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Santamaría clausura el «marianismo»

En el PP de Madrid recelaban de su candidatura y su relación con Casado estaba rota

Soraya Sáenz de Santamaría reivindicó ayer la gestión del ex presidente Mariano Rajoy y toda su acción política / Efe
Soraya Sáenz de Santamaría reivindicó ayer la gestión del ex presidente Mariano Rajoy y toda su acción política / Efelarazon

En el PP de Madrid recelaban de su candidatura y su relación con Casado estaba rota

La etapa de Mariano Rajoy en el PP se cerró ayer definitivamente con la confirmación oficial de que la ex vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría abandona la política activa para emprender una nueva etapa. Era la decisión esperada dentro del partido y despeja por completo el horizonte al nuevo líder del PP, Pablo Casado.

Tras ganar el Congreso de la sucesión de Mariano Rajoy, Casado ha ido recolocando las piezas de los equipos anteriores, pero midiendo siempre que la integración no afectara al objetivo de sentenciar la apertura de una nueva etapa en personas y programa. La ex secretaria general del PP María Dolores de Cospedal es la que mejor parada ha salido en el reparto de los premios de consolación porque además de que siguen abiertas las expectativas sobre su candidatura a Europa, todos sus colaboradores han encontrado acomodo en el nuevo PP.

La identificación de Sáenz de Santamaría con la etapa de Rajoy ha sido y es total, y ocupara el puesto que ocupara, en el imaginario del Partido Popular iba a seguir plenamente vinculada al ex presidente del Gobierno. Su situación como diputada de base era insostenible, aunque en un primer momento ella misma dirigió su futuro en esa dirección como salida para ganar tiempo después del Congreso que ganó Casado.

En el ínterin hasta que se ha resuelto su abandono de la política, durante las últimas semanas empezaron a moverse las especulaciones sobre su candidatura por la Comunidad de Madrid. Pero en el juego político, éste era un encaje que nunca estuvo encima de la mesa de Génova. Casado necesita obtener un buen resultado en Madrid, pero con «sus candidatos», explican en el «núcleo» de Génova. Sin arriesgarse a reeditar, añaden, lo que ocurrió en la etapa de Rajoy, cuando Madrid, con Esperanza Aguirre al frente del partido regional, se erigió en alter ego y contra poder de la dirección nacional.

Además, en la resolución del enigma de Madrid ha pesado también que el aterrizaje de Sáenz de Santamaría en el PP regional no era del gusto de la organización madrileña. Tampoco de la ex secretaria general María Dolores de Cospedal, pero este criterio es ya secundario en las decisiones de Casado. Para el líder popular es más relevante gestionar este proceso preelectoral sin generarse problemas dentro de una organización regional que le ha sido «absolutamente fiel» durante todo el proceso sucesorio, precisan en su entorno.

Ayer, las dos partes, la dirección nacional del partido y la ex vicepresidenta, envolvieron en muy buenas palabras el anuncio de la despedida de Sáenz de Santamaría. Pero la relación entre el líder del PP y la que fuera «número dos» de Rajoy ha sido muy tensa desde el Congreso de la sucesión. Hay diferencias en lo personal y en lo político, acentuadas estas últimas por las interferencias entre bambalinas de Rajoy en la recta final del proceso congresual. El ex presidente del Gobierno no señaló a su vicepresidenta tras dejar La Moncloa, al menos no con la rotundidad que en el entorno de ésta esperaban. Pero cuando empezó a quedar claro que la partida se decantaba a favor de Casado, sí hubo presiones que no cambiaron el signo de los acontecimientos, pero enrarecieron aún más el clima interno. La sorpresa que supuso la decisión del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, de no optar a la Presidencia del partido desencadenó un proceso que, visto ahora con perspectiva, fue «errónemente gestionado» por la ex vicepresidenta, según admiten en su propio entorno, porque se dejó influir «demasiado» por algunos dirigentes de su círculo «cuando desde un primer momento era evidente que no iba a tener el apoyo del partido aunque saliera bien del examen de los afiliados». Entonces no midió la fuerza del frente en su contra, y en estas últimas semanas ha comprobado que más allá de su equipo de siempre, no tiene los apoyos orgánicos necesarios para erigirse en una alternativa a Casado ni para exigir cuota de poder.

Sáenz de Santamaría ha sido la mujer que más poder ha acumulado en la política española. Ha estado en los dos gobiernos de Rajoy y ha tenido entre sus responsabilidades la gestión de problemas tan graves como frenar el desafío soberanista. Ayer justificó su adiós en que entiende que es la mejor decisión para la nueva dirección, para su familia y para ella misma. En un comunicado se mostró agradecida con el partido y, especialmente, con Rajoy, a quien reivindicó con fuerza. «Ha sido una experiencia impagable, en la que he intentado dar lo mejor de mí misma al Partido Popular y al servicio de todos los españoles. A ellos me he debido siempre en mi vocación política y he procurado con mi comportamiento y trabajo responder a su confianza».

La ex vicepresidenta se había reincorporado a la vida política la semana pasada. No participó en la reunión del grupo popular en el Congreso ni tampoco asistió a la Junta Directiva Nacional del partido, del pasado sábado, en Barcelona. Con su decisión de ayer el PP cierra definitivamente la página del «marianismo».

Casado le agradece su «entrega» a España

El presidente nacional del PP, Pablo Casado, agradeció ayer a Soraya Sáenz de Santamaría su «entrega» al Partido Popular y a España durante casi dos décadas de trabajo y le deseó «los mayores éxitos», después de que ésta anunciara su intención de abandonar la política. La despedida la formalizó a través de un mensaje en su cuenta de Twitter. «Le deseo los mayores éxitos en esta nueva etapa que comienza, en la que podrá seguir contando con todo nuestro apoyo y afecto», expresó.