Siria

Setmarian, un español al frente del aparato militar de Estado Islámico

Abu Musad ha abandonado las filas de Al Qaeda, convencido de que la estrategia criminal de Daesh es la adecuada para lograr un gran «Califato Mundial».

Mustafá Setmarian (derecha) junto a Osama Ben Laden, en Afganistán
Mustafá Setmarian (derecha) junto a Osama Ben Laden, en Afganistánlarazon

Abu Musad ha abandonado las filas de Al Qaeda, convencido de que la estrategia criminal de Daesh es la adecuada para lograr un gran «Califato Mundial».

Mustafá Setmarian, alias «Abu Musad Al Suri», es el jefe «militar» de Daesh, el Estado Islámico, según informaciones que obran en poder de expertos antiterroristas europeos, que confirman el paso definitivo de este individuo, que tiene las nacionalidades siria y española, a las filas de la banda yihadista que manda Abu Bakr al Baghdadi y el consiguiente abandono de Al Qaeda, al frente de la cual se encuentra el egipcio Ayman Al Zawahiri.

Setmarian, que permanece escondido en Siria, sustituye a Abdelmahid Abaaoud, muerto en un enfrentamiento con fuerzas especiales de la Policía francesa en el barrio de Saint Denis de París.

La noticia no ha sorprendido a dichos expertos. Desde que fue liberado, en 2012, de la cárcel de Alepo (su ciudad natal), en Siria, el paradero de este «maestro» e instructor de terroristas ha sido un misterio. Si hay alguien que conoce bien la clandestinidad, porque la ha practicado y porque la ha enseñado, es Setmarian; es una pieza que a todos los servicios de información internacionales les gustaría cobrar. Las noticias que se han difundido en los últimos años sobre su muerte carecen de fundamento y, posiblemente, hayan sido puestas en circulación por él mismo o por su entorno. Hasta que se le ha logrado «centrar» en el Estado Islámico, a través de determinados indicios, las dudas sobre su pertenencia al reino de los vivos o de los muertos era su mejor cobertura.

Este individuo, como le ocurre a todos los «ideólogos» de las bandas terroristas, tiene una influencia directa sobre el funcionamiento «militar» de la organización criminal.

Se le atribuye la queja de no haber sido consultado sobre los atentados del 11-S en Estados Unidos: ya que «yo habría recomendado que se eligiesen aeronaves realizando vuelos internacionales y haber introducido armas de destrucción masiva era, y todavía es, algo difícil y complicado, pero es una posibilidad que podrá realizarse».

Es decir, que los casi 3.000 muertos causados por aquellas acciones criminales perpetradas por Al Qaeda, a la que pertenecía entonces, se le quedaron cortos. Sus ansias por asesinar «infieles» están acreditadas.

Hasta hace poco se le suponía al lado de Ayman Al Zawahiri, como uno de sus más estrechos colaboradores, pero su paso a las filas del Daesh, como han hecho muchísimos militantes de Al Qaeda, era hasta cierto punto previsible. La estrategia que sigue esta banda terrorista, sobre todo en lo que se refiere a los ataques indiscriminados contra Estados Unidos y los países que forman la coalición internacional, forman parte de los libros y manuales que ha escrito para formar combatientes. Al Qaeda se ha quedado en los ataques contra objetivos emblemáticos mientras que el Estado Islámico ha optado por los denominados «blandos», en los que prima acabar con el mayor número de vidas de «infieles cruzados».

Además, en dichos libros y manuales para formar a los muyahidines (combatientes) hablaba, entre otras cosas, de la necesidad de que el movimiento yihadista se transformara «en un fenómeno estratégico y sus armas de disuasión llegaran a los hogares de los infieles y sus aliados de todas las nacionalidades y en todo lugar». «La nación islámica debe empezar a moverse con todos sus segmentos», subrayaba. Esto está ocurriendo en la actualidad.

De hecho, en uno de esos manuales recomendaba que la yihad sirviera para «infligir el mayor número de pérdidas humanas y materiales como sea posible a los intereses de los infieles, y para que interioricen que la yihad se ha transformado en un fenómeno del levantamiento popular en contra de ellos (...) a lo largo del mundo islámico, además de lugares poblados con los musulmanes».

En fin, cuenta con la experiencia suficiente para hacerse cargo del «aparato militar» de Daesh, sobre todo en lo que se refiere a ataques terroristas en todo el mundo.

Los expertos no dudan que Setmarian va a ser un temible dinamizador de cientos de combatientes del Daesh, ya que su fama le precede y hay muchos que han leído sus panfletos. Hace años ya se le atribuía por dichos expertos la posibilidad de que un día pudiera desempeñar un papel de cabecilla en una banda yihadista. Se mantiene en la sombra, en la clandestinidad, lo que no resta para nada su peligrosidad.

Tras la muerte de Abdelhamid Abaaoud, que se había trasladado a Francia con su particular «batallón de la muerte», integrado por casi un centenar de individuos, los nuevos responsables de «acción exterior» para Europa son el belga de origen marroquí Mohamed Abrini, nacido en 1984, y Naim Al Hamed, de nacionalidad siria, nacido en 1988. El caso de Abaaoud, uno de los altos cabecillas de Daesh, trasladado a Francia y expuesto a lo que al final le ocurrió, demuestra la importancia que Bagdhadi y los suyos dan a los atentados cometidos en Occidente, en especial en Europa.

Abrini y Hamed, según las citadas fuentes, son dos sujetos muy peligrosos, ya que forman parte del citado «batallón de la muerte» que Abaaoud entrenó en Siria y eran directos colaboradores de este individuo.

Por lo que respecta a Mohamed Abrini, se le imputa su participación en los atentados de París a las órdenes de Abaaoud. Dos días antes de la masacre, el 11 de noviembre, fue captado en compañía del ya capturado Salah Abdeslam en una gasolinera de Ressons, en la autovía en dirección da París, a bordo de un Renault Clio que fue utilizado en las acciones criminales. Abdeslam no se suicidó por pura cobardía, pero el Estado Islámico quería preservar para el futuro a Abrini, al igual que a Abaaoud.

Según los expertos consultados por este periódico, era uno de los lugartenientes del fallecido.

El sirio Naim al Hamed, de 28 años, está considerado como uno de los personajes clave de la trama yihadista vinculada a los atentados de París y de Bruselas. La policía belga logró identificarlo y difundió una orden europea de búsqueda y captura (OEDE).

La ficha de este individuo, que está en poder de todas las policías europeas, incluye la foto que aparece en su pasaporte. Tampoco se le requirió desde el Estado Islámico el suicidio, por las mismas razones que el anterior.

Hamed entró en Europa en septiembre de 2015 por la isla griega de Leros, camuflado entre decenas de refugiados.

Desde allí, viajó a la ciudad alemana de Ulm, donde fue recogido por un miembro de la red yihadista de Bruselas. Las autoridades belgas encontraron su ADN en un apartamento de la rue Max Roos, en el distrito de Schaerbeek.