Nacionalismo

Teresa Freixes: «La hoja de ruta no es un proyecto político, es agitación y propaganda»

Dar toda la información a los ciudadanos y frenar la hegemonía secesionista en Cataluña ha llevado a esta Catedrática de derecho constitucional a impulsar la plataforma Concordia Cívica, que aspira a recomponer el espíritu de acuerdo que se plasmó en grandes constituciones, como la española y la europea, en cuya elaboración participó.

Teresa Freixes
Teresa Freixeslarazon

Dar toda la información a los ciudadanos y frenar la hegemonía secesionista en Cataluña ha llevado a esta Catedrática de derecho constitucional a impulsar la plataforma Concordia Cívica, que aspira a recomponer el espíritu de acuerdo que se plasmó en grandes constituciones, como la española y la europea, en cuya elaboración participó.

–¿Cree que se celebrará el referendum en Cataluña?

–No, es imposible porque legalmente no está previsto. Sería contario a la Constitución, que otorga la soberanía al pueblo español y no se puede trocear. El Govern está confrontando la democracia con la ley, cuando la primera se fundamenta en la segunda.

–Usted asegura que aspira a una Cataluña normal, ¿No lo es ahora?

–Hay un sector que vive ensimismado en lograr un ideal épico de la independencia. Esa hoja de ruta no es un proyecto político, es agitación y propaganda. No se cumplen requisitos jurídicos y es necesario que la comunidad internacional lo reconozca. La quimera secesionista no tiene lógica en la creación de estados en el mundo moderno.

–El independentismo está muy movilizado y organizado...

–Llevan 30 años organizándose....

–¿Dónde buscamos el origen?

–Siempre ha habido un núcleo muy nacionalista, pero era minoritario. Hace una década empezó una presión en la educación. Había un plan de penetración en las escuelas, no sólo con la lengua, también con los contenidos, como el mito de 1714, que llega casi al ridículo. También la corporación de radio y televisión catalana es un arma de expansión del secesionismo. Todo esto se ha hecho con el dinero de los catalanes.

–Usted afirma que el constitucionalismo ha sido muy prudente hasta ahora...

–Muy, muy prudente...

–¿Y puede dejar de serlo?

–Con mucha dificultad y pedagogía para intentar cambiar el paradigma. No podemos dejar que el adoctrinamiento que existe desde determinados sectores se consolide. La ley se desprecia y te llaman constitucionalista como si fuera un insulto. Cuando tenemos una de las Constituciones que ha tenido más importancia en la segunda mitad del siglo XX. Hay que rescatar a parte de población catalana que creyó las maravillas del «proceso» y empiezan a darse cuenta de que no es la solución sino el problema.

–La Constitución parece la responsable de muchos males de España...

–Es muy válida, pero en algunos puntos sería bueno reformarla con el mismo nivel de acuerdo con el que se aprobó. Esto le da legitimidad. Una Constitución no puede ser un arma arrojadiza, sino fruto de un gran acuerdo.

–¿Es el momento de buscarlo?

–Es bueno para reflexionar, porque una reforma constitucional no puede improvisarse. Pero para que algún día pueda haber consenso tiene que haber mucho diálogo antes. Ahora es la época del estudio y de la reflexión. Que no haya mayorías, te obliga a tender puentes.

–«España nos roba», «Si fueramos independientes todo sería mejor»... ¿Es la posverdad?

–Es que todo esto es muy viejo... desde que empezó la propaganda política se ha practicado la simplificación del lenguaje. Y ahora es la época de la emoción frente a la razón, sube el poulismo,y se crean mensajes que son caricaturas.

–Que le diría a quien cuestiona los procesos judiciales contra áquellos que se saltan la Ley...

–El Estado de Derecho está para algo: para darle derechos y obligaciones a los ciudadanos y sujetar al gobernante. Evitar el «far west». La gran diferencia de lo que ocurre en España con otros países es que fuera no hay gobiernos ni parlamentos que voluntariamente se sitúen al margen de la ley. Esto no lo he visto en ningun otro sitio.

–¿Está agotada la UE?

–No. Vivimos una crisis. El Brexit ha sido terrible y aún quedan años de inestabilidad. Europa va a evolucionar y puede haber otros países que también se quieran ir. El caso de Hungría es muy complicado. Una de las cuestiones en Europa es que no todo el mundo puede hacer lo mismo al mismo tiempo....

–¿Las distintas velocidades?

–Con el euro se ha visto claro, no todo el mundo se puede integrar. Se tenían que haber planteado periodos de estado asociado, que favorecieran la integración y no se hizo. Por eso, ahora tenemos esta crisis de crecimiento. Pero no lo veo un fracaso. Algunas veces he pensado que la UE iba a morir de éxito por correr demasiado. Habría que volver a la estrategia que defendía Jean Monnet, uno de los padres de Europa, de los pequeños pasos.

–Usted ha sufrido el terrorismo de ETA y ha sido beligerante en rechazar la incorporación de Otegui a la vida política...

–Ellos dicen que van a reescribir la historia, pero nosotros también tenemos memoria y sabemos lo que pasó. Se está intentando blanquear el pasado. El apoyo social decrece, pero se radicaliza. Lo fuerte es que ha habido mil muertos en democracia, no en una guerra o en dictadura. Eso parece que se olvide. La ley es inexcusable, pero por otra parte hay que resconstruir el tejido civil de sociedades rotas.

–Y sobre España...

–UNA IMAGEN: gente diversa.

–UNA PALABRA: ciudadanía. Recuerdo a personas que lloraron cuando Suárez nos llamó ciudadanos por primera vez.

–UN DESEO: ser un país normal.

–UN TÓPICO QUE SEA REAL: somos un país acogedor y alegre. De gente viva.

–UN TÓPICO IRREAL: la fama de perezosos.