Gobierno de España

Rajoy mantendrá su presencia activa en el PP por si hay elecciones anticipadas

El presidente llevará personalmente las negociaciones que se desarrollen con Ciudadanos, PSOE y PNV.

Mariano Rajoy juró el lunes en La Zarzuela, ante la Constitución y la Biblia, cumplir «fielmente» con las obligaciones del cargo de presidente del Gobierno
Mariano Rajoy juró el lunes en La Zarzuela, ante la Constitución y la Biblia, cumplir «fielmente» con las obligaciones del cargo de presidente del Gobiernolarazon

El presidente llevará personalmente las negociaciones que se desarrollen con Ciudadanos, PSOE y PNV.

Mariano Rajoy mantendrásu presencia y su dedicación al partido a diferencia de lo que hizo tras obtener la mayoría absoluta de las elecciones generales celebradas en 2011. En la dirección popular cuentan con que el presidente del Gobierno seguirápresidiendo las reuniones del Comitéde Dirección, los denominados «maitines» de la etapa de JoséMaría Aznar, en los que cada lunes la cúpula popular decide la agenda y la estrategia de la semana. Y también dan por hecho que Rajoy seguirá estando encima de la organización política, con toda la actividad pública que le permita su agenda como presidente de gobierno.

Aunque el discurso oficial señala que la intención de Rajoy es agotar toda la Legislatura que comienza ahora, en las filas populares son conscientes de que se enfrenta a un mandato difícil, en el que tiene que estar preparado por si se celebraran unas elecciones anticipadas. Con la mayoría absoluta y cercado por la crisis económica, Rajoy se encerró en 2011 en La Moncloa a seguir al minuto la evolución de los datos macroeconómicos y de la prima de riesgo, por entonces disparada. Su única prioridad era evitar el rescate, como él mismo ha explicado en numerosas ocasiones. Abandonó al partido y la maquinaria no funcionóbien en las contiendas electorales, al margen del desgaste de las siglas por las impopulares decisiones que adoptaron frente a la crisis.

Ahora es otro momento político y el líder del PP, además, «ha tomado nota de los errores» que cometióen su primera Legislatura. No prescindirdel partido ni tampoco renunciara dar la batalla política de la comunicación. «Nos toca gestionar, y no podemos fallar en el pulso que nos van a echar ante la opinión pública», según un veterano dirigente popular.

Rajoy tiene una tendencia natural a darle poca importancia a la relación con la Prensa o a la comunicación. De la vieja escuela, siempre ha estado más con la idea de que lo importante es hacer y no decir. Pero en esta Legislatura la competencia parlamentaria obliga a buscar acuerdos, y también «a pugnar por ver quién hace llegar con más eficiencia su mensaje a la ciudadanía».

Y en esta función el Gobierno necesita un partido que camine al mismo ritmo, sin diferencias ni pulsos en la cúpula «que hagan perder recursos en batallas personales en vez de unir medios como altavoz de la acción del Consejo de Ministros». AhíestaráRajoy, y también el equipo de Génova que sea ratificado en el Congreso Nacional del PP que se celebrará previsiblemente a principios de año.

Y si Rajoy ha decidido estar encima del partido no quiere crisis mal resueltas ni tensiones, también llevará personalmente la negociación con sus potenciales socios. Los apoyos serán variables, y el presidente del Gobierno trabaja en diseñar una estructura que le facilite el diálogo. Con interlocutores en el partido, en el grupo parlamentario y en el Gobierno que se fajen en el día a día. Pero fuentes de su entorno confirman que «él está y estará personalmente en la negociación», con interlocución directa con Ciudadanos, si es necesario, y, sobre todo, con el PSOE y con el PNV. «Ya hay diálogo», y la impresión es que la primera prueba de fuego, que será la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para el próximo ejercicio, será superada con éxito.

En Moncloa confían en acercar posiciones con el PNV, esperanza que, sin embargo, en ningún caso existió durante la negociación para la sesión de investidura. Mucho se especuló sobre la posibilidad de que los nacionalistas vascos ayudaran en el desbloqueo, una hipótesis que ni en Moncloa ni en la cúpula popular se manejó en ningún momento. Rajoy mantiene una buena relación personal con el lendakari, Íñigo Urkullu, y con otros portavoces del PNV, y de sus conversaciones siempre tuvo claro que en la investidura no podía contar con su apoyo, ni antes ni después de las elecciones autonómicas vascas.

Pero los Presupuestos de 2017 son «otra batalla», y en ella sí confían en poder tener de su lado al PNV, dentro del intercambio de partidas que entran en juego en este tipo de negociaciones. «Siempre hay necesidades por la otra parte, y cesiones desde Madrid, cuando hay un Gobierno en minoría necesitado de apoyos periféricos», remarcan desde el PP. El diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, también se mantuvo firme en el «no» a la investidura de Rajoy, pero desde su adscripción al Grupo Socialista sí ha dejado la puerta abierta a negociar los Presupuestos Generales del Estado.

El Gobierno necesita evitar que prospere una enmienda a la totalidad que supondría la devolución del proyecto, ya que sin cuentas para 2017 sería inevitable un adelanto electoral en mayo del próximo año. En cuanto legalmente fuera posible. Pero si no hay devolución del proyecto al Gobierno, en la negociación de las enmiendas, ya en el trámite de comisión, tendrá margen para ir sorteando las dificultades con unos y con otros, contando además con la prerrogativa legal del veto a las enmiendas de la oposición que impliquen aumento del gasto y rompan con el principio de la estabilidad presupuestaria.

Después del Gobierno vendrán los Presupuestos, y, en paralelo, Moncloa empezará a activar la agenda de reformas pactada con el partido de Albert Rivera, y que coincide en un centenar de medidas con las que Rivera pactó con el PSOE. Estas medidas marcarán, sin duda, las primeras decisiones que se adopten en esta legislatura.