «desde dentro» de los propios ayuntamientos.

El entramado empresarial que dirigía David Marjaliza abarcaba a mas de setenta sociedades, entre aquellas en las que figuraba como principal o único accionistas y las que aparecían como socios destacados personas vinculadas a él. Sociedades que, a su vez, eran titulares o participadas de otra que formaban una red espesa red que era la que posteriormente se utilizaba para lograr las adjudicaciones de contratos públicos que sacaban a concurso ayuntamientos o instituciones.

Esas sociedades, según se refleja en un informe de la Agencia Tributaria, llegaron a tener en septiembre de 2014 un total de 444 cuentas bancarias, así como no pocos inmuebles, algunos vehículos a su nombre, valores mobiliarios depositados, obras de arte, un barco o cuentas en el exterior.

Así, por ejemplo, Vancouver Gestión, S. L., considerada una de las principales sociedades vinculadas a Marjaliza que tenía como objeto social «la compraventa de fincas rústicas y urbanas», llegó a tener 49 cuentas bancarias abiertas, así como inmuebles, valores mobiliarios depositados y participaciones sociales minoritarias en otras nueve empresas.

Su secretaria, Ana María Ramírez, a quien hace días el juez le impuso una fianza para que pudiese recobrar la libertad, figuraba como la titular del cien por cien de las acciones de dos sociedades, aunque las investigaciones apuntan a que, en realidad, las mismas pertenecen también al considerado «cerebro» de la «Púnica».

Por otro lado, las investigaciones conocidas tras el levantamiento del secreto de parte de este procedimiento han puesto al descubierto el «modus operandi» de la trama, donde no importaba el pago de comisiones a alcaldes, concejales o funcionarios con tal de obtener unos pingües beneficios económicos.

En este sentido, además de Francisco Granados, otro personaje jugaba, presuntamente, un papel más que destacado. Se trata de Alejando de Pedro, «el conseguidor», el cual estaba directamente involucrado en esa actividad, o, al menos, así lo reflejaba el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco en un auto de octubre donde acordaba distintas intervenciones telefónicas.

«La investigación está revelando dos tramas empresariales dirigidas por David Marjaliza y Alejando de Pedro, formadas por diferentes compañías instrumentales o pantallas, coordinadas en sus escalones intermedios por socios y testaferros que han tejido una compleja red de influencias y obtención fraudulenta de adjudicaciones públicas» en las comunidades de Madrid, León, Murcia y Valencia, afirmaba el magistrado al respecto.

Para lograr sus objetivos, no escamoteaban esfuerzos para infiltrarse en las entidades públicas que iban a sacar a concurso las adjudicaciones que aspiraban obtener. Para ello, tenían que contar con funcionarios de «confianza» que le mantuviesen informado de las distintas ofertas que se presentaban, y, en ese caso, estar dispuesto incluso–no es difícil imaginar que a cambio de comisiones– a realizar las «gestiones» necesarias para que siempre las empresas de Marjaliza fuesen las adjudicatarias. Tal como afirma el magistrado, las observaciones han revelado que «la forma en la que las ofertas que presentaban era mejoradas desde dentro con información clasificada, superando así siempre con éxito las puntuaciones de los baremos y pliegos».

En otros casos, sus «contactos» dentro de esas entidades públicas les avisaban con tiempo «sobre la licitación proyectada, para poder presentar a tiempo sus ofertas» y contar, de esa forma, con más ventajas que sus competidores.

Ex portavoz del PSOE, «ejecutor»

En cuanto a Ana María Ramírez y Antonio Serrano Soldado, en esas fechas, seguían siendo «los ejecutores de primer nivel en la trama de David Marjaliza». Ana Ramírez era la secretaria del considerado principal dirigente de la trama, mientras que Serrano Soldado fue portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Valdemoro. Ambos, tuvieron una «participación esencial en la puesta en escena del grupo de empresas» de Marjaliza y dirigir las compañías «con un perfil instrumental»