Eutanasia

Estrasburgo avala dejar morir a un tetrapléjico francés

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos sentencia que retirarle la alimentación no vulnera su derecho a la vida

Los padres de Vincent Lambert junto a su hijo en el Hospital de Reims, donde permanece en estado vegetativo
Los padres de Vincent Lambert junto a su hijo en el Hospital de Reims, donde permanece en estado vegetativolarazon

El Tribunal Europeo de Derechos del Hombre (TEDH) dio ayer por válido que cesen los tratamientos que se administran a Vincent Lambert, un francés que desde que sufrió un accidente de coche en 2008 vive en estado vegetativo. Por doce votos a favor y cinco en contra, el Tribunal dictó que la ejecución de la decisión del Consejo de Estado francés autorizando que se cesara de alimentar y de hidratar a Lambert no viola el derecho a la vida de este hombre. Y añadió que en un caso como éste, las disposiciones de la norma francesa sobre el final de la vida, la llamada «ley Leonetti», «constituye un marco legislativo suficientemente claro para encuadrar de forma precisa la decisión del médico».

Vincent Lambert tiene hoy 38 años. Tras sufrir su accidente de carretera estuvo en una fase de coma profundo y hoy se encuentra en una situación que los médicos denominan «conciencia mínima plus», lo que le permite mover los ojos y sentir el dolor, aunque ni su familia ni el equipo médico que le atiende pueden saber si es capaz de escucharles o no. La decisión del TEDH podría poner punto final a la vida de Vincent Lambert y a dos años de debates médicos y judiciales. Pero sus padres se oponen rotundamente a esto y su abogado ya ha dicho que introducirá nuevos recursos jurídicos en Francia para impedir que la sentencia se ejecute.

A principios de 2013, el equipo de cuidados paliativos del Centro Hospitalario de Reims, donde Lambert está hospitalizado, comunicó a la familia que habían detectado en él un comportamiento que no era habitual: cuando le cuidaban veían señales que les hacían «sospechar» que se negaba a querer seguir viviendo. Tal y como indica la «ley Leonetti», se convocó una reunión colegial de reflexión y el jefe de la unidad de medicina paliativa y de cuidados del Centro Hospitalario Universitario de Reims, Eric Kariger, decidió interrumpir la alimentación artificial. Una decisión que fue después aprobada por Rachel, la esposa del enfermo, y un sobrino de ésta, que siempre han mantenido que él nunca habría querido vivir en esas condiciones. Estaban también apoyados por dos hermanos de Vincent Lambert y cuatro hermanastros. Pero sus padres, junto a otra hermana y otro hermanastro, alegaron que no estaban de acuerdo. Ellos consideraban que el caso de su hijo y hermano no reunía los requisitos de la ley porque no se estaba muriendo. Acudieron a los tribunales galos y obligaron al hospital de Reims a volver a alimentar e hidratar a Vincent Lambert 31 días después de haberl suspendido la alimentación. La mujer y los que le apoyan acusaban a los padres de estar en manos de integristas católicos, mientras que éstos denunciaban que el médico no les había informado suficientemente, tal y como prevé la ley.

El Tribunal de Châlons-en-Champagne emitió una segunda sentencia indicando que seguir con el tratamiento «no era inútil ni desproporcionado» y que el doctor Kariger había «apreciado de forma errónea la voluntad de Lambert interpretando» sus deseos. Un año después, el doctor Kariger terminó pidiendo una excedencia en el hospital, y a principios de 2015 publicó un libro, «Mi verdad sobre el affaire Vincent Lambert», que según el diario «Libération» oscilaba «entre la psicología rudimentaria y revelaciones impúdicas». Entre tanto, la mujer de Lambert acudió al Consejo Constitucional, que determinó como «legal» la decisión que había tomado el médico. Una decisión que ha sido confirmada por el TEDH.

Tras conocer la notica, Rachel Lambert afirmó que necesita «tiempo para integrar bien lo que ha pasado hoy. Sólo puedo decir que estoy emocionada y que pienso con fuerza en mi marido».

La madre, Viviane Lambert, que considera que lo que hacen con su hijo es una «eutanasia disimulada», recibió la decisión como «una condena de su hijo», y van a introducir nuevos recursos jurídicos para impedir que la sentencia se ejecute. Sus abogados, que califican esta sentencia de «piedra negra en la defensa de los derechos del hombre», indican en un comunicado que, de todas formas, no tiene ninguna incidencia sobre Vincent Lambert porque el Tribunal declara simplemente que no hay violación de la Convención al detener la alimentación y la hidratación. Sin embargo, la ley francesa dice que la decisión debe ser ejecutada por quien la tomó y firmó, es decir, el doctor Kariger, y como éste dejó hace un año el hospital la sentencia queda en suspenso según la defensa: «La suspensión de cuidados es caduca e inaplicable». Los abogados han iniciado ya, en nombre de los padres, un procedimiento para trasladar de centro a Vincent Lambert y para que se realice una nueva evaluación médica de su estado de salud.

DESENCUENTRO EN LA FAMILIA

Desde que en 2013 los médicos de cuidados paliativos que atendían a Vincent Lambert plantearon la posibilidad de retirarle la alimentación se inició una guerra abierta entre los padres y su esposa –apoyada por varios hermanos–. Ésta acusaba a los progenitores de Vincent de estar influenciados por integristas católicos, mientras que los padres aseguran que Rachel quiere acabar con la vida de su hijo.