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El Gobierno da por hecho el pacto PSOE-Podemos

Rajoy acusa a Sánchez de abandonar la «centralidad»

Mariano Rajoy, ayer, tomando el aperitivo con el alcalde de Celanova, José Luis Ferro (dcha.), en una bar de la plaza mayor de la localidad
Mariano Rajoy, ayer, tomando el aperitivo con el alcalde de Celanova, José Luis Ferro (dcha.), en una bar de la plaza mayor de la localidadlarazon

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no tiene "ni la más mínima duda"de que el PSOE y Podemos pactarán si logran mayoría suficiente en las próximas elecciones generales.

Los guiños y mensajes cruzados que las formaciones de izquierda se están lanzando durante el verano para sentar las bases de futuras alianzas postelectorales tras las elecciones comienzan a despertar las suspicacias del Gobierno. Tanto es así, que ayer el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, reconoció ante los medios que no tiene «ni la más mínima duda» de que el PSOE y Podemos pactarán para gobernar si logran sumar una mayoría suficiente en los comicios de diciembre. Para el Gobierno esto es producto de que los socialistas han abandonado la «centralidad» política, algo que viene a ratificar el precedente sentado tras la municipales y autonómicas, en las que entregaron a la formación de Iglesias la llave de las grandes ciudades. En este sentido el presidente recordó que ambos partidos ya han dado «buena prueba» de sus intenciones de aliarse porque «ya lo han hecho» en muchos ayuntamientos, entre otros, los de Madrid –«donde el PSOE le ha dado la alcaldía a Podemos»–, Valencia o Cádiz, municipios en los que ganó el PP el 24-M y en los que no ha podido gobernar. A esta ecuación se podrían sumar también, según Rajoy, algunos partidos de extrema izquierda o nacionalistas, buscando impedir que gobierne el Partido Popular si resulta ser la fuerza más votada.

Después del alegato realizado el martes por el ministro de Economía, Luis de Guindos, en el Pleno del Congreso en el que criticó con dureza la deriva a la que han llevado a Grecia la irresponsabilidad de Alexis Tsipras y los «populismos», Rajoy puso ayer el foco de nuevo en el debate que se plantea en España «de cara al futuro». El presidente del Gobierno llamó a poner las luces largas y elegir «si va a gobernar la moderación o van a gobernar otros» partidos. Una decisión que supone que se siga manteniendo la recuperación económica, que «todavía es frágil y hay que andar con cuidado», o que vayan a entrar otros a aplicar otras políticas que puedan ponerla en riesgo. «Ya se vieron en su día a dónde nos llevaron», apuntó.

Las distancias que desde el PSOE se afanan ahora por mantener con la formación de Iglesias –votando a favor del rescate a Grecia– para salvar las apariencias de cara a Europa contrastan con las llamadas que desde la dirección se hacen para que «otros» partidos se unan al frente reformista liderado por el PSOE para abrir el proceso de modificación de la Constitución. En este sentido, el líder del PSOE, Pedro Sánchez, señaló el martes en los pasillos del Congreso que «serán otros, con los socialistas al frente del Gobierno», quienes inicien el proceso de reforma constitucional.

Sánchez también se felicitó, irónicamente, por que Rajoy le hubiera hecho caso y hubiera decidido aceptar la reforma constitucional. No obstante, el presidente del Gobierno reconoció que ésta se llevará a cabo tras las elecciones porque el final de legislatura «no es el momento adecuado» para abordar una modificación de la Carta Magna, una actualización en la que, en todo caso, el PP promoverá los principios básicos del constitucionalismo.

El presidente del Gobierno respondía así al líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, quien sugirió que, una vez abierto el proceso de reforma, no sería necesario cambiar el título octavo de la Constitución para solventar el tema del soberanismo catalán, sino que apostó por «una disposición adicional» que «reconozca la especificidad de la identidad de Cataluña». Un camino que desde el Ejecutivo descartan de manera tajante. «Mientras sea el presidente del Gobierno no se va a hablar de la liquidación de la soberanía nacional ya que lo que sea España lo deciden los españoles y no una parte de ellos», señaló Rajoy. «No aceptaré que se ponga en tela de juicio la unidad de España y a partir de ahí se puede hablar. Sería en la próxima legislatura. Especular ahora no tiene sentido», agregó.

El AVE a Galicia, en 2018

Preguntado por los periodistas sobre la llegada del AVE a Galicia y las inversiones previstas –ya que el presidente estuvo visitando las obras de esta infraestructura en ese punto–, Rajoy aseguró que en las cuentas de 2016 se recogen cientos de millones de euros dedicados a este proyecto, e insistió en la fecha de 2018 como la prevista para que la alta velocidad ya funcione en Galicia.