Elecciones generales

Mariano Rajoy: «Con las elecciones se ha evitado un mal mayor»

Mariano Rajoy hace balance en vísperas del final de la legislatura. «PSOE y Ciudadanos no podrán seguir manteniendo su veto al PP tras el 26 de junio». «La alternativa al PP es un gobierno de quien ha llevado a Otegi al Parlamento Europeo». «No estoy cansado en absoluto. El PP es el partido más útil para los españoles»

«Gracias a que teníamos unos Presupuestos, el país apenas se ha resentido de la incertidumbre política»
«Gracias a que teníamos unos Presupuestos, el país apenas se ha resentido de la incertidumbre política»larazon

Rajoy hace balance tras la disolución de las Cortes ►«Si alguien cree que quitándome a mí habrá un cisma en el PP, está muy equivocado» ►«Supongo que Rivera considera que soy un obstáculo para sus particulares objetivos políticos» ►«La única alternativa al PP es un gobierno de los que llevaron a Otegi al Parlamento Europeo»

Horas antes de que se disuelva oficialmente la legislatura, el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, hace balance para LA RAZÓN de los cuatro meses que han pasado desde las elecciones generales de diciembre. Confiesa que dio definitivamente por hecho que no había otra salida a la repetición de los comicios el día en el que el líder socialista, Pedro Sánchez, perdió la votación de su investidura en el Congreso de los Diputados. Pero las nuevas elecciones son «un mal menor», a su juicio, frente a las opciones de gobierno que se manejaban. Dice que se siente arropado por su partido y confía en que gobernará después del 26-J, porque los vetos del PSOE y de Ciudadanos no pueden repetirse de nuevo. El líder popular sentenció desde el día después de las elecciones de diciembre que sin un acuerdo PP-PSOE la aritmética parlamentaria no iba a permitir formar gobierno, y hoy se muestra tranquilo y muy confiado en las posibilidades de su partido ante el nuevo examen electoral. La tranquilidad ha sido una de las señas de la actitud con la que ha vivido estos largos meses de negociaciones, reuniones y fotos, de las que su partido y él han estado ausentes. En su entorno se dejaba notar más nerviosismo, y hasta angustia por el miedo a que al final el PP se quedase fuera de La Moncloa. «Pero Rajoy aguantó, dejando que los adversarios acabaran equivocándose ellos solos», reflexiona uno de sus ministros.

Hoy Rajoy saca pecho por no haber participado en ese «teatro» y defiende el acierto de su estrategia de no sumarse a esas negociaciones, e incluso la de no tomar decisiones cuando no se tiene claro a dónde ir. «A veces la decisión más difícil es no tomar ninguna decisión», comenta informalmente. Rajoy siente que ha ganado tiempo y que hoy está en una situación más ventajosa que la noche electoral de diciembre. No da margen a que se interprete que antes o ahora se le ha pasado o se le pasa por la cabeza la posibilidad de dar un paso atrás. De hecho, resalta insistentemente que cuenta con el apoyo de su partido, y elogia, con ostentación de orgullo, la unidad que éste ha conseguido mantener en estos cuatro meses, pese a la complicada situación política y pese al coste de los golpes electorales que recibieron en la pasada legislatura. El presidente en funciones es como una piedra, que resiste y resiste, sin dejarse desplazar ni un milímetro. Ahora espera que lo que ha ocurrido desde diciembre sirva para movilizar voto útil a favor de su formación, y también para recuperar votantes que se le fueron a Ciudadanos. Y que los demás sigan enredándose, mientras él agita la bandera de que sólo una mayoría del PP puede evitar que se repita el bloqueo político. Aunque sigue entendiendo que la corrupción es lo que más daño ha hecho a su partido en estos últimos años, Rajoy continúa defendiendo en privado su obligación de ser «justo» con sus compañeros y de respetar la presunción de inocencia. Sabe que en el PP ese discurso puede no satisfacer a todos, pero la piedra sigue sin moverse de una posición que reivindica «por principios». Él mismo recuerda que ya le han enterrado políticamente muchas veces, la última tras el 20-D. Y frente a ese ruido, y frente a la impenitente exigencia de Albert Rivera de reclamar su cabeza, proclama que no está cansado y ni siquiera confirma que ésta vaya a ser su última campaña electoral.

–¿Qué sensación le dejan los meses que han pasado desde las elecciones de diciembre?

–A mí no me gusta la repetición de elecciones, hubiera preferido que se hubiera tomado en consideración nuestra oferta de pacto. Pero ya que esto no ha podido ser, creo que estos meses han sido útiles para que los españoles tengan más datos a la hora de valorar las actitudes de las distintas formaciones políticas. Los comportamientos de unos y otros durante estos meses son un elemento que ayudará a que los ciudadanos cuenten con más información a la hora de formar criterio. Ahora los españoles nos conocen mejor a todos.

–¿Las elecciones son entonces el mal menor?

–Es cierto que no se ha conseguido formar gobierno, pero el modelo de Gobierno que se ha barajado durante estos meses y que, felizmente, no ha llegado a buen término hubiera sido muy lesivo para los intereses de los españoles. Y no hay que irse muy lejos, ni en la distancia ni en el tiempo, para ver lo que suele ocurrir con este tipo de gobiernos. Basta sólo recordar las imágenes que hemos visto del corralito en Grecia hace unos meses. Creo, sinceramente, que se ha evitado un mal mayor.

–¿Entiende que los ciudadanos estén cansados de todo este proceso?

–No me atrevo a interpretar lo que pueden pensar los ciudadanos. Algunos estarán cansados y otros estarán contentos por haberse librado de un Gobierno muy poco recomendable. Yo creo que los militantes y votantes del Partido Popular saben que su voto ha sido útil y que se ha defendido en todo momento nuestra condición de primer partido y de vencedor de las elecciones. Esto también es muy importante.

–Pero pese a ser la lista más votada nadie ha querido pactar con ustedes. ¿Ha hecho alguna revisión autocrítica?

–Desde el primer momento ofrecimos un acuerdo, que era la mejor solución para España. Y ese modelo de Gobierno sigue siendo válido, es el que necesita España: un Gobierno moderado, que responda a los grandes consensos nacionales, que tenga como principal prioridad la recuperación económica y la creación de empleo. Estoy convencido de que ese Gobierno se acabará abriendo paso porque es el que conviene a los españoles.

–Hasta finales de verano no habrá, posiblemente, un nuevo Ejecutivo. ¿Tiene coste esta pérdida de tiempo?

–Afortunadamente, antes de acabar la legislatura dejamos aprobados los Presupuestos. Nos criticaron muchísimo, pero imagínese lo que hubiera ocurrido si añadimos a estos meses de incertidumbre política la incertidumbre de carecer de Presupuestos. Si me permite una observación, ésa es la diferencia que va de la política de gestos estériles a la política que prevé los problemas, se adelanta y pone soluciones a los mismos. Gracias a que teníamos unos Presupuestos, el país apenas se ha resentido de la incertidumbre política, pero no es bueno que esta situación se prolongue mucho tiempo. España necesita seguir haciendo reformas para consolidar la recuperación y crear empleo.

–Pero hasta ahora, ¿diría que la situación política ha afectado a la marcha de la economía?

–La última EPA ha sido, probablemente, una de las mejores en ese trimestre, que como todo el mundo sabe es el peor del año. En los últimos doce meses, en España se han creado más de 570.000 empleos. También los datos que conocimos este viernes de crecimiento económico del 0,8 por ciento confirman que somos el país que más crece entre los grandes de Europa, lo que demuestra la pujanza de nuestra economía a pesar de la incertidumbre política. Necesitamos muchos más datos así para llegar a nuestro objetivo: que en 2019 tengamos 20 millones de españoles con empleo y que la tasa de paro se reduzca al 13 por ciento. Ése es nuestro objetivo y podemos conseguirlo si mantenemos el rumbo.

–¿Y qué hay que hacer para mantener el rumbo?

–No es suficiente la inercia de estos años, es preciso avanzar de manera decidida para dar un nuevo impulso a la recuperación y a la creación de empleo. Hay que seguir mejorando la educación de los niños y la formación de los trabajadores; es preciso hacer reformas para contar con más empresas y de mayor tamaño; todo ello sin mencionar la atención que merecen problemas tan grandes como la amenaza del terrorismo islámico o la crisis de los refugiados. Tenemos que salir de este ensimismamiento de estar todo el día hablando de política y tenemos que ponernos a hacer política de verdad, la que trae crecimiento, empleo y bienestar para la gente.

–Y los partidos y sus líderes, ¿cree que sí han sufrido un desgaste?

–Eso lo veremos pronto. No hay nada más fatigoso que moverse por moverse para no llegar a ningún sitio. A mí estas semanas me han servido para dedicarle más tiempo a mis compañeros de partido, para estudiar propuestas innovadoras de la sociedad civil en asuntos importantes como los que acabo de comentarle. El PP ha venido organizando conferencias sectoriales sobre estas cuestiones y han resultado de enorme interés. Hemos escuchado muchas propuestas que servirán para enriquecer nuestra oferta a los españoles.

–¿Pero siente que estos meses le han desgastado o cree que ha ganado posiciones?

–Yo no estoy cansado, en absoluto. Creo que en estos meses se ha demostrado que el PP es el partido más útil para los españoles, el que ofrece mejores soluciones y mayor capacidad de hacerlas realidad. Experiencia y trayectoria, buenos equipos, resultados innegables y un proyecto para España; francamente me parece que no hay ninguna otra oferta más completa y más segura.

–¿En qué momento asumió que era imposible evitar unas nuevas elecciones?

–No sabría precisar, pero si tuviera que buscar un momento, creo que sería la investidura fallida de Sánchez. Ahí se certificó el fracaso de su estrategia e hizo mucho más difícil el acuerdo posterior con sus eventuales socios. Lo que vino después fue intentar mantener viva una entelequia que ya había sido liquidada por la realidad.

–Mirando ya a las elecciones de junio, ¿le preocupa que suba mucho la abstención?

–Yo trabajaré para evitarla. Todos aquellos que no quieran un Gobierno de Podemos o que no quieran abrir una etapa de máxima incertidumbre o que no quieran poner en riesgo el proceso de recuperación económica tienen que saber lo que está en juego y no pueden abstenerse. No es algo remoto e irreal, sino que ha estado a punto de ocurrir y que, de hecho, ya está ocurriendo en determinadas comunidades autónomas. No podemos regresar al pasado, sería injusto con los esfuerzos que han realizado todos los españoles en estos años. Voy a pedir el voto con más intensidad si cabe, porque es mucho lo que está en juego.

–¿Está pidiendo ya una mayoría amplia que no dependa de coaliciones?

–Siempre es mejor volver a votar que tener un Gobierno que pueda echar a perder la recuperación económica, que adopte medidas irresponsables o que rompa los grandes consensos nacionales. La única alternativa al PP es un Gobierno formado por los señores que han llevado a Otegi al Parlamento Europeo a denigrar a la democracia española y humillar a las víctimas de ETA, por los señores que son incapaces de pedir la libertad de los presos políticos en Venezuela o por los que proponen romper la soberanía nacional. Ésa es la elección real que se plantea a los españoles. El PP nunca se sentó a pactar ni con Izquierda Unida ni con Podemos; otros sí lo hicieron con el objetivo de que Pedro Sánchez fuera investido presidente. Eso es lo que han visto los españoles durante estos meses y ahora tienen la oportunidad de votar conociendo lo que hizo cada fuerza política con su voto. Eso es muy importante.

-¿Confía en que la segunda vuelta pueda facilitar el entendimiento del PP con Ciudadanos y PSOE que ahora no ha sido posible?

-Sin duda. Los que han jugado a la exclusión del vencedor del 20 de diciembre no van a poder seguir haciéndolo después del 26 de junio. Los vetos han demostrado que no sirven para construir nada.

-¿Seguirá defendiendo la gran coalición en su campaña electoral?

-En la campaña electoral voy a recordar lo que hemos visto: que el único voto útil, el voto seguro, es el voto al Partido Popular. Cualquier otra opción es una ruleta, como acabamos de ver. El voto por la recuperación, por la estabilidad, por la certidumbre, es el voto al Partido Popular. Estoy convencido de que los españoles lo van a decir una vez más y espero que después del 26 de junio nadie vuelva a utilizar el veto para bloquear la situación política como hizo el señor Sánchez.

–¿Se siente decepcionado con la actitud de Pedro Sánchez? ¿O de Albert Rivera?

–No entro en esas disquisiciones. Sí le voy a decir que me siento muy orgulloso de los votantes y militantes del Partido Popular, que me han hecho llegar en todo momento cariño, comprensión y apoyo. Y lo he agradecido mucho, porque no ha sido un periodo fácil. Pero creo que he cumplido. Dije que iba a defender la victoria del Partido Popular y lo he hecho de la mejor manera que he sabido.

–¿Cómo explica la insistencia de Rivera en reclamar su cabeza?

–Lo ignoro. Supongo que considera que soy un obstáculo para sus particulares objetivos políticos. Pero si alguien cree que retirándome a mí puede provocar un cisma en el PP o poner al PP al servicio de otros intereses distintos del interés general de los españoles, está profundamente equivocado. El PP es un partido muy sólido, experimentado y forjado en muchas dificultades. Tenemos una responsabilidad para con los españoles y siempre hemos estado a la altura.

-¿Cuál cree que es su principal fortaleza ante unas nuevas elecciones?

-Sin duda alguna, mi partido, el Partido Popular, que es la principal formación política de España y una de las más grandes de Europa. Podemos cometer errores, pero todo el mundo sabe lo que somos, lo que defendemos y que cuando gobernamos, a la gente le va mejor. Es un partido que tiene una trayectoria, una historia y un balance de servicio a los españoles. Creo además que hemos sabido mantener una imagen de seriedad y coherencia, que ha salido reforzada en todo este proceso. Además, tenemos un proyecto para el futuro de España, un proyecto ambicioso y avalado por los resultados. Nosotros tenemos un plan para llegar a crear dos millones de empleos en los próximos años y podemos hacerlo porque en estos dos últimos años ya creamos un millón. Tenemos un plan para que las empresas españolas sean cada vez mas grandes y más estables, para que mejore la formación de nuestros jóvenes... Como he dicho, sólo estamos a mitad de la tarea.

–¿Y cuál es su mayor debilidad? ¿Los casos de corrupción que han afectado al PP?

–Si me permite, las debilidades no se cuentan, se corrigen. La campaña no ha empezado oficialmente, pero ya está en marcha.

–¿Cuál va a ser su principal argumento para dirigirse a la ciudadanía y reclamarle de nuevo que confíen en usted?

–Que hemos dado la vuelta a España y que somos los únicos que nos ocupamos de lo que importa a los españoles: el empleo y su bienestar. Hemos creado un millón de empleos en dos años y debemos mantener ese ritmo. Somos la única opción que da seguridad a los españoles.

–¿Es ésta su última campaña?

–Eso me lo han preguntado en casi todas las elecciones a las que me he presentado. Yo seguiré mientras mis compañeros quieran y yo considere que tengo algo que aportar.

–¿Esta vez cree que sí tienen sentido los debates a cuatro? ¿Se sentará usted en ellos?

–Permítame que recuerde un dato que a veces se olvida: yo soy el político que más ha debatido de España. Lo he hecho con tres líderes socialistas distintos. Lo digo con toda modestia, pero es la realidad. Haré, como he hecho siempre, lo que decida el comité electoral.

–En el PP preocupa que la presencia de Rita Barberá en las listas del Senado sea un elemento de desgaste. ¿Comparte esa preocupación?

–Rita Barberá es senadora, no porque lo diga yo, sino porque así lo ha querido el Parlamento valenciano. Ella ya ha explicado voluntariamente al juez su versión sobre los hechos que se están investigando y creo que es prudente que todos esperemos a que la justicia dictamine. El PP, por su parte, ha nombrado una gestora en Valencia y ha abierto una investigación interna para ver qué ha sucedido allí. Si tenemos que actuar, actuaremos, como siempre hemos hecho, pero antes vamos a conocer exactamente lo que ha ocurrido, sin precipitaciones, sin angustias y sin urgencias.

–Si no pudiese gobernar, ¿se ve en la oposición tras unas nuevas elecciones?

–Creo que voy a gobernar. Lo que hemos visto estos meses demuestra que no hay una alternativa real al PP: mucho ruido, muchas declaraciones de cara a la galería y mucha competición entre los distintos partidos. Pero, hoy por hoy, no se puede hacer un Gobierno serio y estable en España sin contar con el PP.

–Comentaba hace unos días que se sentía más fuerte que nunca. Pero en estos cuatro meses se ha dicho que usted era un cadáver político, por ejemplo. ¿Qué le da esa fortaleza?

–Tengo el convencimiento de que hay un futuro mucho mejor al alcance de los españoles y que si mantenemos las políticas que hemos seguido hasta ahora podemos dar un nuevo impulso a nuestra recuperación. Como dije en mi intervención del martes, tengo la sensación de que estamos sólo a mitad de tarea. Quiero a mi país y sé lo que son capaces de hacer los españoles cuando cuentan con estabilidad y buenas políticas. Ésa es la clave. A mí no se me ha olvidado cómo han sido los años 2012 y 2013. Si pudimos superar aquella crisis bárbara, podemos conseguir cualquier objetivo que nos marquemos.

–¿Qué piensa hoy de los que le han afeado su inmovilismo?

–Estoy bastante acostumbrado a las críticas y a ese tipo de acusaciones. Recuerde el debate que hubo en España cuando decían que tenía que pedir el rescate. Pues lo que valía para entonces vale también ahora: conviene no desdeñar la virtud de la prudencia. Si no sabes a dónde ir o si te quieren llevar a un lugar que no te interesa ni te conviene, lo mejor es quedarse quieto.

–¿A qué lugar le querían llevar?

–En este caso, el PSOE, que era el único que podía propiciar el Gobierno de gran coalición, dejó muy claro desde el primer momento que no quería ni pactar ni dialogar nada con el PP. Así las cosas, una vez que se había producido el veto socialista, nada de lo que yo hiciera podía propiciar la formación de un Gobierno estable. En ese sentido, no me cansaré de recordar que el único movimiento que a mí se me pidió fue que suscribiera un contrato de adhesión a un programa abrumadoramente socialista y que suponía la liquidación de la labor del Gobierno en estos años. Como comprenderá, después de haber ganado con claridad las elecciones, de sacar 1.700.000 votos al segundo, de ganar en 39 provincias y en 13 comunidades, lo menos que podía hacer es defender la victoria electoral del PP. Y estoy convencido de que en las próximas elecciones esa victoria será aún más amplia.