Gobierno de España

Rajoy, a sus ministros: «Este año no alquiléis nada»

En Moncloa afrontan un mes de agosto intenso, decisivo y sin vacaciones. Consideran el bloqueo de Sánchez y Rivera «una degeneración» de la política

Rajoy, a sus ministros: «Este año no alquiléis nada»
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Consciente de las dificultades pero dispuesto a trabajar «hasta la extenuación» para formar un Gobierno. Es el estado de ánimo de Mariano Rajoy tras haber aceptado el encargo del Rey. En La Moncloa afrontan un mes de agosto intenso y decisivo, sin vacaciones. De hecho, el Consejo de Ministros se reunirá todos los viernes a la espera de que haya novedades en la última semana. El presidente en funciones se lo advirtió a sus ministros con claridad: «Este año no alquiléis nada». Se refería así a que ninguno haga planes veraniegos y, según algunos miembros del Gabinete, Rajoy tampoco arrendará la casa rural de Ribadumia, en Pontevedra, donde ha pasado los últimos veranos. Allí era habitual verle con el marido de Ana Pastor, José Benito Suárez, en sus largas caminatas por la Ruta de la Piedra y Agua. La enrevesada situación política le tendrá en su despacho monclovita donde se trabaja a marchas forzadas para desatascar el delicado momento.

Como mucho, Rajoy y su familia acudirán algún fin de semana al apartamento que poseen en Sanxenxo, frente a la playa del Silgar, aunque por motivos de seguridad tampoco se descarta que lo hagan a Doñana. En Galicia también es fija la presidenta del Congreso, que este año tiene a toda la Cámara funcionando a destajo. La relación entre Rajoy y Ana Pastor es ahora más intensa que nunca, dado que a ella corresponde fijar la fecha de una posible investidura. Nunca en pasadas legislaturas permaneció abierto el Congreso, pero ahora el espectáculo es inédito, con diputados, periodistas, letrados y funcionarios en despachos y pasillos. Además, las reuniones que el presidente tiene fijadas con Pedro Sánchez y Albert Rivera se celebrarán en la Cámara Baja, un terreno que ambos consideran más neutral que el palacio de La Moncloa. Rajoy ha aceptado las condiciones del escenario y difusión que sus interlocutores han querido. Empieza la cuenta atrás.

En el Gobierno insisten en alejarse del debate jurídico sobre el famoso artículo 99 de la Constitución, interpretado de modo muy diferente por expertos constitucionalistas. Bajo la premisa de que la norma explicita el «cómo», pero no el «cuándo» de la investidura, reiteran que lo importante es formar Gobierno, tras la elección del Rey sobre Rajoy como candidato. Ministros y dirigentes del PP afirman que el pertinaz bloqueo de Sánchez y Rivera es «una degeneración de la política, insólita en cualquier democracia. Rajoy ha ganado las elecciones y es el candidato designado por el Rey. A partir de ahí todo es negociable menos la figura del presidente en funciones, añaden. Si hay algo que une en estos momentos al PP es la candidatura de Rajoy, algo de lo que no puede presumir el líder del PSOE, cada día más cuestionado por «barones» y destacados nombres de su partido.

Pedro Sánchez piensa más en su futuro que en el de España. Es el lamento de muchos miembros del Ejecutivo en funciones, diputados y dirigentes del PP. Tampoco entienden la obsesiva oposición de Albert Rivera, máxime cuando los populares han sido muy generosos con Ciudadanos al permitirles una Vicepresidencia primera y una Secretaría en la Mesa del Congreso, sin que tuvieran derecho a ningún puesto. «Sánchez y Rivera actúan como niños y esto no es un juego», advierten. Ambos se pasan la pelota el uno al otro, que tú votas sí y puede que me abstenga yo: «Un reflejo de políticos inmaduros que se olvidan de sus votantes». Ello se refleja en todos los sondeos, el hartazgo ciudadano y la exigencia de que haya un Gobierno ya. La sombra de unas terceras elecciones sigue latente, dicen que no las quieren pero nada hacen por evitarlas.

El «plazo razonable» que invocó Rajoy para las negociaciones va contra reloj a partir del 24 de agosto, fecha tope para fijar el techo de gasto previo a los Presupuestos del Estado, que deben entrar en el Congreso el 30 de septiembre. «Sin Presupuestos no hay Gobierno», insisten en Moncloa. Opinan que Sánchez y Rivera lo único que desean es «humillar» a Mariano Rajoy con una investidura doblemente fallida y «quitarse la espina» del fracaso de su pacto. A pesar de la nueva negativa de Sánchez en su última conversación telefónica y la segunda abstención de Rivera, el presidente acude a los encuentros de la próxima semana con actitud abierta y dialogante, sobre el documento de sesenta folios previo a la negociación. Con excepción de la figura de Rajoy, la unidad de España y la soberanía nacional, todo está abierto en materias como financiación autonómica, reforma electoral o educación. El desafío secesionista catalán urge la formación de un Gobierno sólido y de rápidas respuestas. El Gobierno está en funciones, aunque no en retirada, y reclama «voluntad política». Es el mensaje claro que difunde La Moncloa a todos los sectores políticos y económicos ante la actual situación. Es también el que ha expresado Mariano Rajoy con rotundidad a sus ministros. Según varios de ellos, Rajoy es consciente de las dificultades pero tiene «ganas de pelea». En estos siete meses que llevan en funciones, insólito en nuestra democracia, siempre les ha dado el mismo mensaje: «Trabaja como el primer día, aunque mañana pueda ser el último». Todos tienen claro que el líder gallego no piensa tirar la toalla y desoye la cascada de presiones que reclaman su marcha. «Nadie se baja del caballo en plena carrera y con dos elecciones ganadas», dicen en su entorno. Coinciden en que «no dará un paso atrás, sino hacia adelante». El presidente aguanta como una roca las presiones contra su liderazgo, algunas de sectores muy decepcionados. Empresarios del IBEX que financiaron a Ciudadanos como esperanza blanca del centro-derecha «contemplan a un partido que ahora no les sirve», opinan en Moncloa y en el PP, molestos por la actitud de Albert Rivera de primero «arrojarse» en brazos de Pedro Sánchez y después reclamar la cabeza de Rajoy en bandeja.

Los encuentros entre altos ejecutivos de la banca y empresas del IBEX no han cesado. Ninguno de ellos contempla con gusto unas nuevas elecciones, que mantendrían al país en otro largo periodo de incertidumbre, y demandan un gobierno estable. Las llamadas a la abstención realizadas por Felipe González, José Bono y ex ministros socialistas no han hecho mella en Pedro Sánchez, obsesionado con «sobrevivir como sea», según estos sectores. De momento, en el Gobierno se trabaja para preparar los encuentros de la próxima semana y el tiempo corre. «Se ha acabado el postureo escénico», aseguran. El ganador lo tiene claro y el llamado «sindicato de perdedores», como algunos llaman a Sánchez y Rivera, debe anteponer la estabilidad del país a sus propios intereses. De lo contrario, el desenlace tiene un nombre: A la tercera va la vencida. Por cierto, con las encuestas nada buenas para nadie salvo el PP.