El desafío independentista

Puigdemont amenaza con boicotear la constitución del Parlament

Planea pedir a los diputados independentistas que no acudan si Rajoy no retira el 155

Puigdemont, en una de sus comparecencias desde Bruselas | EFE
Puigdemont, en una de sus comparecencias desde Bruselas | EFElarazon

Planea pedir a los diputados independentistas que no acudan si Rajoy no retira el 155.

Carles Puigdemont se siente fuerte en su retiro dorado de Bruselas. «Sigue en su cuento de Tintín, aunque su estrategia de todo o nada le está dando resultado. ERC mete presión, exigiendo su vuelta, pero está atrapada en la envolvente que le plantea y va a remolque de su estrategia», apuntan fuentes soberanistas. «Si los republicanos quieren enredar, se forzará la máquina», añaden personas del entorno del líder de Junts per Catalunya, que escenifican este nuevo desafío de Puigdemont «si el Gobierno de Rajoy no retira ya el 155, se hará un llamamiento a todos los diputados contrarios al 155 para que boicoteen la constitución del Parlament el próximo día 17». Es su política de máximos para poner en jaque a Rajoy, pero, sobre todo, a Esquerra Republicana.

ERC está moviendo piezas metiendo presión a Puigdemont para que vuelva. «No lo hará», apuntan personas muy cercanas a Puigdemont, que añaden con malicia que «sólo hace falta repasar la hemeroteca. Carles dijo que volvería si es investido. Si no lo es, no piensa volver y forzará nuevas elecciones». Puigdemont se mueve bien en estos escenarios de máximos que «fueron los que le permitieron ganar las elecciones», y los está aplicando ahora en la «guerra civil» que se está librando en el mundo independentista.

Junts per Catalunya, con el silencio cómplice del PDeCAT, que no abre la boca y casi aguanta la respiración ante la sentencia del «caso Palau» que se hará pública por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña el próximo día 15, sigue forzando la situación con su «o Puigdemont, o elecciones». ERC espera que Oriol Junqueras salga de prisión antes de la elección de la presidencia de la Generalitat, prevista a priori para el 6 o 7 de febrero, para plantear que la restitución del gobierno legítimo pasa por la elección de Junqueras ante la ausencia de Puigdemont.

Para alcanzar el objetivo final, la presidencia, Puigdemont –que no tiene intención de que recaiga en su antiguo vicepresidente– ha dejado entrever a los republicanos que la presidencia de la Mesa debe recaer en ERC. Carme Forcadell ha declinado, aunque en su partido tampoco eran muy partidarios de que aceptara, y las miradas de ERC se dirigen al que fuera consejero de Justicia, Carles Mundó. Este movimiento no es baladí, porque «si ERC preside el Parlament, la presidencia de la Generalitat le correspondería a Junts per Catalunya». Éstas son sus lentejas, o las toma ERC o las deja. No hay plan B.

ERC está incómoda en esta situación y trata de buscar otros apoyos. Puigdemont contempla esta posibilidad –hay un empate a 65 en el Parlament entre independentistas y no independentistas– porque los republicanos han abierto la posibilidad de pactos con los Comunes que podrían redundar en favor de Junqueras en una investidura, aunque sea a cambio de la presidencia del Parlament para Xavier Domènech. Por eso, Puigdemont amenaza con no dejar que se pueda constituir siquiera la Cámara. Apelar a la no asistencia de los contrarios al 155 evitaría el quórum necesario. La pregunta es saber si ERC, CUP y Comunes le seguirían en esta estrategia. Para conseguir doblegar sus voluntades, Puigdemont amenaza con elecciones. Podría perder la mesa ante un amplio pacto entre diferentes fuerzas, incluida ERC, pero en el cuartel general de Puigdemont lo tienen claro: «ERC puede desoír el llamamiento, pero quedaría en evidencia como los independentistas que impiden la restitución del gobierno legítimo. Serían los nuevos partidarios del 155».

«Puigdemont tiene una estrategia centrada en tres fases. La Mesa, la investidura y el gobierno. Si no sale investido, forzará nuevas elecciones porque ERC, que trata de ir de realista, sería arrollada por el voto independentista, que la consideraría traidora si no restituye al presidente legítimo», apuntan las fuentes consultadas. «Tienen a su público en contra, y Puigdemont lo va a aprovechar si ERC trata de imponer a Junqueras», remachan.

En Bruselas, su equipo está eufórico porque están marcando los pasos a seguir a ERC. Si los republicanos son sumisos podrán presidir el Parlament, dando la presidencia a Puigdemont. Si no lo son, Puigdemont forzará la situación boicoteando incluso la constitución de la Cámara para forzar elecciones. Si se supera esta fase y ERC pone problemas a la investidura, Puigdemont boicoteará a un presidente que no sea él y forzará, de nuevo, elecciones. Por eso, en ERC se espera con ansia la libertad de Junqueras. En el partido las disensiones son ya un clamor y sólo la presencia del líder es garantía de que las aguas internas vuelvan a su cauce. Y lo más curioso de todo, en el mundo constitucionalista también se espera la salida de Junqueras de la prisión para poner «cordura» en la actual situación política que está en manos de un Puigdemont, rodeado de «fieles hooligans», que quiere, y puede, forzar la situación en beneficio propio.