Gobierno de España

Rajoy trasladará al Rey que no se someterá a dos investiduras

Rechaza la idea de perder una primera votación y ser elegido en una segunda convocatoria

El presidente del Gobierno en funciones y del PP, Mariano Rajoy, durante la reunión del Comité de Dirección del partido, hoy en Madrid.
El presidente del Gobierno en funciones y del PP, Mariano Rajoy, durante la reunión del Comité de Dirección del partido, hoy en Madrid.larazon

No hay negociación sólida como tal abierta. Ni con el PSOE ni tampoco con Ciudadanos. El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, sí tiene un canal de diálogo con la formación naranja, pero Albert Rivera mantiene su negativa a negociar antes de la investidura.

No hay negociación sólida como tal abierta. Ni con el PSOE ni tampoco con Ciudadanos. El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, sí tiene un canal de diálogo con la formación naranja, pero Albert Rivera mantiene su negativa a negociar antes de la investidura. Así que, como precisan desde el entorno del candidato popular, no ha habido lugar hasta ahora a hacer ofertas «ni de cargos ni de nada» en tanto Rivera no da señales de que esté dispuesto a revisar su posición.

El Rey Felipe VI ha iniciado hoy una nueva ronda de contactos con todos los partidos para ver si hay apoyos para sacar adelante una investidura y en el PP lo fían todo a la «reflexión» previa y posterior de Pedro Sánchez y de Albert Rivera en el contexto de estas conversaciones con Su Majestad.

A día de hoy, en el entorno de Rajoy sostienen que es difícil que de aquí a que termine esa ronda de consultas haya cambios en el «bloqueo». Pero, en cualquier caso, precisan que es más fácil que haya un movimiento en el PSOE, que lleve a la abstención, a que Ciudadanos se mueva de eso que han etiquetado como una «abstención técnica», en segunda vuelta, y que, como Rivera también sabe deja más margen a Ferraz para atrincherarse en el «no» a Rajoy.

Las conversaciones y pronunciamientos públicos de dirigentes socialistas y de Ciudadanos han hecho que en medios gubernamentales y en el partido se asiente cada vez más la idea de que aunque ahora lo formulan de otra manera, las direcciones de estas dos formaciones siguen moviéndose con la tentación de intentar cobrarse la cabeza de Rajoy. Éste fue, de hecho, el eje de la campaña de Rivera de las pasadas elecciones generales.

Que Rajoy fuera el único candidato que mejoró en junio sus resultados con respecto a diciembre y el miedo a no asumir más desgaste bajo la imagen de ser responsables del bloqueo han hecho que esa exigencia no la formulen como antes, la modulen o hasta la maquillen, dependiendo del día. Pero en el PP asumen que sigue estando en el fondo de su estrategia, como salida para diluir el valor de su abstención a un Gobierno del PP. E intentar así disminuir el coste político de esa decisión para los aparatos del partido. En el caso de Rivera, está preso de su promesa electoral de que no apoyaría ni por activa ni por pasiva a Mariano Rajoy por los casos de corrupción que afectan a sus siglas bajo su mandato. Sólo que sus resultados electorales limitan la viabilidad de su exigencia.

Rajoy también es consciente de que «siguen yendo a por él», en palabras de uno de sus colaboradores, y en esto se explican sus reticencias a ir a una investidura fallida, ya que sus asesores le han expresado su temor a que al día siguiente crezca la presión para que se marche. Por eso, si no consigue previamente los apoyos necesarios para sacar adelante su candidatura a la presidencia del Gobierno, el líder popular le trasladará al Rey, según sus más próximos, que no ve sentido a ir a «una doble investidura», una ahora, fallida, y otra, después. Un escenario que sólo sirve «para desgastar a todas las instituciones».

Pero el líder popular no sólo está manteniendo contactos con otros partidos, con empresarios y más representantes de la sociedad civil, sino también con su partido. Y hoy mantiene blindado el apoyo a su candidatura. Por mucho que fuercen la presión Ferraz y Rivera, la decisión del PP es sostener hasta el último momento la candidatura de Rajoy, e ir incluso a unas nuevas elecciones antes que ceder en ese punto.

Hay que valorar además que en estos momentos en el PP no sienten sobre ellos la urgencia de los plazos porque ni a PSOE ni a Ciudadanos ni a Podemos les interesan otras elecciones. Si bien sí son conscientes de que «embarrar» el arranque de la legislatura, y el alargamiento del bloqueo, tiene coste para Rajoy porque desgasta al nuevo Gobierno antes de que eche a andar y cuando tiene por delante una travesía muy complicada. De momento, la posición de Rajoy es «resistir» y esperar a que sus adversarios acaben cediendo por «agotamiento», si es que no abandonan antes su decisión de no negociar. El jueves será su turno ante el Rey. En diciembre se presentó ante Felipe VI en un clima de opinión creado por su entorno que hizo creer que asumiría la candidatura aún si tener apoyos. Entonces él sorprendió a todos y renunció a esa posibilidad. Ahora su entorno lo que está difundiendo es que su candidato no irá tampoco al Congreso, aunque haya mejorado sus resultados con respecto a las anteriores elecciones generales, salvo que consiga que Rivera avance hacia el «sí» o el PSOE salga del «no». El jueves se verá si se confirman las palabras de ayer del portavoz en el Congreso del PP, Rafael Hernando, que volvió a insistir en que el presidente en funciones no irá a la investidura si no puede sacarla adelante.