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Rajoy bajará el IRPF a «todos»

Llama a no hacer experimentos que acaben con un gobierno que dependa de «extremistas» como pasa en Cataluña

Rajoy eligió Barcelona para presentar su programa, una de las provincias donde se juega el 26-J
Rajoy eligió Barcelona para presentar su programa, una de las provincias donde se juega el 26-Jlarazon

Llama a no hacer experimentos que acaben con un gobierno que dependa de «extremistas» como pasa en Cataluña

Mariano Rajoy habló ayer en Barcelona, donde presentó el programa del PP, de la señora de Burgos que saluda en su último vídeo electoral. Explicó que la mujer le deseó «suerte» para el 26-J y que lo aceptó por cortesía, porque Rajoy es de los que confían más en el trabajo que en la suerte, como dice un viejo proverbio latino. «A nosotros la suerte siempre nos pilla trabajando», dijo. Lo cierto es que en su programa electoral hay poco espacio para promesas arriesgadas. La más osada es bajar los impuestos, porque es una de las medidas que forman parte de ese 9 por ciento del programa electoral de 2011 que el PP reconoce no haber cumplido. Claro que hace cuatro años, cuando los populares llegaron a la Moncloa, «encontramos un déficit de 27.000 millones de euros», recordó. Ahora que ya no se habla de la prima de riesgo y que según contó el candidato del PP al 26-J «somos una de las economías de la Unión Europea que más trabajo crea», para muestra el millón de empleos que se crearon entre 2014 y 2015, «vamos a bajar los impuestos».

Rajoy admite que es su propuesta más atrevida y polémica. En Cataluña mismo, la subida del IRPF a las rentas altas para compensar una rebaja a las rentas más bajas tiene a CDC, ERC y la CUP enfrentados. Pero destaca que bajar los impuestos «es lo que nos diferencia de todos los demás» y que «se puede hacer si se gobierna bien». Para demostrar que lo suyo «no es inventar señuelos ni conejos para chisteras deslucida», como a su entender hacen el PSOE y Podemos, a quienes dirigió sus principales críticas, recordó que en 2015 el Gobierno ya ha rebajado los tributos en dos ocasiones. Insistió en que su intención es «tomar decisiones que nos gustan, a medida que la normalidad va llegando al país».

El PP propone bajar dos puntos el IRPF a «todos» los españoles, reducir el tramo mínimo del 19 al 17 por ciento, y el máximo del 45 al 43 por ciento. Para facilitar la contratación, también contempla que durante cuatro años estarán exentos los primero 500 euros de cotización de los nuevos contratos indefinidos y de los temporales que se conviertan en fijos, así como librar de pagar el IRPF durante un año a quienes encuentren su primer trabajo. Además, propone rebajar el impuesto de sociedades. Todo esto mientras la UE vigila que España cumpla con los objetivos de déficit.

Rajoy insiste en que se puede hacer. De la misma manera que se puede llegar a los 20 millones de empleados en 2020, cuando termine la próxima legislatura. Pero para llegar a este objetivo que el PP llama 20-20, apela a no hacer experimentos el 26-J, esto es votar al PP que con propuestas «sensatas, según incide Rajoy, «ha puesto orden al desastre».

Aunque admite que «podríamos haber hecho las cosas mejor», el presidente del Gobierno en funciones defendió que como proyecto para España no hay nada mejor que el programa «moderado» y «sensato» del PP que «va a ganar al radicalismo rampante que impera en algunas zonas de España». Zonas como Cataluña, donde los diez diputados antisistema de la CUP amenazan con anticipar otras elecciones y el ocaso del proceso soberanista.

Rajoy hizo un llamamiento para que España no caiga en el error de Cataluña de votar un Gobierno que dependa de «extremistas». Cataluña se enfrenta a unas elecciones anticipadas porque la CUP, pese a haber firmado un acuerdo de estabilidad con Junts pel Sí, ha presentado una enmienda a la totalidad a los presupuestos. Y sin el apoyo de la CUP, el ejecutivo de Carles Puigdemont sólo tiene tres opciones, rebajar sus expectativas soberanistas y buscar otros socios de gobierno, prorrogar las cuentas o avanzar elecciones.

Cuando Artur Mas, en 2012, dio un giro estratégico a su política para embarcarse hacia Ítaca, que en el imaginario catalán equivale a la independencia, el PP auguró que los soberanistas naufragarían solos. Han tenido que pasar cuatro años para que el proyecto empezara a hacer aguas. Rajoy ofreció estabilidad a la Generalitat a cambio de que abandone «quimeras» y «tácticas de vuelo corto» por un proyecto de concordia. El popular recordó que la Generalitat «ha encontrado más lealtad en el Gobierno de Madrid que en algunos de sus socios parlamentarios». «No ha habido nunca un acuerdo más desleal que el de la CUP», insistió. Aunque la culpa sólo es de CDC y ERC que quisieron pactar con los antisistema, concluyó a modo de moraleja.