Presidencia del Gobierno

Rajoy tenderá la mano a Rivera y aceptaría ofrecerle ministerios

Imagen de archivo de la reunión que mantuvieron tras el 20-D, el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, y el líder de Ciudadanos, Albert Rivera
Imagen de archivo de la reunión que mantuvieron tras el 20-D, el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, y el líder de Ciudadanos, Albert Riveralarazon

Las relaciones entre Mariano Rajoy y Albert Rivera han sido hasta ahora muy difíciles y están marcadas por la tensión que el líder de Ciudadanos ha querido imponer entre ellos.

Las relaciones entre Mariano Rajoy y Albert Rivera han sido hasta ahora muy difíciles y están marcadas por la tensión que el líder de Ciudadanos ha querido imponer entre ellos. De hecho, esta cuestión ha sido, por voluntad de Rivera, tema nuclear de su estrategia de campaña, más intensamente incluso en la de la de las últimas elecciones que en las anteriores, cuando Rivera fue más ambiguo sobre sus pactos postelectorales, aunque también acabó rectificando sobre sus líneas rojas. Pero en Moncloa y en la dirección popular confían en que el escenario que dejan los comicios del 26-J acabará confirmando cambios de posiciones que permitan reconducir esas relaciones. Desde el entorno de Rajoy aseguran que el candidato popular no se va a mover por «motivaciones personales» en la negociación con Rivera. El martes que viene mantendrán el primer contacto en el Congreso de los Diputados. De hecho, en la dirección del PP sostienen que a esa negociación, si hay voluntad por parte de Rivera de buscar aproximaciones, Rajoy debe acudir dispuesto a ser muy flexible y a «darle cosas». Incluso ministros, si el líder de la formación naranja quiere entrar en un Gobierno popular.

En este análisis, en Moncloa y en la dirección del PP están más pensando en el día después de la investidura que en la sesión en sí misma. Y lo explican con el argumento de que para gobernar les vendría bien tener un pacto sólido de gobernabilidad con Ciudadanos. La suma no alcanza la mayoría absoluta, y sus escaños no son, por tanto, decisivos en ese sentido. Pero no es lo mismo gestionar el día a día sólo con sus 137 escaños que si al menos, en cuestiones básicas, Rajoy negocia y es capaz de llegar a acuerdos con el partido de Rivera y con algún otro minoritario para aumentar el grueso de sus diputados. El PP descarta que Rivera vaya a plantear una negociación ideológica en los primeros tanteos, y creen que su posición vendrá muy determinada por lo que acabe haciendo el PSOE. Esto será lo que condicione las conversaciones a dos. Si los socialistas se llegan a abstener, la dirección popular cree que hay más posibilidades de que C’s también se abstenga. Pero si los socialistas votaran en contra en las dos votaciones de la investidura, en ese marco, sin embargo, son más de la opinión de que para C’s sería más complicado posicionarse con el PSOE y asumir su responsabilidad en el bloqueo político. Los interrogantes son múltiples, y en todo caso no dependen muchos de ellos de la iniciativa de Rajoy. No obstante, lo que sí empieza a cocerse internamente es la idea de que después de una campaña a cara de perro, y después de que la estrategia política ha ido dirigida a quitarle relevancia a C’s y empujarles en la pelea por el voto útil, ahora es el momento de aproximar posiciones y buscar puntos de acuerdo en favor de la gobernabilidad. Un pacto lo más estable posible, descartado ese acuerdo de mínimos con los socialistas. La semana que viene será «decisiva» porque entrará en juego el reparto concreto de puestos en la Mesa del Congreso y en la Presidencia. De partida, la dirección popular está dispuesta a ceder a los de C’s un puesto en el órgano de gobierno de la Cámara. Pero el PP se sentará a discutir esta cuestión con la idea de que vaya ligada, a su vez, a la investidura de Rajoy.

En la Legislatura fallida, el acuerdo de los grupos parlamentarios llegó en el último momento. Ahora han empezado ya hasta a circular en los «mentideros» políticos los posibles candidatos que Rajoy está barajando para presentar a la presidencia del Congreso. Pero el presidente en funciones mantiene al respecto la misma reserva con la que está acompañando sus gestiones, públicas y privadas, para sacar adelante su investidura. Mientras los suyos hablan de Celia Villalobos, que ya fue candidata tras las elecciones de diciembre, a sabiendas de que la presentaban a perder, o de ministros como Jorge Fernández o José Manuel García Margallo.