El desafío independentista

La ANC no llena ni el concierto ni la hucha de las multas

Los independentistas sólo han conseguido vender 45.000 localidades

Una imagen del Estadio Olímpico, cuya remodelación fue obra de Federico Correa
Una imagen del Estadio Olímpico, cuya remodelación fue obra de Federico Correalarazon

La ANC asegura que ha vendido 45.000 de las 60.000 localidades que forman el estadio Lluís Companys.

Una tarde fría y unas gradas desangeladas. La Asamblea Nacional Catalana (ANC) se anotó ayer el mayor de sus «pinchazos», puesto que se quedó lejos de llenar el estadio olímpico de Montjuïc en busca de fondos destinados a las multas y fianzas que pesan sobre los dirigentes independentistas. Según los organizadores, se vendieron unas 45.000 entradas, pero el aspecto de grandes huecos en las gradas abrió sospechas sobre la rigurosidad de estas cifras.

El denominado «concierto por la libertad» debía comenzar a las 16.00 horas, pero los organizadores optaron por retrasar media hora el inicio para que llegaran los rezagados y las imágenes fueran más lucidas. Pero el paso del tiempo apenas maquilló el aspecto.

Los familiares de los dirigentes independentistas en prisión preventiva se implicaron a fondo en el concierto y leyeron un sinfín de mensajes, muchos de los propios encarcelados para la ocasión. «Ninguno de nosotros ha cometido ningún delito y siempre hemos hecho el bien. No renunciaremos nunca a la libertad y a la justicia», dijo un familiar de Oriol Junqueras en su nombre.

Lo cierto es que el concierto se convirtió en algo parecido a un mitin porque la práctica totalidad de las palabras que trasladaron los encarcelados hicieron referencia a las elecciones del 21 de diciembre. «Responderemos el día 21 en las urnas, sin rabia ni rencor. No nos hace falta la violencia y el abuso para imponernos. Nuestra apuesta son los puentes y el diálogo», se leyó en nombre de Raül Romeva (el ex conseller de Exteriores).

Electoralismo al margen, los mensajes emotivos fueron el hilo conductor del concierto. Intervino, por ejemplo, la hija de Jordi Turull (ex conseller de la Presidencia), que definió a su padre como «una persona cálida, generosa, que ama la lengua y la cultura». «Esperamos que muy pronto vuelva a casa», dijo. Le siguió la esposa de Josep Rull (ex conseller de Territorio), que dio voz a las palabras de los amigos de su marido: «Entre nosotros nos llamamos la “coll”a clásica, porque somos amigos desde hace mucho. Hoy todos llevamos un lazo amarillo en la solapa porque hoy falta uno».

Se sucedieron las actuaciones. No faltó, claro, «L’estaca» de Lluís Llach ni, por supuesto, «Els segadors». Y a los ausentes se les colocó a los pies de los caballos, como cuando el actor Toni Albà dijo irónicamente a que a Joan Manuel Serrat le hubiera gustado estar en el concierto.

El concierto tocó techo con el mensaje de vídeo que se proyecto de Carles Puigdemont, quien se felicitó por la convocatoria. «Estamos demostrando como es el pueblo de Cataluña. Hace años que nos manifestamos de manera cívica», dijo, entre aplausos el vídeopresident.