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Otegi lleva al Parlament «la vía catalana» que ideó desde la cárcel

El líder de la antigua Batasuna considera «ejemplar» el proceso catalán y pide una iniciativa «similar» en el País Vasco.

Arnaldo Otegi (c), junto a los dirigentes abertzales Pello Urizar (2i) , Marian Beitialarrangoitia (3i) , Jon Iñárritu (3d) y Pernando Barrena (d) y la diputada de la CUP Anna Gabriel (i) y el diputado de JxSí , Lluís Llach (2d).
Arnaldo Otegi (c), junto a los dirigentes abertzales Pello Urizar (2i) , Marian Beitialarrangoitia (3i) , Jon Iñárritu (3d) y Pernando Barrena (d) y la diputada de la CUP Anna Gabriel (i) y el diputado de JxSí , Lluís Llach (2d).larazon

El líder de la antigua Batasuna considera «ejemplar» el proceso catalán y pide una iniciativa «similar» en el País Vasco.

Hubo un tiempo no muy lejano en que el autogobierno vasco provocaba la envidia de los nacionalistas catalanes, deseosos de obtener algo parecido a su concierto económico. Pero aquel tiempo pasó. La mayor parte del catalanismo político, esto es CDC y ERC, se transformó al independentismo, dando pie a un proceso destinado a la creación de un Estado propio. Hoy las envidias se han invertido. «Esperemos que en un breve plazo, o en un plazo razonable, Euskadi también viva un proceso similar», afirmó ayer Arnaldo Otegi en el Parlament, reiterando así las reflexiones que verbalizó en la cárcel de Logroño y que este periódico publicó en octubre de 2015.

El secretario general de Sortu, excarcelado hace tres meses, se manifestaba así en el penal riojano: «Necesitamos un proyecto independentista totalmente renovado de cara a nuestro pueblo. Y, en este sentido, creo que Cataluña nos está dando una lección de la hostia». Ayer, en el Parlament, reformuló sus palabras, pero el sentido quedó intacto, subrayando que siente el movimiento soberanista catalán como «propio»: «El proceso en el que están inmersos los catalanes y las catalanas es ejemplar, democrático y pacífico».

La presencia de Otegi en el Parlament desató una gran agitación política y mediática desde su llegada, minutos antes de las 12.30 horas. Bajó de la furgoneta junto a varios dirigentes de EH Bildu y recibió gritos de «asesino» y «sinvergüenza» por parte de varias personas que exhibían banderas de España, así como aplausos de representantes de miembros de la PAH (la Plataforma de Afectados por la Hipoteca que propulsó Ada Colau).

Dirigentes de la CUP, sus anfitriones en Cataluña, esperaban al líder abertzale a las puertas del Parlament y del brazo de la diputada Anna Gabriel inició una larga jornada que incluyó contactos con representantes de Junts pel Sí, Catalunya Sí que es Pot (la marca de Podemos en Cataluña) y con la presidenta del Parlament, Carme Forcadell.

Poco antes de la irrupción de Otegi en el Parlament, el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, avaló su visita en un agrio duelo con el coordinador del PP catalán, Xavier García Albiol, durante la sesión de control. «El señor Aznar dijo algo que no pararemos de recordarle, señor Albiol. Dijo: “En ausencia de violencia se puede hablar de todo”. Pues ahora no hay violencia, en eso estaremos de acuerdo. Se puede hablar de todo, señor Albiol?», replicó Puigdemont al dirigente popular, que le afeó su complicidad con «el acto de mayor indignidad que se ha producido en sede parlamentaria».

Lo cierto es que Puigdemont se cuidó luego de no cruzarse con Otegi para que las cámaras no captaran ninguna imagen de ambos juntos. El líder abertzale, por su parte, no quiso que su figura se viera devaluada y destacó que no hizo «ninguna gestión» para lograr una entrevista con el president, consciente de que podría crear «problemas» a Puigdemont.

Los dirigentes de Convergència también trataron de mantenerse a distancia de Otegi, si bien es cierto que facilitaron su visita al Parlament. Se esforzaron, en cambio, en no mostrarse con el líder de la antigua Batasuna. De hecho, la presidenta de la comisión de Exteriores, la convergente Marta Pascal, impidió la presencia de cámaras en la sala a la que Otegi acudió a reunirse con diputados de Junts pel Sí, CUP y Catalunya Sí que es Pot.

Con honores

El secretario general de Sortu pasó la primera parte de su visita en la planta baja del Parlament, donde se ubican los despachos de la CUP y del resto de grupos parlamentarios. Luego, ascendió a la planta noble del Palau del Parlament a través de la escalera de honor e inició una pequeña maratón de reuniones, cuyo punto álgido fue una entrevista de treinta minutos con la presidenta de la Cámara catalana, Carme Forcadell.

No extrañó, por tanto, que, acabado el «tour» por el Parlament, Otegi se deshiciera en elogios y gratitudes por el trato recibido. Dijo que se siente en «deuda política» con Cataluña e instó a la comunidad del País Vasco a «aprender» del proceso soberanista catalán y del protagonismo de «la sociedad civil y los movimientos populares» a la hora de marcar la agenda política con sus movilizaciones.

El periplo concluyó con los ataques de rigor al Estado español, el cual considera imposible de «democratizar» y con mensajes dirigidos a Podemos y a sus confluencias, a las que pidió que se suban al carro del soberanismo una vez comprueben que la España plurinacional es inviable.