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Urkullu pondrá en marcha un plan para buscar piso y empleo a presos de ETA

Arrancará tras las elecciones de mayo e irá destinado a los que «hagan autocrítica»

El lendakari, Íñigo Urkullu, ayer, junto al secretario de Paz y Convivencia, Jonan Fernández
El lendakari, Íñigo Urkullu, ayer, junto al secretario de Paz y Convivencia, Jonan Fernándezlarazon

El lendakari, Íñigo Urkullu, volvió ayer a recuperar su hoja de ruta para los presos de ETA. Anunció que pondrá en marcha un plan de reinserción que incluye facilitar una vivienda y un trabajo a los terroristas cuando salgan de prisión. La única condición para acceder a estos privilegios es que los terroristas hagan «autocrítica» de la barbarie de ETA.

El lendakari Iñigo Urkullu anunció ayer un plan de reinserción para los presos etarras que invade la competencia exclusiva del Gobierno central en materia de política penitenciaria. El proyecto se pondrá en marcha después de las próximas elecciones municipales y autonómicas de mayo, para evitar de esta manera el «ruido electoral» de un tema que el propio Urkullu calificó como delicado. El Gobierno vasco no puede sacar a nadie de la cárcel, ni contemplar medidas que beneficien a los etarras que pidan perdón a sus víctimas o se arrepientan de sus crímenes, pero puede hacerles la vida más fácil con asesoramiento legal y apoyo psicológico y, una vez fuera de prisión, ayuda para la reinserción laboral y para la búsqueda de vivienda.

Estas ventajas, englobadas en lo que el Gobierno vasco llama «cobertura institucional», fueron ya ofrecidas a los presos de ETA por el Ejecutivo de Urkullu en un plan presentado el pasado mes de octubre con la denominación Hitzeman. Mientras, el proyecto anunciado ayer se llama Zuzendu y va enfocado en la misma línea, a pesar de que el Gobierno vasco no tiene garantías de que algún preso de ETA se apunte voluntariamente, ya que, como reconoció ayer Jonan Fernández, secretario de Paz y Convivencia del Ejecutivo vasco, de momento ha habido consultas ni tampoco ninguna solicitud de inscripción al mismo.

El Ejecutivo autonómico busca vincular esa reinserción y ayuda a los presos con la autocrítica, ya que plantea que este concepto puede ser «un punto de encuentro para superar dificultades» y una «clave estratégica» para «desarrollar políticas de víctimas, de memoria, de reinserción y de convivencia».

Y es que, para el lendakari, los procesos de autocrítica no «chocan» con el concepto de reconciliación, que quiso enmarcar en un proceso «más personal». Eso sí, hizo hincapié en que dicho proceso de autocrítica puede ser individual pero también colectivo, y llevaría incluidos esos beneficios que van desde apoyo institucional y psicológico hasta ayuda para buscar un empleo o una vivienda .

Iñigo Urkullu no pierde ocasión de defender los intereses de los presos de la banda terrorista ETA. Ni en una sola de las entrevistas que ha mantenido con Mariano Rajoy en el Palacio de La Moncloa ha dejado de solicitar un cambio en la política penitenciaria del Gobierno y ha sido el primer lendakari que ha recibido oficialmente a familiares de presos de ETA –una de sus interlocutores fue detenida posteriormente por su relación con la banda terrorista–.

Se da además la circunstancia de que se acaba de conocer un estudio de un profesor de la Universidad Pública Vasca que asegura que el PNV ha dedicado históricamente en el Parlamento Vasco el doble de tiempo a los presos que a las víctimas.

El plan anunciado ayer por el lendakari no se presentó públicamente como una iniciativa para favorecer a los presos, sino como algo que podría desbloquear lo que Urkullu califica como inmovilismo del Gobierno y de ETA y su entorno para cerrar definitivamente el capítulo del terrorismo. El Ejecutivo de Rajoy entiende que únicamente queda que ETA entregue las armas y que las Fuerzas de Seguridad del Estado y la ley sigan su camino, pero Urkullu reclama otra política penitenciaria que, dentro del marco legal, acerque a los presos a cárceles del Pais Vasco y les facilite reducir el tiempo de permanencia en prisión.

El lendakari también acusa de inmovilismo a la propia banda ETA, que no se desarma, y a su entorno, que no se distancia de la «legitimación del recurso a una violación de derechos humanos sistemática y organizada como arma política».

Entiende Urkullu que el ejercicio de la autocrítica, que en los presos se traduciría en el reconocimiento del daño injusto causado, puede contribuir a desbloquear la gestión del final de ETA, pero la autocrítica es una sugerencia, más que una imposición, para quienes quieran beneficiarse del respaldo institucional del Gobierno Vasco, según matizó Jonan Fernández.