Política

Elecciones municipales

Iglesias exigirá «un giro de 180 grados»

Planteará coaliciones por territorios y no cerrará un acuerdo en bloque con los socialistas. Abrirá las primeras conversaciones con el líder del PSOE pero pactará «con todo el mundo»

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, ayer en Madrid
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«Nuestra línea de trabajo es muy clara, nosotros tenemos la mano tendida, pero quien quiera entenderse con nosotros tiene que asumir que hay que hacer políticas distintas a las que se han hecho hasta ahora». Son palabras de Pablo Iglesias que describen la estrategia de Podemos durante la etapa de pactos que se abrió ayer en España tras una cita electoral en la que las mayorías absolutas fueron prácticamente inexistentes.

El secretario general se mostró dispuesto ayer a pactar «con todo el mundo», pero lanzó un mensaje encubierto al PSOE, el partido que depende más de Podemos para gobernar: según Iglesias deben estar «dispuestos a dar un giro de 180 grados en las políticas de recortes que han demostrado ser un fracaso y muestren un compromiso de tolerancia cero contra la corrupción».

Previsiblemente, la estrategia de negociación de pactos de Podemos será muy dura. La razón es que existe una clara preocupación en esta formación emergente de que su electorado perciba un acercamiento con los partidos de la «casta», señaladamente el PSOE. Y es que los de Pablo Iglesias pueden acabar apoyando precisamente gobiernos encabezados por los socialistas en autonomías como la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Aragón, Asturias o Extremadura, y reforzando así a su gran rival electoral.

Porque una cosa está clara: el principal objetivo de Podemos sigue siendo desbancar a Mariano Rajoy en noviembre, cuando el propio Iglesias se presentará como candidato. En ese sentido ha de interpretarse otra de sus declaraciones de ayer: «Esta primavera apunta hacia el cambio y esto nos empuja hacia las elecciones generales en una posición en la que vamos a poder disputar la victoria».

La prudencia con la que Podemos acometerá la negociación de futuros pactos fue subrayada ayer por el líder del partido cuando aseguró que los ciudadanos «no han votado pacto, han votado cambio». Por todas estas razones, los candidatos socialistas tienen delante un hueso duro de roer: sólo si hacen significativas concesiones a Podemos podrán gobernar, porque sólo así un pacto dejará de tener consecuencias de cara a las generales para Iglesias.

En su estrategia de coaliciones por territorios, las marcas de Podemos pueden ser la llave de gobierno en Cantabria, Baleares y Navarra, donde todo está también abierto.

El caso andaluz es significativo y muy probablemente la formación liderada por Pablo Iglesias repetirá la receta aplicada a Susana Díaz las semanas anteriores a la cita electoral del domingo. En aquella ocasión, Podemos puso en juego una estrategia basada en la lengua de seda y el puño de hierro. Su retórica fue en todo momento abierta al pacto, pero las condiciones impuestas a Díaz fueron inflexibles. En primer lugar, se exigió la salida de Chaves y Griñán. Luego se puso como condición que la Junta de Andalucía dejara de contratar con entidades financieras que ejecutaran desahucios.

Por último, se fijó como requisito que se recortara el número de altos cargos en la Administración para volver a contratar a profesores y profesionales sanitarios. Tres propuestas sencillas de entender para el electorado de Podemos. Tres propuestas que intentaron ser rebajadas y maquilladas por Susana Díaz sin ningún éxito: Podemos se mantuvo inflexible.