Familia

Las depresiones postparto, un asunto muy severo que jamás hay que banalizarlo o ignorarlo

Las psicólogas perinatales son las profesionales más adecuadas para tratarla

Las depresiones postparto, un asunto muy severo que jamás hay que banalizarlo o ignorarlo
Las depresiones postparto, un asunto muy severo que jamás hay que banalizarlo o ignorarlolarazon

Muchas mujeres lo sufren pero no se atreven a confesarlo. No hay que tener miedo a expresarlo puesto que es algo que le puede pasar a cualquiera y que hoy día tiene muchas maneras de ser superado gracias a la medicina y a la psicología.

Cuando nace un bebé, nace una mujer. Y esa mujer, con todos sus cambios hormonales propios de su sexo y más en un puerperio, tendrá unos sentimientos diferentes así como unas circunstancias diversas. Ni todas las mujeres son iguales ni todos los puerperios en una misma mujer se parecen ya que las circunstancias de cada madre pueden variar de un postparto a otro.

Es profundamente importante que la información sobre las depresiones postparto sea difundida y conocida, no ya solo por los profesionales sanitarios, sino también por las futuras madres y aquéllas personas que las van a acompañar ya que el entorno de una mujer puérpera con depresión postparto es el que más va a hacer por ella, además de su médico.

No hay que banalizarla ni ignorarla. Existe y en algunas ocasiones si no se trata puede llegar a ser muy grave o enrocarse y quedarse ahí para siempre. Generalmente las mujeres que la sufren se sienten confusas, culpables, miedosas y en general suelen no expresar exactamente lo que les está pasando porque todavía existe ese tabú sobre la no felicidad asociada a la maternidad.

Diana Sánchez es psicóloga perinatal. Son estas las especialidades más indicadas para tratar en terapia a las mujeres con depresión postparto amén de la ginecóloga o psiquiatra si ésta necesita medicación.

La depresión posparto- explica Diana Sánchez, psicóloga perinatal- es una de las complicaciones asociadas a la maternidad más conocidas, aunque no es la única. Si tenemos en cuenta que la frecuencia calculada es de un 25% de las madres, o sea 1 de cada 4, la incidencia es bastante alta y por lo tanto debemos ser muy cuidadosos para poder hacer un buen diagnóstico y llevar a cabo las medidas adecuadas para ayudar a estas madres.

La experta la define principalmente “como un trastorno del estado de ánimo caracterizado por una sensación de tristeza muy profunda, ansiedad, cansancio extremo que conlleva sensación de no poder hacer nada (salir, levantarse, comer...), y puede llegar incluso a afectar a la capacidad para cuidar la madre de sí misma, o incluso del bebé” En cuanto a las causas, no existe una sola causa –sostiene la psicóloga-y de hecho siempre se ha atribuido en exclusiva al cambio hormonal que se produce nada más a luz, que es desde luego real y evidente. La mujer embarazada tiene un descenso brusco de los niveles de estrógenos y progesterona, pero además se suman otra serie de factores que son importante y debemos tener en cuenta. En cuánto los cambios hormonales, existen ahora ciertas investigaciones que están concluyendo, como podéis ampliar aquí (avances en depresion posparto) que además que los cambios hormonales (que ocurren en todas las mamás), lo que puede ser definitivo es la sensibilidad de cada mujer a dichos cambios hormonales, de ahí que unas mujeres lo padezcan y otras no.

Se manifiesta con una sintomatología diversa, como una tristeza profunda, episodios de llanto, dormir mucho, o no dormir nada, no tener nada de apetito, o al contrario, sentir mucho enfado, enojo, sentirse incapaz de cuidar de sí misma y/o del bebé, dificultad para vincularse con el bebé, y en casos graves pensamientos recurrentes sobre hacerse daño a sí misma, o al bebé. Es súper importante por estos motivos, que sea diagnosticada la mujer lo antes posible, por un profesional de salud mental, para ello a veces podrá ser la misma familia la que perciba que algo no marcha bien, o sino los profesionales que están con ella en el puerperio (matrona, médico de familia, pediatra...). Se trata por lo tanto de un momento delicado en el que todos los agentes que la rodean deben estar concienciados de la posibilidad de que la madre, lo que tenga no es una tristeza transitoria, o que sea el cansancio propio de la crianza, el parto, etc...sino que estemos ante un problema mental.

Existen además, una serie de condicionantes que debemos tener en cuenta porque pueden aumentar las probabilidades de tener depresión posparto: mujeres con depresión previa (en el embarazo, o previa), mujeres que están solas y no tienen apoyo familiar ni social, mujeres que han tenido un embarazo y/o parto complicado, partos prematuros, bebés con necesidades especiales, problema de abuso de alcohol o drogas, trastornos bipolares o trastornos de la conducta alimentaria. Esto lo que indica también es que si conocemos los antecedentes de la mujer, podemos intervenir e incluso en ocasiones prevenir la depresión posparto, la intervención y detección temprana son fundamentales en estos casos.

Es importante también destacar, que hay aspectos del mismo embarazo y el parto, que pueden ayudar en la prevención de la depresión posparto. Por ejemplo, existen evidencias científicas (Bigelow A. Power, M. 2012) de, que el contacto de la madre con el bebé piel con piel (dejar al bebé con la madre desde el mismo nacimiento, no llevarle a otra sala sino promover la cercanía física) reduce los síntomas depresivos y mejora el estrés fisiológico del parto en el bebé. Por lo tanto, sería de suma importancia que se favoreciese el contacto piel con piel en todos los partos, incluidas las cesáreas puesto que se van a aportar múltiples beneficios tanto a la madre como al bebé.

Otro factor de protección, es la lactancia materna, existen evidencias sobre el efecto protector que tiene en la depresión posparto. Aunque existe la creencia de que la lactancia es agotadora, y que exige mucho a la madre. Lo cierto es que si la madre lactancte recibe apoyo por parte de los profesionales y familiares durante los primeros momentos que suelen ser los más difíciles, la lactancia es “per se” un factor de protección, porque ayuda a la regulación hormonal de la madre y del bebé; durante la lactancia se genera además oxitocina que ayuda al establecimiento del vínculo afectivo, el bebé se calma y se siente protegido, lo que ayuda a la regulación de su sistema nervioso. Menciono esto- explica la profesional- porque es importante que sepamos, que en muchas ocasiones los bebés nacen con un nivel de activación nervioso alto (quizá por un parto complicado e intervenido), y los bebés estresados lloran más, y duermen de forma alterada. Esto hace que la madre esté mucho más cansada, porque tampoco puede ella descansar, y se frustre y además tenga pensamientos negativos hacia el bebé y hacia ella misma (“no valgo”, “no soy buena madre”, “este bebé no me deja descansar”...), entrando también ella en un bucle de activación nerviosa. En cambio, si la madre está tranquila, se puede calmar ella misma será la que regule el sistema nervioso de su bebé, lo que facilitará el descanso de ambos.

En caso que no se pueda dar el pecho, siempre se puede dar el biberón de forma fisiológica, y fomentar así el vínculo madre-bebé. La madre en estos primeros momentos necesita mucha ayuda familiar, no tener ninguna otra preocupación que su descanso y el del bebé, esto también será un factor importante a la hora de prevenir la depresión posparto.

Sentirse valorada como madre, también debería ser un aspecto clave, y esto ya es un cambio social y de mentalidad. La maternidad está muy denostada hoy en día, la mujer siente que si es madre “no estoy haciendo nada”, cuando la realidad es que posiblemente esté haciendo la tarea más difícil y a la vez trascendente de toda su vida, por lo que creo que sería imprescindible poner en valor de nuevo a las mujeres que deciden ser madres, y que sientan el valor de lo que hacen. Las mujeres estamos en ocasiones tan “pendientes de hacer”, que muchas mujeres refieren que sienten que “no valgo”, “estoy perdiendo oportunidades”, durante su maternidad. Este apoyo social incluiría políticas de conciliación reales y efectivas, bajas maternales adecuadas a las necesidades de cada madre, y respeto por el período que es la maternidad. También sería sumamente importante poner en valor la figura del padre, como actor colaborador y activo en este período, tanto en caso de depresión postparto, como en mujeres sin dicho trastorno.

La piscóloga concluye con una reflexión: “Una vez escuché a una matrona a la que admiro mucho decir “la depresión posparto tiene una profunda base social”, y aunque existe una base también fisiológica, es seguro que con el adecuado apoyo, soporte y valoración, tendríamos seguro menos incidencia de dicha enfermedad, que es súper importante que tengamos en cuenta y valoremos, puesto que en dicho período además, se configurará la personalidad futura del bebé, y tener madres sanas, es a la vez factor de protección de otras complicaciones futuras. Por lo tanto, intervenir y mejorar la depresión posparto, es intervenir y mejorar el futuro”.