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«Si se confirma que Ricart está aquí, habrá que echarlo como sea»

«Si se confirma que Ricart está aquí, habrá que echarlo como sea»
«Si se confirma que Ricart está aquí, habrá que echarlo como sea»larazon

El subdelegado del Gobierno en Córdoba, Juan José Primo Jurado, ha confirmado que Miguel Ricart, único condenado por el triple crimen de Alcàsser, tiene intención de instalarse en la capital cordobesa.

A través de WhatsApp, como un mensaje que quemaba en las manos, corría ayer de móvil en móvil la noticia de que el asesino de Alcàsser va a establecerse en Córdoba. La ciudad del Guadalquivir era un hervidero en el que el nombre de Miguel Ricart estaba en boca de casi todos, como pudo comprobar LA RAZÓN. Ya había incluso quien decía que se le había visto pidiendo limosna. Lo que es un hecho es que el subdelegado del Gobierno, Juan José Primo Jurado, confirmaba

que el único condenado por el secuestro, violación y asesinato de Miriam, Toñi y Desirée, las tres infortunadas niñas del municipio valenciano, tiene intención de instalarse en la capital cordobesa. Mientras, la indignación y el miedo se extienden en la ciudad de la Mezquita a tenor de los comentarios de los propios vecinos o de quienes viven cerca y prácticamente hacen vida allí. Es el caso de Julia Muñoz, radicada en Santa Cruz, pero cuyo negocio la lleva a la capital de la provincia, a sólo 14 kilómetros, a diario. «Si se confirma, habrá que echarlo de aquí como sea», aseguraba ayer a este periódico de regreso a casa desde Córdoba. «Está todo el mundo revolucionado, se ha pasado la noticia por WhatsApp, por Facebook...». Julia, que tiene siete hermanas –tres de ellas en la capital–, opina que Ricart «puede volver a hacerlo» y es ella la que aporta el dato de que se le ha visto «en el bulevar» del Gran Capitán, en pleno centro. «Iba con un gorro, camuflado, pero como ya se ha difundido su rostro, le han debido de reconocer», explica. El mentidero popular apunta a la parroquia franciscana de Santa María de Guadalupe –que comparte patio con un colegio de la orden– como residencia del otrora compinche de Antonio Anglés, donde «ya ha habido concentraciones» de protesta, afirma la santacruceña. Los religiosos lo han desmentido. Rosa Jaraba, vecina de Córdoba, se enteró también por WhatsApp y, aunque sólo ha oído rumores, dice estar «alucinando, como todo el mundo; es normal sentir miedo». Está en casa con su hermana Carmen –que desconfía de «una persona que no está reinsertada»– y Soledad, una amiga. Confiesa que hablaban de Ricart. «No queremos un personaje así, me asusta muchísimo», apunta por su parte Lucía Montero: «Tengo hijos pequeños». Otra cordobesa, Carmen Jiménez, afirma que Ricart «ha ido al comedor social de los franciscanos» y dice tener «miedo de personas así». El suyo es el testimonio más templado, pero su entereza sólo esconde un deseo: «Que no se confirme».