Política

Gobierno de España

Rajoy centrará su investidura en la unidad de España ante el nuevo órdago

Mariano Rajoy se aproxima a la tribuna de oradores del Congreso durante el último Debate sobre el Estado de la Nación celebrado en febrero de 2015
Mariano Rajoy se aproxima a la tribuna de oradores del Congreso durante el último Debate sobre el Estado de la Nación celebrado en febrero de 2015larazon

De las tres salidas posibles a la gestión de los resultados electorales del 20 de diciembre, los últimos movimientos que está haciendo el líder socialista, Pedro Sánchez, en favor de una alianza «progresista» no han cambiado el análisis que hacen en Moncloa. La tesis en Moncloa y en la dirección del PP es que la opción con más posibilidades sigue siendo la de unas nuevas elecciones, si bien Cataluña es un elemento que distorsiona sus cálculos. En segundo lugar, ven el Gobierno de Mariano Rajoy con la abstención socialista. Y por último, como la menos factible, un Gobierno de Sánchez apoyado en la izquierda y en los nacionalistas e independentistas.

Rajoy y su partido no ven apenas margen para que prospere «la coalición radical», como han bautizado al acuerdo «progresista» que anunció la pasada semana que busca forjar el secretario general del PSOE, aunque éste insista en su estrategia de dirigir todos los focos a esa hipótesis. Y menos después de que ayer se confirmase el acuerdo de Juntos por el Sí y la CUP para formar «in extremis» un Gobierno independentista a costa de la cabeza de Artur Mas. La impresión en el PP es que el objetivo de ese nuevo Ejecutivo catalán será redoblar la agenda para la secesión, y ante este nuevo órdago Rajoy cree que gana espacio y que lo pierde Sánchez. Él se hará valer como garante de la estabilidad e intensificará su presión sobre su contrario para que se abstenga en su investidura y no entregue el Gobierno de la Nación a los grupos que avalan la ruptura de España. Por otra parte, Rajoy reafirmará ante el nuevo Gobierno catalán que hará cumplir la ley aun estando en funciones y que el Estado de Derecho actuará con plenos poderes aunque no haya acuerdo en Madrid, con todos sus instrumentos constitucionales.

En clave estrictamente nacional, el presidente en funciones está centrado en la negociación de la Mesa del Congreso. En la que, como informó este periódico, los socialistas están maniobrando para intentar asegurarse un reparto que dejaría al PP, la lista más votada, sólo con dos representantes, empatado con Ciudadanos y con Podemos. Mientras que el PSOE está buscando asegurarse dos puestos y la Presidencia de la Cámara. Rajoy mantiene en la más absoluta reserva el nombre del candidato que maneja para optar a presidir el Congreso. Es difícil que consiga mantener ese puesto pese a ser el grupo con más escaños porque el sistema de votaciones establece que cada grupo presenta su candidato y si ninguno sale con mayoría absoluta, en segunda vuelta será el más votado. Un pacto de la izquierda, con el que incluso ha estado coqueteando hasta ahora el negociador de Ciudadanos para asegurarse otros dos puestos en la Mesa, dejaría al PP fuera de la Presidencia. Esto se resolverá el próximo día 13, en la sesión de constitución de las Cortes Generales. A partir de las 10 de la mañana serán las votaciones del nuevo presidente. Y luego la de los vicepresidentes y de los secretarios. Incluyendo el presidente, son 9 los puestos en el órgano de Gobierno de la Cámara Baja. En Moncloa advierten incluso de que si nadie sabe nada del candidato del PP es porque hasta el último momento, en función de cómo evolucione la negociación, Rajoy no tomará una decisión al respecto. Ya en la pasada Legislatura fue habitual que apurase siempre los plazos para ejecutar sus decisiones más complicadas o que afectaban a nombramientos o cambios en su equipo.

Por cierto, en lo que afecta al Senado, la especulación interna se inclina mayoritariamente a favor de que Rajoy ofrezca repetir como presidente a Pío García Escudero, aunque el jefe del Ejecutivo en funciones tampoco ha señalado aún a nadie. En Andalucía, la decisión del ex ministro y vicesecretario del partido, Javier Arenas, de dejar la Cámara autonómica para centrarse en su trabajo en Génova y como senador ha dado pie a los rumores sobre si su destino podría ser la Presidencia del Senado. Pero no hay nada detrás de ese rumor ni está entre las aspiraciones del responsable de Política Autonómica y Local del PP.

Hasta que no se resuelva la negociación de la Mesa del Congreso en Moncloa no se pondrán a preparar a fondo el discurso de investidura de Rajoy. A partir del día 13 Felipe VI empezará las consultas con los grupos para proponer un candidato, y aunque el PSOE se mantenga en el «no», lo lógico es que la primera propuesta sea la del representante de la lista con más apoyo popular. La previsión en la dirección del PP es que esa primera sesión de investidura se celebre a finales de enero o principios de febrero.

Rajoy solicitará la confianza de la Cámara con dos líneas programáticas centrales, la defensa de la unidad de España y un programa de reformas por el empleo y para consolidar el crecimiento. Su propuesta para reclamar su gran acuerdo con el PSOE y con Ciudadanos tendrá un marcado carácter social, con gestos dirigidos especialmente a las clases medias. Aunque desde su entorno anticipan que, en ningún caso, el presidente en funciones incluirá en su oferta de gobierno la derogación de la reforma laboral. Sí será un programa centrista y dirigido a clases medias. Y sus líneas de acción serían parte de su nuevo programa si se tienen que repetir las elecciones.

Fuentes de Moncloa también adelantan que es posible que en su discurso de investidura Rajoy haga algún guiño a la reforma constitucional, en la línea de plantear que está abierto a que se abra una ponencia y se discuta siempre que haya una base de consenso. La modificación de la Carta Magna no iba en su programa electoral y el líder popular «está dándole muchas vueltas» a este tema. En cualquier caso, nunca irá más allá de ceñirse a lo arriba citado, y no baraja proponer ningún cambio concreto. Con el actual reparto de escaños el PP no puede impedir que se constituya la ponencia de reforma de la Constitución en el Congreso, pero sí puede bloquear un cambio que no cuente con su apoyo.