Política

El desafío independentista

Un filón agotado

La Razón
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Sólo días después de la Diada de 2012, la primera abiertamente independentista tras la Guerra Civil, Mas convoca elecciones anticipadas. Está impresionado por la manifestación de 600.000 personas pidiendo que Cataluña sea un Estado europeo. A Mas le aseguran que el 57% de los catalanes votaría «sí» a la independencia, incluso el 65% de los votantes de CiU. Porcentajes que se habían triplicado desde el inicio de la crisis económica.

Mas cree que explotando el filón independentista pasará del 38,4% de los votos y 62 escaños de 2010 a alcanzar la mayoría absoluta en las elecciones de 2012. Pero los resultados de las urnas son decepcionantes: pierde 12 diputados y su porcentaje de voto baja al 30,7%, mientras que es ERC quien atrae el voto independentista y duplica el número de representantes. La suma en votos y escaños de ambos partidos es prácticamente la misma en 2010 y 2012. Lo que pierde CiU lo gana ERC.

Mas quiso atrae el voto independentista, pero fracasó. Dos años después sigue diseñando estratagemas para intentar vaciar de votos a ERC y erigirse como el único partido nacional catalán. Codicia el tesoro de 250.000 votos independentistas con los que cuenta ANC, pero éstos apuestan básicamente por ERC y CUP. El liberal Mas no inspira confianza entre los votantes que puede movilizar ANC, ya que la mayoría de ellos se ubican en las antípodas de la ideología de Mas.

Mas no tiene salida, ni tampoco CiU. La encuesta de NC Report constata que quedará reducido al 21,5% del voto y a 34 escaños. En poco más de cuatro años Mas ha llevado a su partido a la hecatombe electoral, pierde el 36% de sus votantes y el 45% de sus escaños de 2010, mientras que ERC triplica sus votos y escaños con respecto a 2010, pero por primera vez la suma de votos y parlamentarios de CiU y ERC sería ahora menor que en 2012. El apoyo social se reduce.