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Rajoy sopesa la petición de barones de contar con savia nueva en el PP y hacer un «ajuste» en el Gobierno

Frenará que la renovación territorial empiece antes de las generales para evitar ruido interno

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ayer en los pasillos del Congreso
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ayer en los pasillos del Congresolarazon

«Los cambios, sean en el partido, sean en el Gobierno, se anuncian una vez que se han producido, como es entendible». Con esta escueta frase el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, abrió ayer la puerta que el lunes había cerrado tras la reunión del Comité Ejecutivo del PP, y confirmaba así lo que ayer adelantó este periódico. Que su decisión es esperar a ver cómo quedan los pactos postelectorales y su poder real territorial y, a partir de ahí, revisar su estrategia para afrontar las elecciones generales e introducir en ella los cambios que considere oportunos, y que pueden afectar al equipo del partido y a su Ejecutivo, así como al proyecto de futuro con el que el PP pida de nuevo la confianza a los españoles para seguir en La Moncloa. En su manera de ser y de actuar, esa simple frase fue leída por los suyos como la confirmación de que sí habrá cambios. Ya el martes, desde su entorno aclaraban que el lunes se había limitado a salir al paso de la demanda de que valorase los resultados electorales, pero que todavía no tiene decidida su estrategia para afrontar las generales. Sin embargo, esta vez su forma de gestionar los tiempos ha chocado de bruces con la presión interna para que se mueva algo en respuesta a los resultados electorales del domingo.

Ayer Rajoy aclaró, en un mensaje dirigido a calmar a su partido tras la primera revuelta de los barones, que no está instalado en el inmovilismo que algunos le reprochan, sino que lo que pide es tiempo para actuar cuando se den las condiciones para hacerlo. Por ejemplo, en el foco del partido está situado el nombre de la secretaria general y presidenta del PP de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, pero antes de hacer nada la lógica llama a esperar a que se confirme la alianza de los socialistas y de Podemos para desbancarla de la Presidencia de la Junta pese a ser la lista más votada. La sensación que trasladan desde su entorno es que el presidente está estudiando la posibilidad de aprovechar esta difícil coyuntura para dar un impulso a su partido con un cambio en la Secretaría General, que tendría que consensuar con Cospedal, y hacer también un pequeño ajuste en su Gabinete. Las organizaciones regionales están demandando que se muevan piezas en Génova y Rajoy no puede arriesgarse a una campaña en las actuales condiciones que luego pueda pasarle factura. La impresión interna es que Rajoy necesita a alguien en Génova capaz de restañar heridas; alguien a quien no se le pueda reprochar errores y desplantes. Los barones piden savia nueva, y así se lo están trasladando en la ronda de contactos que ha abierto con ellos. Y el jefe del Ejecutivo es consciente de que necesita que el partido esté al cien por cien para afrontar las generales. Pero otra posibilidad es que los cambios no se sustancien quitando lo que hay, sino sumando. Mientras él toma sus decisiones, en las direcciones territoriales y en el partido han empezado ya las quinielas. Destacan tres nombres como candidatos para asumir la dirección del PP en el caso de que el presidente decidiese, finalmente, jugar sus bazas en ese sentido. Los candidatos son: el presidente del Senado, Pío García Escudero; la ministra de Fomento, Ana Pastor, y el ministro de Industria, José Manuel Soria. En lo que afecta al Gobierno barajan que el ajuste se pueda hacer utilizando la salida de José Ignacio Wert de la cartera de Educación (como embajador en la OCDE), ya que la de Luis de Guindos, llamado a presidir el Eurogrupo, llevará más tiempo. Los supuestos huecos en el Senado y en el Gobierno le dejarían margen para recolocar las piezas, según las cábalas que hacen en las filas populares. También se habla de la posibilidad de que refuerce su portavocía con un júnior.

En estos momentos, a seis meses de las elecciones, en el entorno de Rajoy preocupa especialmente que la tensión interna deje de estar embridada y que se tomen decisiones o se alimenten debates que en vez de servir para tomar impulso, abran nuevos problemas. Ahí se enmarca su posición a favor de que la renovación territorial no comience hasta después de las elecciones generales, es decir, que los congresos regionales se convoquen después. Todo proceso de renovación orgánica conlleva siempre, inevitablemente, ruido. Aunque la renovación se haga de manera no traumática y por adición, la discusión es inherente. Y la dirección popular no quiere que ese ruido distraiga la atención en un proceso en el que todo tiene que estar al servicio del objetivo de movilizar al partido, a todas sus estructuras regionales, para ganar las elecciones. «Ahora no es momento de discutir sobre nuevos liderazgos regionales sino que todo el partido y toda la estructura territorial tienen que estar al servicio del conjunto», advierten desde Génova. Un mensaje que frena la demanda de congresos extraordinarios que ya ha llegado desde Madrid o desde Baleares, por ejemplo.

Ayer, Rajoy se paró en los pasillos del Congreso, tras intervenir en la sesión de control al Gobierno, para matizar la interpretación que se había hecho de sus palabras del pasado lunes. «Iremos tomando poco a poco las decisiones más oportunas y convenientes para llegar bien a las elecciones generales», sentenció. Eso sí, recordó que su posición ya la había fijado tras la Ejecutiva, cuando dijo que no tenía previsto hacer cambios en su formación política. Pero también dijo que ahora empieza la etapa de constitución de corporaciones locales y autonómicas, que habrá que ver cómo quedan los pactos. Y que a partir de ahí el PP tomará las medidas internas oportunas para llegar en las mejores condiciones a las generales. «En cuanto al partido, iremos tomando las decisiones que creamos que son más oportunas y más convenientes para poder presentarnos a las elecciones generales de la mejor forma posible y pedirle a los españoles que nos den de nuevo su confianza».

En ese sentido, señaló que en estos momentos su prioridad es cumplir con la responsabilidad que le han dado los españoles en las elecciones del domingo, seguir gobernando y seguir con las reformas hasta el final de la legislatura, y trabajar para que esta política produzca efectos cada vez mejores en el conjunto de la sociedad.