Cataluña

Rajoy y Sánchez harán frente común contra la consulta ilegal

El presidente responde a Puigdemont por carta que no negociará liquidar la Constitución.

El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont (i), saluda al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (d), durante la inaguración del Automobile Barcelona.
El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont (i), saluda al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (d), durante la inaguración del Automobile Barcelona.larazon

El presidente responde a Puigdemont por carta que no negociará liquidar la Constitución.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el secretario general del PSOE electo, Pedro Sánchez, salvan la unidad política para hacer frente al desafío del referéndum independentista. No se entienden en nada más, y ni siquiera parece que vayan a ser capaces de mantener una relación institucional razonable, pero, sin embargo, la tensión creciente no va a afectar al menos a la respuesta a las decisiones que adopte la Generalitat. No han hablado aún, pero Rajoy dijo ayer que espera hacerlo «próximamente» de cuestiones como Cataluña.

En Moncloa, algunos de los «giros» del líder socialista han encendido alarmas, pero la desconfianza, y la mala relación personal entre Rajoy y Sánchez, no llega hasta el punto de sembrar dudas sobre el apoyo del PSOE al Gobierno para defender el orden constitucional y evitar que esta vez se convoque la consulta de autodeterminación. La situación «puede llegar a ser crítica, depende de hasta dónde quieran tensar la Generalitat y ERC», advierten en medios gubernamentales. Y esto exigirá «llegar hasta donde haya que llegar» para que no se produzca ninguna votación, a diferencia de lo que ocurrió el 9-N, apostillan las fuentes consultadas. No habrá votación, no habrá urnas, y si se ponen, se retirarán, aunque en medio haya unas horas críticas, con el riesgo incluso de algaradas, que obliguen a actuar en materia de seguridad pública. El Ejecutivo quiere mantener la confianza en que no se llegará a este extremo, pero es una posibilidad «y nuestra obligación es tener preparados todos los escenarios».

Rajoy no ha empezado a hablar en detalle con los partidos de las decisiones que puede adoptar su Gobierno frente al desafío soberanista. No lo ha hecho ni con Ciudadanos (Cs) ni con el PSOE, sus principales socios constitucionalistas. Moncloa no quiere desvelar detalles de su estrategia, ni siquiera en la negociación de sus apoyos, y esperará a ver por dónde actúa la Generalitat. Aunque el camino judicial está más que definido y la incógnita se centra en hasta dónde puede tener que llegar la política si los líderes independentistas deciden desobedecer las órdenes del Constitucional.

La vuelta de Sánchez a la dirección del PSOE no interferirá en la estrategia del partido de cara al proceso independentista. Durante su etapa anterior en Ferraz, Sánchez ya exhibió unidad de acción con el Ejecutivo frente al desafío soberanista y, fuentes de su entorno reconocen a LA RAZÓN que esto no va a cambiar ahora. La estrategia se llevará a cabo de forma coordinada con el PSC, que está actuando en Cataluña como contención al avance secesionista, y se centrará en la defensa de la unidad de España y de la legalidad. Eso sí, los socialistas consideran que la resolución del conflicto se debe abordar desde el diálogo y no desde su judicialización. Cuestión distinta es el reconocimiento de la «plurinacionalidad» de España que Sánchez quiere hacer en la Constitución y que responde a la campaña que el nuevo líder ha hecho en Cataluña, donde obtuvo excelentes resultados en las primarias. En las enmiendas a la ponencia del 39º Congreso federal del partido, los pedristas impulsarán «el reconocimiento del carácter plurinacional del Estado apuntado en el artículo 2 de la Constitución». La medida, que resultó bastante polémica y que Sánchez va a mantener, aspira a reconocer las naciones, no como concepto jurídico ni político, sino cultural.

Por carta, el presidente del Gobierno ratificó ayer al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, el mismo «no» a la negociación de un referéndum ilegal y justificó su posición en las mismas razones que defiende en el debate público. Formalmente Rajoy respondió a la carta que le había remitido Puigdemont exigiéndole la negociación de la consulta ilegal. La respuesta estaba escrita antes de ser puesta negro sobre blanco, y Puigdemont la conocía más que de sobra, pero la carta enviada a Moncloa es una maniobra más de propaganda independentista para justificar decisiones a futuro en las que trabaja el soberanismo. Rajoy insiste en su respuesta en que hay una vía constitucional para plantear su propuesta independentista y que el camino es presentarla ante el Congreso, como sede de la soberanía nacional. «Pero no cabe plantear una negociación a espaldas de los verdaderos cauces democráticos y de la ley que a todos nos ampara y obliga», defiende el jefe del Ejecutivo. Rajoy advierte de que el proyecto que proponen negociar no sólo está al margen de la ley, sino que supone una grave amenaza para la convivencia y se sostiene en «un conjunto de iniciativas legales que suponen la liquidación absoluta de nuestro orden constitucional».