Terrorismo yihadista

Los yihadistas captaban a radicales en puestos de venta ambulante

Era uno de los puntos estratégicos que utilizaban en Melilla

En la operación fue detenido un presunto yihadista en la localidad madrileña de San Martín de la Vega
En la operación fue detenido un presunto yihadista en la localidad madrileña de San Martín de la Vegalarazon

Una de las coberturas que utilizaban varios de los presuntos yihadistas detenidos en la operación conjunta hispano-marroquí, desarrollada el martes en ambos países, era la de vendedores ambulantes, que montan sus puestos en las proximidades de la frontera, según han informado a LA RAZÓN fuentes conocedoras del asunto.

Ello les permitía mantener contactos públicos, sin necesidad de ningún secretismo, con sus contactos en la Ciudad Autónoma y proseguir su labor de captación de «combatientes» para el Daesh, el Estado Islámico, a través de citas posteriores a ambos lados de la frontera.

Al menos tres de los arrestados, según las citadas fuentes, montaban sus puestos en las proximidades de la frontera de Beni Enzar, por la que entran y vuelven diariamente unos 24.000 marroquíes a pie y 7.000 vehículos. Si se suma los que pasan por las fronteras del Barrio Chino y Farhana, la cifra alcanza los 30.000 peatones y 10.000 coches.

Se trataba de puestos de comida improvisados en los que por el precio de un euro se venden bocadillos consistentes en un huevo cocido, atún, cebolla y tomate, para que sirva de tentempié y reponer fuerzas por el gran esfuerzo que realizan los porteadores y porteadoras de mercancías adquiridas en España y llevadas al vecino país a cambio. El «salario» es de cinco euros el viaje, que puede llegar a 12 cuando se celebra la fiesta del cordero, «Aid el Kebir». En algunos casos, se llegan a realizar entre tres y cinco viajes.

A estos puestos, por razones obvias, no se acercan nada más que los marroquíes, lo que les confiere una privacidad en medio de la publicidad que tiene cualquier hecho que se realiza en la calle. Como estrategia, reconocen los citados medios, no era mala.

En Melilla, al igual que en Ceuta, hay numerosos musulmanes de origen marroquí que tienen documentación española, lo que les convierte para los captadores del Daesh en objetivos preferentes, ya que se pueden mover sin ningún tipo de problema por el espacio Schengen.

Las fuentes consultadas subrayan que este tipo de personas, que además dominan perfectamente el español y, en muchos casos el francés, además de su lengua materna, con una vestimenta europea, cruzan las fronteras sin dificultades y pueden por lo tanto cumplir misiones de enlace o, llegado el momento, cometer atentados.

El control de los «vendedores ambulantes», dada la gran cantidad de personas que pasan cada hora por delante de sus puestos, resulta muy complicado, por lo que los musulmanes españoles podían establecer contacto con ellos sin llamar la atención, lo que sí hubiera ocurrido si se hubiera acercado una persona de aspecto europeo.

Una vez terminado su «trabajo», los «vendedores» volvían a Marruecos, donde daban cuenta a sus responsables de los contactos que habían mantenido y qué personas estaban dispuestas a integrarse en el Daesh, el Estado Islámico.

La cobertura, tan próxima a los pasos fronterizos, les daba también la posibilidad de vigilar los movimientos de las Fuerzas de Seguridad, que se han convertido en un objetivo de los yihadistas por la eficacia demostrada en la lucha contra este terrorismo.

No se ha revelado, por razones operativas, si en algún momento, durante su estancia en Melilla, se adentraban en la ciudad para mantener otro tipo de contactos más formales, sobre todo con personas que ya hubieran demostrado su voluntad de afiliarse al Daesh y establecer con ellos citas en Marruecos, con el fin de organizar su viaje a Siria o prepararles para cometer atentados en la zona.