Memoria histórica

«Santidad, no abandonen a los católicos españoles»

Más de 2.000 personas firman una carta abierta al Papa para que no autorice el acceso a la basílica del Valle de los Caídos

Carta abierta a la Alta Jerarquía de la Iglesia Católica
Carta abierta a la Alta Jerarquía de la Iglesia Católicalarazon

Más de 2.000 personas firman una carta abierta al Papa para que no autorice el acceso a la basílica del Valle de los Caídos.

Más de 2.000 personas -la cifra comenzó con 243 adhesiones- piden al Papa Francisco en una carta abierta que interceda y paralice la exhumación de Franco del Valle de los Caídos «sin la conformidad de la familia y de la comunidad benedictina que allí reza».

En el texto, al que ha tenido acceso LA RAZÓN, los firmantes instan al Pontífice a tomar medidas ante la decisión del Tribunal Supremo de dar luz verde a los planes del Gobierno y permitir la reinhumación de los restos del dictador en el cementerio de El Pardo-Mingorrubio, y no en la catedral de la Almudena en Madrid, como era deseo expreso de la familia.

La carta hace un repaso de lo acontecido en España desde la Guerra Civil hasta la actualidad y de cómo ha afectado a la vida de los católicos, en primer lugar por la «sangrienta e inmisericorde persecución» que padecieron durante la contienda. El texto recuerda la agradecida reacción del Papa Pío XII y su «paterna congratulación por el don de la paz y la victoria» una vez terminado el enfrentamiento civil.

A continuación se asegura cómo con el régimen de Franco, «España vivió en paz». Salvo los «inevitables juicios» que «obligaron a ejecutar a un buen número de personas con graves delitos de sangre a sus espaldas», reza la misiva, «se alcanzaron cotas de progreso y de bienestar muy difíciles de igualar», sobre todo «a partir de 1941», cuando se hizo «una labor descomunal de generosidad y clemencia, a base de numerosos indultos y reducciones de penas».

Tras la «modélica» Transición, el comunicado considera que fue José Luis Rodríguez Zapatero quien, en 2004, «decidió reabrir de un modo sectario y cainita la herida que tanto había costado cerrar», incluida «una persecución contra los católicos» y un «acoso a la Iglesia» que culminó con la aprobación de la Ley de Memoria Histórica de 2007 que tiene como objetivo «reescribir la Historia de España» y convertir «a los verdugos en víctimas y a las víctimas en verdugos».

A raíz de ese «proceso suicida» hoy «acelerado» por el actual presidente, Pedro Sánchez, los firmantes lamentan que «se han profanado templos, se ha insultado, acosado e incluso agredido a sacerdotes, se han retirado cruces, se ha prohibido la enseñanza de la religión católica en los colegios y se han eliminado todos los crucifijos, se ha hecho mofa y escarnio público de nuestros símbolos más sagrados, en definitiva, se está haciendo todo lo posible para que España, ahora sí, deje de ser católica».

Según la carta, «el último paso de esa estrategia de demolición» es la «profanación de los restos mortales» de Franco, para, «a continuación, desacralizar la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos».

«Santidad, solo la Iglesia puede impedir este desafuero, este ultraje a un templo cristiano», es la petición expresa al Papa, al que se avisa de que «detrás de la demolición de una de las más bellas cruces del orbe vendrán todas las demás». «No autoricen el acceso a la Basílica sin la conformidad de la familia y de la comunidad benedictina», apremian las líneas finales apelando a los acuerdos en vigor con la Santa Sede. «Tienen pleno derecho a negarse y la obligación moral de hacerlo».

La decisión del Tribunal Supremo el pasado día 24 ha supuesto un varapalo para la familia Franco y su defensa, pues desmonta los argumentos de su recurso contra la decisión del Gobierno de Pedro Sánchez de exhumar los restos mortales del dictador, cuyo traslado a El Pardo se prevé inminente.

Los nietos de Franco esperan que otras instancias jurídicas –el Tribunal Constitucional y, en su caso, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH)– dicten una sentencia contraria a la del Supremo. Fallos que llegarían, previsiblemente, cuando Francisco Franco lleve ya tiempo enterrado junto a su mujer, Carmen Polo, en Mingorrubio.

Esta carta, que suscribieron en principio 243 personas –«pronto serán miles los que se adhieran», decía el presidente de la Fundación Franco, Juan Chicharro– es un paso más en su batalla por impedir la exhumación.