Barcelona

Rajoy frena las disidencias en el PP y les prepara para nuevas elecciones

Conversa con sus líderes para pedir unidad porque «Sánchez no va a ninguna parte».

El presidente del Gobierno en funciones y líder del PP, Marinao Rajoy, junto a Xavier García Albiol (d) y Alicia Sánchez-Camacho (i).
El presidente del Gobierno en funciones y líder del PP, Marinao Rajoy, junto a Xavier García Albiol (d) y Alicia Sánchez-Camacho (i).larazon

Conversa con sus líderes para pedir unidad porque «Sánchez no va a ninguna parte».

El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, ha abierto conversaciones con dirigentes nacionales y territoriales de su partido para contribuir a que se preserve la unidad y que las aguas internas de su formación se mantengan en calma mientras se resuelve la negociación que ha puesto en marcha Pedro Sánchez para ver si es capaz de formar Gobierno. El mensaje que el líder popular traslada a los interlocutores con los que analiza la situación postelectoral se sostiene coincidentemente en la idea de que Sánchez no va a ninguna parte con su estrategia porque con 90 escaños es imposible gobernar. Rajoy no cree que haya margen para el acuerdo del PSOE con Podemos porque los intereses de Pablo Iglesias son opuestos a los de Sánchez. Y está dispuesto a resistir todas las presiones para que el PP no vete un acuerdo entre los socialistas y Ciudadanos.

Rajoy está poniendo especial interés en trasladar la imagen de que él está tranquilo y que sigue confiando en que no está todo perdido. Que el PP sigue teniendo a su alcance la posibilidad de mantener el poder, si no es ahora, después de unas nuevas elecciones generales. Su estrategia de presión se va a sostener en no dejar de reivindicar en el ámbito público la gran coalición con PSOE y Ciudadanos y presidida por él, por ser el candidato de la lista más votada en los comicios de diciembre. Mientras que internamente busca mantener las riendas del PP bien sujetas, sin disidencias ni voces discordantes, bajo la expectativa de que el partido no puede cometer errores en tanto está abierto el juego.

En la dirección popular preocupa el desgaste de un proceso «que va a ser muy largo» y en el que les va a resultar muy difícil competir con el líder del PSOE por el espacio público. Pero están convencidos de que todo está abierto y que de aquí a que se celebre la investidura de Sánchez pueden ocurrir «muchas cosas y que las piezas cambien varias veces de sitio». Frente al desánimo de sus bases y de muchos dirigentes, ellos apuestan por el mensaje de que La Moncloa no está perdida y que incluso Rajoy todavía puede tener su oportunidad de ser investido presidente antes de ir a unas nuevas elecciones.

En cualquier caso, es un mensaje que se cumpla o no sí tiene hoy un alto valor como elemento aglutinador y para poner sordina a las dudas y al malestar que acompaña en todos los partidos al miedo a pasar a la oposición. La situación interna de la organización popular es complicada después de que en esta Legislatura hayan perdido el grueso de su poder autonómico y piezas claves a nivel municipal. Y en Génova saben que perder también el Gobierno de la Nación les abriría una crisis de amplias consecuencias, incluso, aunque Rajoy consiguiese mantenerse al frente del PP para tutelar con tranquilidad su sucesión. Pero todo eso son hoy futuribles, y en el entorno de Rajoy prefieren subrayar que el líder está seguro de lo que hace. Dicen también de él que es optimista y que sigue creyendo en sus posibilidades y en las de su partido. «No vamos a dar ni un paso atrás porque sólo nuestra oferta de Gobierno puede garantizar la estabilidad política y económica de España», sostienen.

En el actual escenario, después de que el Rey hiciese a Sánchez el encargo de intentar formar Gobierno, el margen del PP es muy pequeño y sólo les queda jugar bien la baza del diálogo con Ciudadanos. Tácticamente intentarán darle el máximo rango y aprovecharlo para probar su voluntad reformista. Una disposición con reservas, ya que en la dirección popular creen que Albert Rivera está más por la labor de facilitarle las cosas a Pedro Sánchez que a Rajoy. Sostienen, de hecho, que su posición de mediador y árbitro está contaminada por una tendencia a «juntarse» con el PSOE. «No quiere que se note, pero él prefiere un Gobierno de Sánchez y un PP en la oposición y en crisis para intentar seguir comiéndonos el terreno», asegura un alto cargo de Génova. Pese a esta desconfianza, el Partido Popular quiere que se abra el diálogo con Rivera, e incluso fuera de la dirección hay muchas voces que cuestionan que en Génova no hayan intentado forzar más esa vía antes de que se la ocupase el secretario general del PSOE.