Gobierno de España

Los ministros quieren repetir

Los que antes de las elecciones querían marcharse ahora susurran al presidente para quedarse. Cospedal quiere una cartera con poder y hasta el «polémico» Montoro podría seguir

El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, junto a sus ministros en Moncloa
El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, junto a sus ministros en Moncloalarazon

Los que antes de las elecciones querían marcharse ahora susurran al presidente para quedarse. Cospedal quiere una cartera con poder y hasta el «polémico» Montoro podría seguir

Del nuevo Gobierno de Mariano Rajoy, lo único cien por cien seguro en estos momentos es que ninguno de los ministros actuales se quiere ir. Nadie asume que quizás convendría que diera un paso atrás o insinúa que entiende que ha llegado el momento de empezar una nueva etapa. Incluso los mismos entornos que dieron a entender antes de las elecciones de diciembre que su ministro no tenía intención de continuar en el Gobierno, ahora trasladan justo lo contrario. Eso es lo que está haciendo que ahora se piense que el ministro de Economía y Competitividad en funciones, Luis de Guindos, está dispuesto a seguir ocupando un puesto en el área económica del nuevo Gabinete. Y si se tiene en cuenta que tampoco en medios gubernamentales ni en la cúpula del PP prevén que acabe cayendo el ministro de Hacienda en funciones, Cristóbal Montoro, el debate sobre el pulso entre los dos por una vicepresidencia económica vuelve a alimentar los corrillos populares. Aunque también hablan de la posibilidad de que Montoro sea movido de cartera para facilitar la negociación con Ciudadanos y el PSOE. Por ejemplo, a Industria, vacante desde que José Manuel Soria tuvo que dimitir por los «papeles de Panamá».

La única autoridad que decide, Mariano Rajoy, no pudo ser más claro el viernes, cuando al término del Consejo Europeo se le preguntó por su futuro Ejecutivo. Rajoy zanjó las especulaciones: «No voy a decirle nada a nadie antes de comunicárselo al Rey». Aun así, los suyos compiten en predicciones y hay bastante coincidencias en ellas, incluso en el círculo más cercano al presidente del Gobierno. Otra cosa es que acierten, porque la unanimidad tampoco es garantía de ello. De hacer caso de esas predicciones, lo que vendría es un gobierno de continuidad absoluta. Y hasta aquellos pocos que se dejan fuera de las quinielas de los nombres que previsiblemente continúan, como es el caso del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, están moviéndose para mantener una cartera en la nueva etapa. El titular de Interior, Jorge Fernández, confirmó públicamente la semana pasada que también se siente con fuerzas para seguir.

No sería la primera vez que Rajoy echa por tierra todas las previsiones de su equipo y sorprende con una decisión inesperada. Pero, de momento, los suyos se mueven barajando el criterio de que se impondrá la continuidad de la mayoría de los actuales ministros, con algunos ajustes de cartera. Lo justifican en el hecho de que a Rajoy no le gustan los cambios y en que algunos de los ministros que más papeletas tendrían para marcharse son amigos personales del presidente en funciones, por lo que si le piden continuar, éste no les dirá, supuestamente, que no. El nombre de la secretaría general del PP, María Dolores de Cospedal, es uno de los que más está en boca de todos. La tesis dominante es que ella quiere un ministerio a cambio de abandonar la Secretaría General del partido. Un relevo que el líder popular ya tanteó tras los malos resultados electorales en las autonómicas y municipales de 2015. Pero Cospedal prefirió entonces mantener el poder del partido a entrar en un Gabinete al que le quedaba muy poco tiempo de vida en plenas funciones por la disolución de las Cortes y la convocatoria de las generales de diciembre.

Cospedal no se ha ganado una buena opinión interna por su gestión al frente de la Secretaría General, al contrario. Ni en el ejercicio de su autoridad ni tampoco en su intervención en algunas de las crisis territoriales con las que ha tenido que lidiar como número dos del PP. Pero Rajoy sí se siente en deuda por sus servicios y por haber toreado con temas tan delicados como el «caso Gürtel» y el «caso Bárcenas». Por eso, la mayoría da por hecho que el líder popular le hará un hueco en su Gabinete, con el objetivo de poder disponer, además, de la Secretaría General de su formación en el próximo Congreso del PP, que se celebrará a principios de año.

En Fomento, una de las carteras disponibles tras la salida de Ana Pastor a la Presidencia del Congreso, no la sitúan, porque dicen que ese ministerio es «incompatible estéticamente» con las actividades de su marido, Ignacio López del Hierro. Rafael Catalá sustituyó a Pastor, sin dejar la cartera de Justicia, y podría mantenerse en esa responsabilidad en la que hoy está con carácter interino. Aunque también hay quien dice que podría quedarse fuera del Gobierno. En Génova sostienen que Cospedal aspira, en cualquier caso, a una cartera con poder, y apuntan a Justicia o Interior. En los dos casos se le recordarían algunas de sus declaraciones y de sus posicionamientos con el «caso Gürtel» o respecto a decisiones judiciales que afectaban a su partido.

A la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, sí la dan por fija. En la primera Legislatura del PP ya hubo maniobras en su contra de una parte del Gabinete, con Margallo como uno de los directores de orquesta de ese movimiento. Pero en la cúpula popular descartan que haya perdido confianza por parte de Rajoy. En la nueva estructura, los ojos están sólo puestos en ver si mantiene la portavocía, posibilidad por la que, por ciento, sigue apostando también la mayoría en el PP. En todo caso, y pese a los movimientos incluso ante Rajoy para intentar desgastarla, no se discute que mantenga el núcleo de las competencias que hoy ejerce. También creen que habrá continuidad en Educación, con Íñigo Méndez de Vigo, y en Agricultura, con Isabel Tejerina. Aunque de esta última dicen que está ganado puntos en el círculo de confianza del líder. El presidente tiene que cubrir al menos dos huecos, en Sanidad y en Industria. Si es que no amplía la estructura de su Gabinete, por ejemplo separando en dos carteras Hacienda y Administraciones Públicas. No es una idea con muchos adeptos internamente porque creen que estas dos áreas, por la negociación con las comunidades autónomas, están muy relacionadas.