Familia

Si crees que portear a los bebés es de modernas deberías leer este artículo

El porteo es tan antiguo como el ser humano, de hecho es más antiguo que la rueda (que llevan los carritos)

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Estamos acostumbrados a relacionar bebés con cosas como biberones, carritos, sonajeros, chupetes...sin embargo los bebés no necesitan nada de eso si uno decide criarlos de otra manera. O, al menos, no lo necesitarán mientras sean muy pequeños. El porteo, es decir, llevar a tu bebé en brazos sostenido por un fular o una mochila, es un gran invento que de novedoso tiene poquísimo. De hecho era lo único que existía antes de que se inventaran los carritos. Si echamos la mirada hacia atrás en la historia y desde que el hombre existe (siendo cazador y después recolector) siempre hubo bebés y siempre hubo que atenderlos. A ellos y al resto de las cosas, por lo tanto enseguida se idearon métodos para sujetarlos y que estuvieran cómodos ellos y la mamá o papá o persona que los estuviera cuidando. Nació así el porteo. Hoy día tenemos pañuelos muy sofisticados pero antes también se apañaron muy bien.

¿Por qué portear?

En primer lugar porque es bueno para el bebé ya que va pegadito al adulto, generalmente su madre, y así se le hace más sencillo el duro paso de la vida uterina a la vida de fuera. Para un recién nacido todo es hostil y estar pegado a su madre, escuchando su corazón y su voz, hace que su tensión y nivel de estrés disminuya. Además facilitará muchísimo la lactancia y el vínculo entre mamá-bebé.

En segundo lugar es muy cómodo para la madre ya que un porteo bien hecho deja las manos libres y, por tanto, la capacidad de hacer otras cosas. Ya sabemos que los bebés no suelen dejar mucho tiempo libre a las madres

Beatriz Moreno, Educadora de porteo y masaje infantil, directora de la Escuela Kangurearte

Y Co-directora de Escuela de lactancia y porteo nos lo explica.

El bebé nace con una dependencia absoluta, sin la figura de un adulto que lo cuide no se asegura su supervivencia, es por ello que el bebé espera ser llevado en el cuerpo de su madre, ya que ahí encuentra unas características similares a las que habían en el útero materno, calor constante, alimento constante, y movimiento constante hasta que adquiere las habilidades suficientes como para desplazarse por sí mismo, es decir, hasta el gateo, ha esto le llamamos exterogestación y hablan de ello autores como Adolf Portman y John Bowlby.

Porteando, el cuerpo de la madre se le asegura al bebé un clima de serenidad y plenitud perfecto para desarrollarse, en el cual no tiene que activar sus sistemas de alerta en el cerebro en forma de hormonas del estrés, para avisar de que tiene hambre, frío o para avisar de que necesita compañía, de que quiere estar en nuestros brazos, entre otras cosas.

Las hormonas del estrés, cuando son usadas por un motivo de escape, por algún peligro o aviso, pueden llegar a ser la diferencia en entre vivir o morir para un individuo porque esas hormonas son creadas y usadas por los músculos y demás sistemas implicados para generar una respuesta rápida y así huir o actuar en consecuencia.


En el caso de los bebés cuando activan estas hormonas, no las consumen en su totalidad las almacenan y eso genera entre otras cosas la bajada del sistema inmunitario y la desactivación de las zonas de aprendizaje y desarrollo en el momento de activación de las hormonas, un rato después hasta que se regula y retorna a la normalidad, la activación prolongada y repetidas veces de las hormonas del estrés puede tener consecuencias en el área de aprendizaje del bebé o niño.

Entendiendo la necesidad de contacto y cercanía con nuestro bebé, y lo que le aporta esa cercanía a nuestro cuerpo, entonces ¿qué portabebé puedo usar con un recién nacido?

El colegio de fisioterapeutas se refiere al porteo ergonómico como la forma más fisiológica y confortable tanto para el bebé como para la persona que lo portea.


Hablamos de porteo ergonómico cuando el portabebé respeta la posición que presenta el recién nacido, esa posición que con la que nace, las piernas recogidas con los pies por fuera del portabebé, la espalda en forma de C sin forzarla, es importante mantener esta posición hasta que el mismo, debido a su desarrollo muscular, cerebral y óseo sea capaz de mantener otras posiciones.

El portabebé debe colaborar para poder respetar esa posición, aquel portabebé que modifica la posición por ejemplo, hace que las piernas bajen y la espalda se quede recta, cuando no corresponde con un recién nacidos que su cuerpo se presenta recogido a eso no le llamaríamos portabebé ergonómico.

Los fulares.

Un fular es una tela rectangular de diferentes medidas, puede estar compuesta por diferentes materiales con la que puedes envolverte con tu bebé, hay diferentes posiciones y maneras de colocar al bebé.


Materiales perfectos para llevar a un recién nacido puedes ser tanto el bambú ya que es un material amoroso perfecto para el contacto con la piel del bebé como el algodón, también muy usado y recomendable para recién nacidos.

La bandolera es un rectángulo de tela más corto que el fular que en uno de sus extremos lleva un par de anillas, la tela se pasa por esas anillas creando así un bolsillo donde pondríamos al bebé, normalmente en posición vertical, delante en nuestro torso o en un lado, la cadera.

El material de las bandoleras suelen ser del mismo tipo que los fulares, de hecho casi todas son tela de fular, con lo cual para un recién nacido vamos a pedirle una suavidad y una manejabilidad tal como para que sea más fácil, algodón, algodón con bambú o seda.

Las mochilas.

Las mochilas ergonómicas son esos portabebés que constan de un cinturón, un panel central y unos tirantes.

Cada panel tiene una características que determinan el tiempo de uso de la mochila. Aquella mochila que su panel puede hacerse más pequeño ajustándose así a la anchura y altura del cuerpo y sobre todo a la amplitud de apertura de sus piernas, las llamamos evolutivas y se pueden usar desde los primeros meses en función de la mochila.

Aquellas mochilas que su panel no se hace pequeño que presentan una altura y una amplitud no modificable, le llamaremos preformadas, y son ideales desde que el bebé se mantiene sentado hasta que la medida de la mochila no es capaz de respetar esa posición ergonómica diremos que ya es pequeño el portabebé en ese momento.

La mochila que puede usar un recién nacido es aquella que es capaz de reducir su panel lo suficiente para contener al recién nacido sin forzar su posición.

El porteo debe ser algo placentero para ambos, encontrar esa comodidad es primordial para disfrutar llevando a tu bebé. Es una oportunidad única para disfrutar de la cercanía, de la sencillez y de la practicidad además de la importancia del contacto con nuestros hijos.