Caso Gürtel

La secretaria de Correa: «Me tomé tres copas y me vine arriba»

La secretaria de Correa se retracta de las declaraciones que inculpaban a Pío García-Escudero

Maica Jiménez López, secretaria del presunto cabecilla de la trama Gürtel, Francisco Correa, a su salida de la Audiencia Nacional
Maica Jiménez López, secretaria del presunto cabecilla de la trama Gürtel, Francisco Correa, a su salida de la Audiencia Nacionallarazon

Maica Jiménez López, ex secretaria del presunto cabecilla del «caso Gürtel», Francisco Correa, se retractó ayer ante la Audiencia Nacional de todo lo que dijo en una grabación en la que implicaba en la trama a Pío García-Escudero, presidente del Senado, alegando que «me tomé tres o cuatro copas y me vine arriba».

Maica Jiménez López, ex secretaria del presunto cabecilla del «caso Gürtel», Francisco Correa, se retractó ayer ante la Audiencia Nacional de todo lo que dijo en una grabación en la que implicaba en la trama a Pío García-Escudero, presidente del Senado, alegando que «me tomé tres o cuatro copas y me vine arriba». Ése fue el principal argumento de Jiménez durante la media hora que duró su declaración como testigo ante José de la Mata, juez del caso, ante quien también testificó Ana Garrido, autora de la grabación y ex funcionaria municipal de Boadilla del Monte, en Madrid.

La ex secretaria de Correa explicó que Garrido y ella se conocieron a través de un ex concejal del Ayuntamiento de la localidad madrileña porque ambas habían sido víctimas de acoso laboral (Maica Jiménez presentó una denuncia contra Correa, aunque finalmente la retiró) y quedaron en un bar hace cuatro años. Allí hablaron de «Gürtel», pero ella no era consciente de que la estaba grabando y, de hecho, Maica Jiménez supo de la existencia de la grabación cuando Ana Garrido le confesó que le había grabado de forma subrepticia el pasado septiembre, que el audio estaba en manos de la Prensa y que iba a salir a la luz, versión que ha corroborado la propia Garrido, que explicó que fue su ex novio quien, por venganza, la entregó a la Policía tras clonar su ordenador.

Según la declaración de Jiménez, el encuentro tuvo lugar poco después del golpe policial a la trama de corrupción y duró casi cuatro horas. Explicó que el hecho de estar tomando copas le llevó a soltar por su boca «lo que no está en los escritos», como que vio en el despacho de su jefe al presidente del Senado, del que dijo que «estaba más metido en el ajo», o que el ex tesorero del PP, Luis Bárcenas, salía del despacho de noche con sobres. Sin embargo, ayer aseguró que todo lo que contó a Ana Garrido en su encuentro era mentira y que lo dijo para impresionarla. Declaró que nunca vio salir dinero de Special Events –la empresa de Correa– ni en sobres, ni en cajas, ni en bolsas de su despacho, lo que no encaja con lo que se puede escuchar en la grabación. Durante su declaración, Jiménez especificó que no era secretaria de Francisco Correa en la empresa, sino recepcionista, y que al ser una compañía dedicada a organizar eventos del PP se tenía relación con personas de esta formación.

En la grabación, que fue incorporada a la causa por el juez de la Mata, Maica Jiménez cuenta que el presidente del Senado visitaba al cabecilla de la trama de corrupción en su despacho e incluía a Cayetana, secretaria de García-Escudero, quien habría recibido regalos y elogios de Correa para que sus llamadas llegaran al dirigente popular sin problemas.

Maica Jiménez se retractó de todo lo dicho e incluso de haber enviado un mensaje a Ana Garrido tras conocer la existencia del archivo de audio en el que decía que tenía miedo y que se iba a cambiar de domicilio por el contenido de la grabación.

Ayer también declararon ante la Audiencia Nacional uno de los hijos del ex alcalde de Boadilla, Arturo González Panero, quien se acogió a su derecho constitucional de no declarar para no perjudicar a su padre en el procedimiento, y su compañero de colegio Fausto Cabrero, quien reconoció haber entregado al hijo de «El Albondiguilla», González Villaroya, el teléfono de tarjeta de su hermana a cambio de 50 euros porque su padre lo necesitaba.