Elecciones generales

Sánchez se juega la expulsión del PSOE si pacta con los soberanistas

Los estatutos prevén expedientar o echar a quien contravenga las resoluciones del partido

El secretario general socialista asiste ayer a la final de la Copa del Rey de Rugby en Valladolid
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Los estatutos prevén expedientar o echar a quien contravenga las resoluciones del partido

Si, como todo apunta, la masiva consulta de Podemos a sus bases da al traste con los anhelos de Pedro Sánchez de sumar a Pablo Iglesias a su entente del cambio con Ciudadanos, el líder socialista tendrá dos opciones durante la próxima semana: esperar a que el Rey constate el 26 de abril que no existe aritmética posible para conformar Gobierno o explorar la vía de izquierdas en torno a un Ejecutivo «a la valenciana». El problema de la «vía 161» que defiende la formación morada es que adolece de insuficiencia para superar la segunda votación de la sesión de investidura y necesita de la abstención del bloque constitucionalista –PP o Ciudadanos– o del separatista –ERC y Democracia y Libertad (DyL)– para lograrlo.

Ante la imposibilidad manifiesta de que tanto Mariano Rajoy como Albert Rivera –que vería rota su alianza con el PSOE– se prestasen a favorecer un gobierno de Sánchez e Iglesias, el líder socialista vuelve a mirar de reojo a los partidos independentistas para asestar el único golpe de efecto posible para llegar a La Moncloa. A pesar de que la abstención de los soberanistas siempre fue una opción aritmética sobre la mesa, gracias a la cual Sánchez podría haber sido investido en marzo, el PSOE se afana en rechazar sus apoyos públicamente, aunque los gestos hacia estas formaciones no paren de producirse. La cesión de cuatro senadores para que ERC y DyL pudieran contar con grupo propio en la Cámara Alta, las controvertidas promesas al presidente de la Generalitat Carles Puigdemont, la reunión secreta con Oriol Junqueras o la traslación de la negociación catalana a la mesa formada por el PSC y En Comú Podem han sido algunos de los guiños. El último, hace una semana, la abstención del PSOE en la proposición no de ley impulsada por ERC para dotar a Cataluña de más caudal del Ebro, un apoyo que tuvo su eco de ruptura interna y que llevó a los socialistas aragoneses a romper la disciplina de voto y posicionarse en contra, junto a PP y Ciudadanos.

No obstante, en el partido se muestran convencidos de que Sánchez no optará por esa vía. Sólo así se entiende que el líder socialista se jactara el pasado martes de no haber buscado su apoyo. «¿Dónde están aquellos que me acusaban de querer echarme en brazos de los independentistas, todo con tal de ser presidente del Gobierno? Ahora callan», puntualizó. El secretario general tendría además un importante escollo que salvar para granjearse el aval de los soberanistas: la resolución del Comité Federal del 28 de diciembre. En ella, el partido le impide negociar o alcanzar cualquier entendimiento con formaciones que defiendan «la autodeterminación, el separatismo y las consultas que buscan el enfrentamiento». Contravenir el mandato del máximo órgano entre congresos del PSOE tiene importantes consecuencias que van desde el apercibimiento, en forma de expediente, hasta la expulsión del partido. Así se recoge en el artículo 8 de los estatutos de la formación: «El afiliado o afiliada que observe mala conducta cívica o ética, falte al programa o a los acuerdos y resoluciones del partido (...) será sancionado, previos los trámites reglamentarios y mediante decisión de los órganos competentes, con medidas que podrán llegar hasta la expulsión en aplicación de las normas internas vigentes». Por su parte, el artículo 54 explica más detalladamente cómo cabrá la expulsión provisional cuando se actúe «en contra de los acuerdos expresamente adoptados por los órganos de dirección del partido». No obstante, fuentes consultadas por LA RAZÓN ven poco probable actuar así contra el líder del PSOE, más si tenemos en cuenta que quien debe promover dicha expulsión es la propia Comisión Ejecutiva Federal que dirige Sánchez.

La fórmula más eficaz para frenar un intento de éste de gobernar «a cualquier precio» pasa por el propio Comité Federal, el órgano encargado en última instancia de validar cualquier pacto y en el que los barones críticos con Sánchez cuentan con mayoría de votos. Para salvar este control, el líder socialista ideó la consulta a la militancia, a la que no descarta acudir de nuevo si se suscriben «cambios sustanciales» en el acuerdo que ya avalaron con Rivera. Sin embargo, según apuntan las fuentes consultadas, el Comité Federal no tendría reparos en oponerse al criterio de las bases, si apoyaran gobernar con la abstención de los independentistas. «Se haría campaña por el “no” o se tumbaría directamente en la reunión posterior», apuntan. Así, aunque Sánchez planteara un viraje «in extremis» para evitar las elecciones, el PSOE le enmendaría el paso hacia el 26–J.