Educación

“Poner guarderías no es conciliar. Es ayudar a que las familias vivan como si la llegada de un hijo no cambiara nada”

Madre emprendedora (VI)

“Poner guarderías no es conciliar. Es ayudar a que las familias vivan como si la llegada de un hijo no cambiara nada”
“Poner guarderías no es conciliar. Es ayudar a que las familias vivan como si la llegada de un hijo no cambiara nada”larazon

Laura Mascaró decidió que educaría a sus hijos en cuanto se convirtió en madre. Fue empezar y surgir la necesidad de crear grupos con otros padres. De ahí a crear su empresa de asesoramiento hubo solo un paso.

Laura Mascaró Rotger es un ejemplo claro de emprendimiento tras la maternidad y cuya experiencia, la de ser madre, le sirvió para abrir nuevos horizontes. En España no está permitido educar en casa, el homescholing es alegal y muchos padres que recurren a él se sienten perdidos. Para este tipo de padres pero también para los que envían a sus hijos al colegio están destinadas las asesorías educativas que Laura creó. También tienen cabida en su empresa talleres de educación financiera para padres, niños y colegios privados. Junto a su marido, padre de sus hijos de 12 y 2 años, tiene una pequeña productora dedicada fundamentalmente a los vídeos corporativos para profesionales autónomos y pequeñas empresas.

¿Cómo se organiza en el día a día para trabajar? ¿Necesita ayuda?

Todos los domingos me reúno con mi marido y organizamos la agenda para la semana siguiente en función del trabajo que cada uno tenga y de las actividades de los niños y cualquier otra gestión que debamos hacer.

Las claves de nuestra organización son:

1) Desechar la idea de “llegar a todo”

2) Pensar en términos de gestionar la energía en vez de gestionar el tiempo

3) Delegar y externalizar algunas tareas que no queremos o no podemos hacer (la limpieza de la casa o la gestión de los impuestos, por ejemplo)

4) Automatizar procesos (es muy útil en la gestión del email y las redes sociales, por ejemplo. Saber que hay cosas que “se hacen solas”)

Creo que cualquier madre, emprendedora o no, necesita ayuda. No sólo por la logística sino también por salud mental. Mis hijos no van a la escuela pero no me ocupo yo de todo. ¡Sería una locura! En las épocas de más trabajo hemos contratado canguros. Otras veces nos ayuda la abuela. Con la educación del mayor nos coordinamos con otras familias que también educan sin escuela y a veces contratamos profesores.

-¿Cree que las pymes o autónomas son las grandes perjudicadas en cuestiones impositivas?

-Ser autónomo o tener une pequeña empresa es muy difícil en muchos aspectos, también en el impositivo. Ahora, creo que España tiene un sistema impositivo muy complejo que hace que los individuos paguen impuestos sin darse mucha cuenta de lo que están pagando. Sería bueno que se simplificara y se racionalizara. El Estado pone muchas trabas al emprendimiento pero también al empleo. He conocido personas que rechazaban trabajos porque con las ayudas cobraban más que trabajando. Y otras personas, muy capaces, con grandes ideas, que no fueron capaces de poner en marcha su pequeña empresa a causa de las interminables trabas administrativas. Luego se quejan de la economía sumergida, pero es que los incentivos son los que son.

-El hecho de ser madre, ¿le aportó mayor valor a la hora de emprender su negocio?

-No diría que me aportó más valor pero sí mejoré mis estrategias. Nunca me ha gustado trabajar por cuenta ajena y tampoco he anhelado la supuesta seguridad de un puesto en la administración. Vengo de familias de empresarios, profesionales liberales y creativos. Siempre he valorado mucho mi libertad así que cuando acabé la carrera de Derecho, tras un breve período en banca, decidí abrir mi propio despacho. Luego nació mi hijo, decidí que no iría a la escuela y ésa ha sido mi prioridad desde entonces. Cuando ya no se trata de ganar tu pan, sino el pan para los hijos, se agudiza el ingenio. Empecé a crear un sistema de ingresos múltiples, incluidos los ingresos pasivos, de modo que si una de esas vías de entrada de dinero falla, no nos quedáramos sin nada.

Al estar educando de esta forma, empezaron a llegarme familias que me pedían asesoramiento. Primero fue asesoramiento legal. Después, también pedagógico y logístico. Y casi sin darme cuenta, dejé la abogacía y me centré en las asesorías educativas y los talleres. Así que ser madre me ha hecho ser más eficaz, pero creo que el valor ya me venía de fábrica.

¿Cree que las mujeres que trabajan siguen teniendo doble carga con respecto a los hombres?

En general, sí, aunque no es mi caso. Yo fui madre soltera durante muchos años así que, cuando decidí empezar una nueva relación tenía muy claro lo que de ningún modo iba a aceptar. Encontré la combinación perfecta en mi actual pareja. Nos respetamos y compartimos los mismos valores.

Pero es cierto que las mujeres tendemos a priorizar mucho más el cuidado de los hijos (y de los padres, si es el caso). Yo gestiono un grupo de networking online para madres y lo veo todas las semanas. Quería entrar a un grupo de networking presencial y no pude porque se me exigía un nivel de compromiso que sabía que no podría cumplir. Así que creé uno específico para madres en el que, sí, se exige cierto compromiso, pero tenemos muy en cuenta que lo primero son los niños. Es online precisamente para facilitar la participación y cuando hacemos reuniones por videoconferencia siempre hay alguna que se conecta con el niño al pecho o que no se conecta porque el niño todavía no duerme o se ha puesto enfermo.

Creo que es importante no pretender vivir como si la maternidad no cambiara nada. Porque lo cambia todo y sobre todo para la mujer. El embarazo, el puerperio, la lactancia... son muchos meses (o años) de cambios físicos, hormonales, de un cambio radical en las prioridades. Y así debe ser. Nadie debería sentirse culpable por querer estar con sus hijos.

-¿Qué opina de la “conciliación”?

-Que es una mentira muy bonita que ha hecho mucho daño. Que destruye familias, destruye parejas y destruye vidas. Es lo que decía antes sobre la idea de “llegar a todo”. ¿Desde cuándo una sola persona tiene que ocuparse de la casa, la comida, la ropa, los niños, de gestiones varias y, además, salir a ganarse un sueldo y no renunciar a las aficiones ni a la vida social? ¡Eso no ha pasado nunca en la historia!

Nosotros decidimos cambiar la conciliación por la integración. Procuramos que todas las facetas de nuestra vida estén integradas: trabajamos con ellos cuando se puede (he dado conferencias con el bebé en el fular, por ejemplo); cuando tengo un viaje de trabajo, a veces aprovechamos para viajar los cuatro juntos (de nuevo, es parte de su educación) y Jon siempre se lleva la cámara porque nunca se sabe cuándo surgirá una oportunidad para él. Ahora Damián, nuestro hijo mayor, nos está ayudando a gestionar el canal familiar de Youtube, por ejemplo, y los dos nos ayudan a cocinar y a limpiar la casa (¡incluso el de dos!). Y si una noche el pequeño no nos deja dormir, al día siguiente trabajamos lo mínimo indispensable. Hemos creado un sistema lo suficientemente flexible como para permitirnos priorizar el cuidado tanto de los niños como el nuestro propio.

Así que, no, la conciliación no existe. Poner guarderías no es conciliar. Es ayudar a que las familias vivan como si la llegada de un hijo no cambiara nada. Parece que nuestra sociedad actual se está olvidando de la importancia de la convivencia de niños y mayores. Tengo amigos que ven a sus hijos no más de dos horas al día y, con suerte, el fin de semana. Acaban siendo perfectos desconocidos. Me parece muy preocupante.