Política

Cataluña

Rajoy comparecerá mañana a las 16:00 en el Congreso para explicar su postura respecto a la crisis catalana

Tomará medidas incluso si la independencia es en diferido

El jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy
El jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoylarazon

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, comparecerá mañana, a las cuatro de la tarde, en el Congreso para dar cuenta de su posición sobre el desafío independentista en Cataluña apenas 24 horas después de que lo haga en el Parlament el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, comparecerá mañana, a las cuatro de la tarde, en el Congreso para dar cuenta de su posición sobre el desafío independentista en Cataluña apenas 24 horas después de que lo haga en el Parlament el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. Así lo ha confirmado a su entrada en la Mesa del Congreso la presidenta de la Cámara Baja, Ana Pastor, que ha reconocido sentirse preocupada por la situación que se está viviendo en Cataluña. No obstante, será en la reunión de la Junta de Portavoces cuando Pastor comunique oficialmente a los grupos la convocatoria de ese pleno de mañana por la tarde, que se celebrará después de la sesión de control al Gobierno que tendrá lugar por la mañana sin la presencia de Rajoy.

Todo está preparado en Moncloa para responder al independentismo, pero, a la vez, todo está también a la espera de ver qué hace hoy el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y hasta dónde llega en relación a la declaración unilateral de independencia. Hasta el último momento en Moncloa han barajado como hipótesis de trabajo la idea de que Puigdemont y el líder de ERC, Oriol Junqueras, buscarán hoy una salida intermedia para no gastar «la última bala». Y para tratar de impedir que se ponga en marcha toda la maquinaria del Estado de Derecho», Constitución y Código Penal, los dos mecanismos que responderán a una declaración de independencia según garantizó ayer mismo el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a la cúpula del PP.

Hasta que esta tarde enseñe sus cartas Puigdemont, la división interna y la presión económica, judicial y social han hecho que el Gobierno se incline por la tesis de que lo que hoy se presentará en el Parlamento catalán será un declaración sin efectos jurídicos, y sin votación, otro golpe de efecto con el que el Puigdemont intentará contener la olla a presión del soberanismo, bajo la agitación de la CUP, y sortear la suspensión de la autonomía.

Rajoy no se ha movido de su decisión de ir paso a paso y de su apuesta por evitar, salvo que no le quede más remedio, la utilización del artículo 155 de la Constitución, que afecta a la suspensión de la autonomía catalana. En público y en privado el presidente siempre ha sostenido hasta el día de hoy que el 155 era la última salida, y que sólo la usaría si no le quedaba más remedio. Ayer el Gobierno no descartó responder con este mecanismo al camino que hoy abra Puigdemont, pero al mismo tiempo la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, también advirtió de que el artículo 155 no se ha aplicado nunca hasta ahora y que hay que actuar valorando las decisiones con criterios de eficacia y teniendo en cuenta que causen el menor daño posible a los ciudadanos.

Preventivamente el Gobierno colocó ayer encima de la mesa la aplicación del artículo 155, pero sin desvelar los detalles de cuál será la respuesta que hoy recibirá Puigdemont porque dependerá de hasta dónde llegue. El Ejecutivo está pendiente de cómo formaliza el compromiso de utilizar los resultados del falso referéndum para activar la declaración de independencia, pero también medirá lo que dice en su discurso sobre, por ejemplo, la Ley de Transitoriedad, suspendida por el Tribunal Constitucional (TC), y que en teoría es la base para regular la construcción de la nueva República catalana.

Sólo si Puigdemont elude hacer alguna alusión, dura o blanda, inmediata o en diferido, a la independencia el Gobierno se abstendrá de actuar inmediatamente. Pero si el presidente de la Generalitat pone esta propuesta encima de la mesa, aunque sea como enunciado teórico, el Gobierno se verá obligado a valorar la situación y a responder con «firmeza». Así lo confirmó ayer Rajoy a la cúpula popular en una reunión en Génova. El Gobierno no admitirá tampoco, por tanto, una independencia «en diferido», aplazando sus efectos unos meses. En ese sentido, la vicepresi-denta solemnizó ayer en la Cope que una declaración unilateral de secesión tendría una respuesta por parte del Gobierno con el objetivo de «restaurar la Ley y la Democracia». Dado que se trata de causar el menor perjuicio, se podría recurrir al artículo 155, «que se ha estudiado muy poco», o aplicar otras medidas diferentes.