Política

Caso Pujol

Pujol enviaba a sus hijos a pedir las comisiones a empresas en Barcelona’92

El patriarca de la trama abrió a cada hijo una cuenta en Andorra para que las empresas ingresaran el dinero de las «mordidas». El tanto por ciento que pedían por la concesión de una obra era superior al 3 por cien «oficial» y a veces lo duplicaba.

Oriol Pujol, imputado por cohecho y tráfico de influencias en el «caso ITV», porta en junio de 1992 la antorcha olímpica mes y medio antes de la inauguración de los Juegos de Barcelona
Oriol Pujol, imputado por cohecho y tráfico de influencias en el «caso ITV», porta en junio de 1992 la antorcha olímpica mes y medio antes de la inauguración de los Juegos de Barcelonalarazon

El patriarca de la trama abrió a cada hijo una cuenta en Andorra para que las empresas ingresaran el dinero de las «mordidas». El tanto por ciento que pedían por la concesión de una obra era superior al 3 por cien «oficial» y a veces lo duplicaba.

Todo se quedaba en familia. El «patriarca» organizó perfectamente la «trama» para que ninguna filtración pudiera poner en peligro el negocio. Los que se entrevistaban con los empresarios, al menos los que estaban en edad de hacerlo, eran sus propios hijos. Él era el presidente de la Generalitat y no se podía mezclar en estos asuntos. Jordi Pujol vio en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 la gran ocasión de aumentar la fortuna familiar, pero, lógicamente, no podía implicarse directamente en el asunto.

Según han informado a LA RAZÓN fuentes de la investigación, del contenido de las comisiones rogatorias llegadas recientemente desde Andorra y Reino Unido se han obtenido datos que han permitido reconstruir el organigrama de la «trama», que no podía ser más sencillo.

Al frente estaba el patriarca y los hijos jugaban el papel que en cada momento se les encomendaba, desde visitar a los empresarios, hacer de testaferros, etcétera. A cada uno de ellos se les abrió una cuenta en Andorra, en la que los empresarios tenían supuestamente que ingresar el dinero si querían que les fueran concedidas determinadas obras.

Las comisiones que se les pedían excedían con mucho el famoso 3 por 100, hasta llegar a duplicarlo. Todo funcionaba como una sociedad opaca, sometida a la «omertá», en la que tanto los que recibían como los que entregaban el dinero se cuidaban muy mucho de contar nada a nadie. El dinero de las cuentas permanecía en las mismas el tiempo necesario, ya que, llegado el momento, eran transferido a otros países, en especial a paraísos fiscales, en los que, ya con la colaboración de terceras personas, volvían a España para ser invertidos en la compra de industrias, edificios, etcétera; o, en su caso, en países extranjeros.

De esta manera se iba generando un importante patrimonio, a nombre de empresas perfectamente legales, o a nombre de testaferros, que tenía un origen ilícito, pero que, con una serie de «hábiles» maniobras financieras se convertían en negocios lucrativos y legales. Después del «caso banca Catalana», en 1986, del que se salvó por los pelos de ser procesado tras su elección como presidente de la Generalitat seis años antes, sorprende que, a partir de 1990, quizás un poco antes, Pujol montara la trama, según las citadas fuentes, y que utilizara a toda su familia. Sin embargo, la documentación que ha llegado desde Andorra y Reino Unido deja poco margen de dudas, según las fuentes consultadas.

Las cantidades que ha manejado la «trama» en estos años son ingentes, según los investigadores y muy superiores a los más de 40 millones que el matrimonio Pujol Ferrusola y sus hijos movieron sólo en Andorra, según la documentación aportada por el Principado.

El entramado funcionaba de forma ajena por completo al que se ha descubierto gracias a las investigaciones del Juzgado número 1 de El Vendrell, cuyo titular es Josep Bosch, en la que presuntamente se cobraba a determinadas empresas el 3 por 100 a cambio de la concesión de obras, que debía ser ingresado en la Fundación CatDem, de Convergència Democrática de Cataluña (CDC).

La Fiscalía Anticorrupción ya ha apuntado –en el reciente escrito en el que solicitó a la juez que investiga la fortuna de la familia Pujol que la causa se traslade a la Audiencia Nacional– el modus operandi de los miembros de la familia del ex presidente de la Generalitat. Durante años, «en realidad durante décadas», sostiene el fiscal Fernando Bermejo, la familia Pujol Ferrusola (padres e hijos) «ha actuado conjuntamente bajo la dirección y gestión» de Jordi Pujol Junior, «desarrollando numerosos negocios económicos, así como diferentes actuaciones dirigidas a lograr el blanqueo de los capitales obtenidos».

Con ese argumento, rebatido por la defensa del ex presidente de la Generalitat al oponerse a que la causa termine instruyéndose en la Audiencia Nacional, Anticorrupción ha solicitado a la jueza Beatriz Balfagón, titular del Juzgado de Instrucción número 31 de Barcelona, que se inhiba del procedimiento. «Resulta palmario», defiende, que el enjuiciamiento del origen de «la fortuna amasada por los hijos del ex presidente de la Generalitat no puede desarrollarse de modo autónomo del enjuiciamiento de los hechos que se atribuyen al propio Jordi Pujol i Soley, puesto que de ello pudieran derivarse pronunciamientos contradictorios sobre asuntos sustancialmente idénticos».

«Instruyó a sus hermanos»

Anticorrupción recuerda que cuando Jordi Pujol Junior asumió en 1990 la gestión del supuesto legado familiar heredado de su abuelo paterno (que más de un año después aún no ha podido ser acreditado documentalmente), según explicó ante e juez el propio hijo del ex president «instruyó a sus hermanos y a su madre para que abrieran una cuenta en el Banco Reig de Andorra». Y lo hizo, añade, «para que cada uno de ellos pudiera tener dinero» pues así él «podría ir depositando mediante transferencias, desde su cuenta o en líquido, a la cuenta de sus hermanos y de su madre».

Pujol Ferrusola aseguró que invirtiendo en productos financieros de EE UU, Finlandia, Austria, España y Alemania consiguió multiplicar en diez años esos tres millones de euros iniciales supuestamente heredados de su abuelo, que en 2000 ya se habían convertido en ocho. La Fiscalía cree, no obstante, que esos fondos procederían de comisiones ilegales cobradas a distintas empresas por la adjudicación de contratos públicos y que Pujol Ferrusola era el encargado de gestionar esas cantidades supuestamente ilícitas, blanquearlas y, posteriormente, repartirlas entre sus hermanos.

Ese nexo común entre ambas causas (el papel de Jordi Pujol Júnior) es el que, precisamente, esgrime Anticorrupción para que sea la Audiencia Nacional –que ya investiga los negocios del primogénito del ex president y Marta Ferrusola, unas pesquisas que acaba de ampliar hace unos días a sus hermanos Pere y Josep– quien asuma la investigación del origen de la fortuna familiar del ex «molt honorable».