Barcelona

Rajoy pone a Díaz en cuarentena

El PP desconfía del mantra de que la política andaluza ayudará a la gobernabilidad y matizan: «Dependerá del resultado de las primarias y de sus intereses personales»

Rajoy, ayer en Barcelona durante la clausura del Congreso del PP catalán
Rajoy, ayer en Barcelona durante la clausura del Congreso del PP catalánlarazon

El PP desconfía del mantra de que la política andaluza ayudará a la gobernabilidad y matizan: «Dependerá del resultado de las primarias y de sus intereses personales»

La idea de que la victoria de Susana Díaz en las primarias del PSOE facilitará la gobernabilidad del país se ha instalado en todos los ámbitos políticos, a la derecha y a la izquierda. Es una tesis recurrente, tanto que hasta ha llegado a especularse sobre la posibilidad de que el Gobierno estuviese, por ejemplo, condicionando su calendario para la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2017 a la agenda socialista, a la espera de que un PSOE liderado por la actual presidenta de la Junta de Andalucía ayudase supuestamente a la aprobación de las cuentas de este ejercicio.

Pero la estrategia de Mariano Rajoy no se sostiene, precisamente, en esta hipótesis. Nadie en el PP niega que «en teoría» un PSOE con Susana Díaz al frente «podría ayudar más que un PSOE liderado por Pedro Sánchez». Pero a esta teoría la colocan muchos matices en la práctica, y la realidad es que el Gobierno no ha ajustado el calendario presupuestario a la esperanza de que haya un liderazgo de Díaz sino que, por el contrario, en lo que está trabajando intensamente es en intentar amarrar los apoyos de Ciudadanos (Cs), Coalición Canaria (CC), PNV y Nueva Canaria, más sus satélites parlamentarios pequeños, para todo el trámite parlamentario, no sólo las enmiendas a la totalidad sino también para el dictamen final y la aprobación en Pleno de las cuentas del Estado. Es decir, para no tener que depender del PSOE para nada. El Ejecutivo mantendrá el discurso que apunta a que espera que el principal partido de la oposición se implique en la negociación de las enmiendas y contribuya «con sentido de Estado a la estabilidad». En Moncloa saben que los socialistas se juegan también mucho en la aprobación de estos Presupuestos por la tensión interna que nace de las presiones de algunos de sus «barones», que quieren y exigen que salgan adelante porque de ellos dependen para cuadrar en sus balances las mejoras negociadas con el Ejecutivo en inversiones o funcionarios. Pero esta realidad no se ha impuesto en el cálculo de Hacienda, y los Presupuestos seguirán su curso sin estar pendientes de lo que ocurra dentro del PSOE. En principio, la previsión es que estén, de hecho, aprobados antes de que Susana Díaz haya tomado las riendas socialistas si, finalmente, consigue imponerse en las primarias que se celebrarán en este partido.

En la dirección popular advierten de que ni a Díaz ni a Sánchez les interesa en estos momentos ir a elecciones. Que los dos necesitan ganar tiempo. Y aunque a los dos se les ha situado en el tablero político en posiciones enfrentadas, en Génova apuntan que hay que mirar más allá y condicionar el análisis al resultado de las primarias, es decir, a ver en qué condiciones puede llegar a imponerse Susana Díaz sobre Pedro Sánchez, y también a la situación en la que ella se encuentra. «Díaz carga con la etiqueta de ser la derecha del PSOE y de ser la candidata del aparato. Si llega a liderar el PSOE tendrá que seguir lavándose su imagen, y pondrá palos en las ruedas, de otra manera a como lo haría Pedro Sánchez, con otras formas y otro estilo, pero los equilibrios durarán solo el tiempo que ella necesite para consolidarse».

Por tanto, Rajoy sabe que «con el PSOE va a poder contar lo justo, esté Díaz o esté Sánchez». Y para apuntalar esta tesis, desde el entorno del presidente subrayan que ha sido precisamente la política andaluza la que está imponiendo el «no» en «una cuestión de Estado como es la negociación sobre la reforma de la estiba, porque ha antepuesto sus intereses de partido sobre el interés general». «E igual que ha hecho con eso hará con todo lo demás. Es verdad que una victoria de Pedro Sánchez podría interpretarse como el fin de la Legislatura, pero no hay que esperar que haya grandes acuerdos de Estado entre PP y PSOE porque sea Díaz la nueva secretaria general del PSOE», insisten en la dirección popular.

El presidente del Gobierno ha entablado una buena relación con el presidente de la gestora socialista, Javier Fernández. Desde sus posiciones enfrentadas, comparten una manera de entender la política «al margen del espectáculo y desde una austeridad que poco tiene que ver con el estilo de la nueva política». «Pero cuando se acabe la gestora, habrá que ver. Que la gestora haya apoyado a Susana Díaz no quiere decir que el estilo de oposición del PSOE cuando haya un nuevo líder vaya a seguir el mismo camino que el que hemos visto hasta ahora. Hemos estado en una especie de tregua, en la que el PSOE ha jugado lo mínimo sobre el tablero. Susana Díaz tendrá que seguir compitiendo con Podemos y sabe que si se aproxima demasiado al PP no conseguirá corregir la desafección de parte de la militancia socialista con la dirección del partido», dice el análisis popular. La conclusión en el PP es que esté o no esté Pedro Sánchez al frente del PSOE, su sombra seguirá condicionando la estrategia socialista «salvo que se meta un varapalo en las primarias que le deje definitivamente fuera de juego».

Ahora bien, en cuanto haya un nuevo líder, el presidente del Gobierno se dirigirá a él para abrir un canal de diálogo y buscar colaboración y acuerdos sobre los temas de Estado, sobre Cataluña, y sobre las reformas que están pendientes de tramitar. «No nos vamos a poner de acuerdo sobre la comisión sobre la financiación del PP, pero Rajoy tiene la intención de explicitar su voluntad de buscar puntos de entendimiento que faciliten la continuidad de la Legislatura. Da igual quien gane las primarias. Rajoy tenderá la mano, aunque sabe que no va a cambiar nada sino que lo previsible es que en cuanto se estabilice el nuevo líder del PSOE la tensión política vaya a más», sentencia un alto cargo del PP. Y un ministro lo simplifica con ironía: «Aquí lo decisivo es que ahora mismo nadie quiere ir a elecciones, no quién es el líder del PSOE. Aunque es verdad que con Susana Díaz se supone que podremos hablar, y que Pedro Sánchez ya nos ha dicho que con él no hay nada que hablar».